Los criadores cuestionan, a veces, la utilidad de controlar de cerca el estro y determinar el momento óptimo para el apareamiento.
En la práctica, este control puede ayudar considerablemente a los criadores en su trabajo diario.
«Controlar el estro» presenta numerosas ventajas
Si el apareamiento tiene lugar en el momento óptimo, la perra tendrá una mayor probabilidad de que se quede preñada (entre el 50 y el 80% de las perras que no se quedan preñadas tras el apareamiento se debe a que no fueron presentadas al macho en el momento oportuno).
Si la perra se aparea en el momento óptimo tendrá muchas más probabilidades de gestar una camada grande (mayor prolificidad, esto es, mayor número de cachorros en la camada).
El apareamiento se suele producir cuando las condiciones conductuales son las favorables: dado que la hembra es más receptiva, el apareamiento es más fácil, reduciéndose, por tanto, el riesgo de lesiones y el tiempo requerido.
Si el apareamiento se produce lejos de casa, el viaje es más rentable (menor riesgo de fracaso) y no es necesario estar muchos días lejos de casa (menores gastos en comida y alojamiento…)
Si el macho es viejo o necesita conservar su energía, el número de intentos de apareamiento se puede reducir.
Es más fácil calcular el momento del parto (aproximadamente a los 61 días del momento de fertilidad óptimo, esto es, dos meses después del apareamiento). Por ejemplo, una hembra que se aparea el 26 de octubre – tras un seguimiento detenido del estro – es probable que vaya a parir el 26 de diciembre.
Yorkshire terrier: Ciclo Estral
En promedio, las hembras entran en celo dos veces al año, por un período relativamente breve, que puede durar entre diez días y tres o cuatro semanas.
La fase sexualmente inactiva es, por tanto, en comparación, mucho más larga.
Dos de los signos que indican que la perra está en celo son una pequeña hemorragia vaginal y el hecho de que empiezan a ser atractivas para los machos.
Este ciclo puede dividirse en cuatro fases:
Proestro
La duración de esta primera fase, durante la cual la perra está en celo pero todavía no quiere aparearse, puede ser desde tres o cuatro días hasta, en algunas ocasiones, casi las tres semanas.
Durante esta fase, la perra segrega mayores cantidades de estrógenos.
Estro
Cuando la secreción de estrógenos alcanza su punto máximo, la conducta de la perra cambia y comienza a ser receptiva a los machos.
Se inicia, pues, la fase de búsqueda de pareja (“estro” deriva del griego “oistros”, que significa frenesí).
Una vez más, la duración de esta fase puede variar de manera considerable – algunas perras sólo aceptarán a los machos durante unas horas mientras que otras lo harán durante más de una semana.
Diestro o Metaestro
Tras el celo, e independientemente de que haya habido apareamiento o no, todas las perras pasan por un período de dos meses durante el cual su funcionamiento hormonal es prácticamente idéntico.
Estas rechazan a los machos y segregan grandes cantidades de progesterona.
Este período se conoce como diestro, metaestro o fase lútea.
Este último término hace referencia a los folículos ováricos transformados en cuerpos lúteos – las estructuras ováricas que producen la progesterona.
Anoestro
Tras el celo, las perras permanecen sexualmente inactivas durante, al menos, dos o tres meses (a veces mucho más tiempo).