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Infección por coronavirus. Siguiendo con los procesos infecciosos que pueden afectar a los cachorritos y que cursan con signos digestivos, hoy vamos a hablar sobre la infección por el coronavirus canino.
Esta enfermedad, la coronavirosis, está producida por un virus de la familia Coronaviridae. En esta familia hay coronavirus que van a afectar a otras especies animales como a los gatos, cerdos, etc.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES
Normalmente el virus entra en el organismo por vía oral y se dirige a su destino, las células de las vellosidades intestinales. Ahí es donde el virus se multiplica, lo que origina el daño y muerte de esas células dando origen al cuadro sintomático característico de esta enfermedad, la diarrea.
Hay algunas cepas de este virus que pueden colonizar otros tejidos además del intestino y pueden, por ello, ocasionar una enfermedad sistémica que es mucho más grave que la tópica forma digestiva, la cual puede llevar a una elevada mortalidad en los cachorritos afectados.
Ya hemos dicho que el virus entra por vía oral, siendo la fuente de infección las heces de perros infectados. Esta enfermedad afecta, sobre todo, a cachorritos de entre mes y medio a cuatro meses de edad, lo que no quiere decir que no se afecten perros de mayor edad, pero en ellos la forma es menos agresiva.
¿Cómo notamos que nuestro cachorrito puede tener esta enfermedad? El virus entra por vía oral y se dirige al intestino, donde se multiplica en las células de las vellosidades intestinales originando su muerta. Esto va a originar un cuadro sintomático con anorexia ( falta o ausencia de apetito), apatía, postración, fiebre, vómitos, diarreas ( puede haber desde una disminución en la consistencia de las heces hasta una diarrea claramente hemorrágica).
Uno de los factores agravantes de esta enfermedad está en la presencia de infecciones concurrentes. Así es bastante frecuente, por ejemplo, la presentación junto al coronavirus de una parvovirosis.
En el caso de la infección por cepas sistémicas, el cuadro puede cursar con anorexia, apatía, decaimeiento, postración, fiebre, vómitos, diarreas, alteraciones del sistema nervioso, etc. Y que conllevan una alta mortalidad de los cachorros afectados por esta forma de la enfermedad.
En la clínica se puede llegar al diagnóstico de esta enfermedad mediante el examen general de nuestro perrito, viendo la sintomatología y curso que lleva la enfermedad; descartando otros procesos que cursen con parecida sintomatología ( otras enfermedades víricas y parasitarias); mediante test laboratoriales específicos.
Una vez diagnosticado el proceso se procede a instaurar el tratamiento pertinente, el cual como en otros cuadros que cursan con procesos digestivos incluyen la fluidoterapia más o menos agresiva según el caso ( para rehidratar al perrito evitando la presentación de deshidratación), antieméticos para los vómitos y antibióticos si hay alguna infección concurrente. Recordad que siempre que se daña la mucosa intestinal puede ocurrir una traslocación bacteriana con paso de bacterias del intestino a la circulación general.
Normalmente el curso de la enfermedad es de una semana y, cunato más tiempo pase y mejor controlado esté nuestro cachorrito, más posibilidad de que salga para adelante sin que se presenten complicaciones.
Esta enfermedad, al igual que otras que ya hemos comentado, puede prevenirse mediante la vacunación de nuestros perros, los cuales deben vacunarse en la edad y con la pauta que nos recomiende nuestro veterinario.
Más información sobre este tema
Aprovechamos para recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) tenéis a disposición nuestroServicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar todas vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
La Displasia de cadera en el perro es una enfermedad que va a afectar fundamentalmente a las razas grandes y gigantes. Esta enfermedad es de origen hereditario, habiendo varios genes implicados en ella. Además del origen hereditario también se deben dar unas circunstancias particulares para que un perro pueda desarrollar esta enfermedad y son causas ambientales tales como dietas inadecuadas durante el desarrollo, que aportan muchas más calorías de las necesarias y con graves desequilibrios minerales; también podemos citar el someter a un perro en crecimiento a un ejercicio intenso y excesivo; perros que tengan sobrepeso durante su desarrollo, etc.
Cuando se juntan tanto los factores genéticos como los ambientales, es cuando se puede desarrollar esta enfermedad, que consiste en una malformación de la articulación coxofemoral ( una o varias de sus componentes) y que, a medio y largo plazo acaba originando un proceso osteoartrósico (degenerativo). Esta malformación de la articulación va a originar un movimiento anómalo que acabará lesionando las estructuras articulares provocando dolor y claudicación en nuestro perro.
La displasia de cadera puede aparecer en perros de ambos sexos, pero, sobre todo, de razas grandes y gigantes. Suele afectar a ambas extremidades aunque el grado de sintomatología varía tanto entre ambos miembros como entre unos perros y otros.
Cuando en un perro aparece una cojera de los miembros posteriores, que puede ser de aparición repentina o que va presentándose poco a poco; si esa cojera o renuencia a andar se muestra sobre todo al levantarse tras estar un tiempo tumbados, tras un ejercicio intenso, podemos sospechar que tenemos este problema entre manos y debemos ponernos en contacto con nuestro veterinario de confianza.
Para diagnosticar este problema hay que explorar al animal, ver qué pata es la afectada, localizar el punto de dolor y, tras palpar la región afectada, realizar un estudio radiológico para ver el alcance de la lesión. Este estudio hay que realizarlo con el perro anestesiado ya que requiere el adoptar posturas que son molestas o dolorosas para el paciente y que además requieren una buena calidad radiográfica pues es preciso hacer determinadas mediciones goniométricas (medir ciertas angulaciones).
Estudiando estas radiografías podemos clasificar la displasia de cadera en el perro en varios grados, desde libre de displasia hasta un grado grave. Según el grado de afectación que haya y la sintomatología más o menos marcada que muestre nuestro perro se procederá a aconsejar el tratamiento más adecuado.
Hoy en día hay en el mercado pruebas de tipo genético para determinadas razas de perro con las que se nos orientará a su predisposición a padecer esta enfermedad.
Cuando se presenta una displasia de cadera en el perro se recomienda en todos los casos la pérdida de peso, pues ya hemos visto que este factor predispone y agrava el proceso. Debe controlarse perfectamente la alimentación de nuestro perro para que no haya desequilibrios ni calóricos ni menerales. El ejercicio debe moderase para evitar que se realicen sobreesfuerzos en la zona dañada.
Junto a esto, incluso en animales que van a recibir un tratamiento quirúrgico, se deben añadir antiinflamatorios y condroprotectores para rebajar la inflamación, aportar analgesia y proteger la integridad de la articulación dañada.
En cuanto a los tratamientos quirúrgicos aconsejados, estos dependerán de la edad, características y progresión de la enfermedad. Así citaremos por encima la sinfisiodesis púbica ( que se realiza en animales muy jóvenes), la pectinectomía ( sección de los músculos pectíneos para controlar el dolor); osteotomía triple de pelvis; escisión de la cabeza del fémur y la implantación de prótesis de cadera.
Será el veterinario traumatólogo el que nos aconseje la técnica más adecuada en el caso de nuestro perro basándose, como mencionábamos más arriba, en las características del paciente, grado de lesión y, también hay que decirlo, las posibilidades económicas del propietario ( algunas de estas técnicas son bastante onerosas pero no significa que las más económicas tengan que dar peor resultado).
Para más información sobre cojeras de patas traseras en perro PINCHA AQUÍ
Aprovechamos para recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) tenemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página www.tuveterinario.info, el cual también está operativo las 24 horas para solucionar cualquier duda que tengáis sobre este u otros temas relacionados con la saluda de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
Infección por coronavirus. Siguiendo con los procesos infecciosos que pueden afectar a los cachorritos y que cursan con signos digestivos, hoy vamos a hablar sobre la infección por el coronavirus canino.
Esta enfermedad, la coronavirosis, está producida por un virus de la familia Coronaviridae. En esta familia hay coronavirus que van a afectar a otras especies animales como a los gatos, cerdos, etc.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES
Normalmente el virus entra en el organismo por vía oral y se dirige a su destino, las células de las vellosidades intestinales. Ahí es donde el virus se multiplica, lo que origina el daño y muerte de esas células dando origen al cuadro sintomático característico de esta enfermedad, la diarrea.
Hay algunas cepas de este virus que pueden colonizar otros tejidos además del intestino y pueden, por ello, ocasionar una enfermedad sistémica que es mucho más grave que la tópica forma digestiva, la cual puede llevar a una elevada mortalidad en los cachorritos afectados.
Ya hemos dicho que el virus entra por vía oral, siendo la fuente de infección las heces de perros infectados. Esta enfermedad afecta, sobre todo, a cachorritos de entre mes y medio a cuatro meses de edad, lo que no quiere decir que no se afecten perros de mayor edad, pero en ellos la forma es menos agresiva.
¿Cómo notamos que nuestro cachorrito puede tener esta enfermedad? El virus entra por vía oral y se dirige al intestino, donde se multiplica en las células de las vellosidades intestinales originando su muerta. Esto va a originar un cuadro sintomático con anorexia ( falta o ausencia de apetito), apatía, postración, fiebre, vómitos, diarreas ( puede haber desde una disminución en la consistencia de las heces hasta una diarrea claramente hemorrágica).
Uno de los factores agravantes de esta enfermedad está en la presencia de infecciones concurrentes. Así es bastante frecuente, por ejemplo, la presentación junto al coronavirus de una parvovirosis.
En el caso de la infección por cepas sistémicas, el cuadro puede cursar con anorexia, apatía, decaimeiento, postración, fiebre, vómitos, diarreas, alteraciones del sistema nervioso, etc. Y que conllevan una alta mortalidad de los cachorros afectados por esta forma de la enfermedad.
En la clínica se puede llegar al diagnóstico de esta enfermedad mediante el examen general de nuestro perrito, viendo la sintomatología y curso que lleva la enfermedad; descartando otros procesos que cursen con parecida sintomatología ( otras enfermedades víricas y parasitarias); mediante test laboratoriales específicos.
Una vez diagnosticado el proceso se procede a instaurar el tratamiento pertinente, el cual como en otros cuadros que cursan con procesos digestivos incluyen la fluidoterapia más o menos agresiva según el caso ( para rehidratar al perrito evitando la presentación de deshidratación), antieméticos para los vómitos y antibióticos si hay alguna infección concurrente. Recordad que siempre que se daña la mucosa intestinal puede ocurrir una traslocación bacteriana con paso de bacterias del intestino a la circulación general.
Normalmente el curso de la enfermedad es de una semana y, cunato más tiempo pase y mejor controlado esté nuestro cachorrito, más posibilidad de que salga para adelante sin que se presenten complicaciones.
Esta enfermedad, al igual que otras que ya hemos comentado, puede prevenirse mediante la vacunación de nuestros perros, los cuales deben vacunarse en la edad y con la pauta que nos recomiende nuestro veterinario.
Más información sobre este tema
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Mi perro tiene una dermatitis atópica
Es esta enfermedad, junto a la dermatitis alérgica por picadura de pulgas, una de las causas más frecuentes de picor en nuestros perros.
Lo primero que podemos hacer es definir esta entidad y lo podríamos hacer diciendo que es una enfermedad alérgica de la piel, que cursa con picor e inflamación, que tiene una predisposición genética y cuya sintomatología se debe a la elevación de la IgE frente a determinados alergenos del ambiente y puede presentarse de forma estacional o no.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.infoTal y como se describe en su definición, esta enfermedad se caracteriza por la presencia de inflamación y picor en la piel del perro afectado. Como tiene predisposición genética, hay razas en las que se presenta con más asiduidad. Así podemos citar entre las razas más afectadas al Golden retriever, el West Highland White Terrier, Bulldog francés, etc.
La edad de presentación o de inicio de la sintomatología se sitúa entre los seis meses y los tres años, lo que no quiere decir que no pueda manifestarse antes ni después de tales edades, aunque es menos frecuente.
En cuanto a la estacionalidad de la sintomatología, esta va a depender de los alergenos ambientales que se encuentren implicados en la enfermedad. Muchos de los perros afectados empiezan con una sintomatología estacional pero esta va evolucionando y acaba siendo anual.
¿Cómo podemos sospechar que nuestro perro padece esta enfermedad? Lo primero que vamos a notar en un perro que tiene una atopia es el picor. Junto al picor aparece enrojecimiento de la piel y la presencia de pápulas (ronchas). Este picor va a originar el rascado de las zonas afectadas y con ello van a aparecer lesiones en la piel, pero siempre van a ser secundarias al picor. Así podemos encontrar en zonas lesionadas por el rascado la presencia de excoriaciones, dermatitis húmeda aguda, costras, etc.
Las zonas afectadas pueden localizarse en la cara (blefaritis y queilitis), orejas (otitis), manos y pies, axilas e ingles. El proceso puede ser más o menos localizado pero también puede ser generalizado. El perro se rasca las zonas afectadas y también se lame. Este lamido excesivo es el que origina que esas zonas adquieran un tono marrón ( más notorio en razas con la piel y pelaje claros).
Conforme el proceso se hace más crónico la piel se va engrosando y aumentando su pigmentación ( hiperpigmentación, hiperqueratosis y liquenificación). Junto a esas lesiones puede aparecer un sobrecrecimiento bacteriano o por levaduras en las zonas afectadas y eso da lugar a la aparición de un olor rancio. Cuando aparecen estas complicaciones, no se debe descuidar su tratamiento.
Cuando acudimos al veterinario debido al problema de picor en nuestro perro, se realiza un examen general y se hace una completa anamnesis ( se toman todos los datos posibles acerca del animal, hábitat, dieta, etc. que nos ayude a orientar el diagnóstico del proceso). Se realizan las pruebas complementarias precisas que ayuden a descartar otras posibles causas de picor en el perro ( parásitos como sarna sarcóptica, dermatofitosis, alergia alimentaria, alergia a la picadura de pulgas, etc.) y, una vez que llegamos al diagnóstico de la atopia, algo que muchas veces es complicado y requiere su tiempo, se procederá a instaurar el tratamiento pertinente.
Es importante saber que hay medicamentos que controlan el picor de forma rápida y eficaz, los corticoides, pero que no curan la enfermedad, solo tratan su síntoma principal, el picor. Lo ideal sería conocer qué alergenos son los causantes del problema. Para ello se puede recurrir a realizar unas pruebas que pueden ser sobre el mismo animal ( pruebas de intradermoreación, en la que se inyectan en la piel del perro una serie de sustancias, las que habitualmente causan esta enfermedad y se ve cómo responde nuestro perro a ellas) o in vitro, mediante la medición de inmunoglobulinas en la sangre del perro.
Con ello veremos a qué es alérgico nuestro perro y si podemos eliminarlo de su hábitat. Lo normal es que sea imposible el hacer esto pues los alergenos implicados pueden ser ácaros del polvo o de almacenamiento y ciertos pólenes de plantas del entorno del animal. Como no podemos eliminar esos alergenos entonces se puede proceder a preparar unas vacunas especiales que van a desensibilizar a nuestro perro para que no responda frente a esos alergenos sin tener que recurrir a medicaciones del tipo de los corticoides.
Estas vacunas no son todo lo eficaces que nos gustaría y hay un porcentaje alto de perros que no responden bien y tiene que medicarse de forma crónica. Para ello hay distintos medicamentos y SIEMPRE va a ser nuestro veterinario quien, estudiando cada caso concreto, opte por uno o la combinación de varios de ellos intentando reducir las dosis al mínimo para evitar efectos secundarios indeseables en nuestros perros.
Es importante recordar que el diagnóstico de esta enfermedad es sintomático y no mediante las pruebas de intradermoreacción ni de sangre que comentábamos más arriba. Estas pruebas solo se realizan para encontrar los alergenos causantes y fabricar la correspondiente vacuna.
También decíamos antes que pueden aparecer complicaciones debido a la inflamación de la piel y al traumatismo que se causa el perro al rascarse y lamerse. La piel del perro con atopia está afectada y es más fácil que aparezcan infecciones secundarias a este proceso ( infecciones bacterianas y por levaduras) y no debemos descuidar en absoluto el tratamiento de tales complicaciones mediante el uso de los tratamientos antibióticos o antimicóticos pertinentes, tanto en la piel como en las otitis (que tan frecuentemente acompañan a la atopia).
Junto a los tratamientos mencionados para tratar el picor de nuestros perros ( coricoides, ciclosporina, etc.) debemos ayudar también a controlar el buen estado de la piel. Así es importante el uso de champús adecuados que alivien el picor y ayuden a reestablecer la óptima función de barrera de la piel. El uso de ácidos grasos y complejos vitamínicos también ayudan a restablecer la salud dérmica y no debemos obviarlos en los tratamientos de esta enfermedad.
Por último, también debemos recordar que un perro atópico también puede padecer conjuntamente otros trastornos tales como alergia alimentaria o alergia a la picadura de pulgas y que debemos tener bien controlados estos problemas si queremos tener controlada la atopia. Un perro atópico SIEMPRE será atópico, pues es sumamente raro que deje de serlo. Podemos controlar los síntomas (PICOR) y eso es lo importante pues es lo que le da calidad de vida a nuestro perro. Si no se sobrepasa lo que se conoce como umbral del picor (nivel a partir del cual se manifiesta la sintomatología de estas enfermedades alérgicas), aunque nuestro perro padezca alguna de estas enfermedades, no va a mostrar sintomatología y llevará una vida tranquila y sin picor.
Más información sobre picor en los perros
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Mi perro tiene parvovirosis. Cuando un cachorrito tiene un cuadro de diarrea, lo primero que suele pensar su propietario es que su perrito ha cogido la temida parvovirosis.
Esta enfermedad, la parvovirosis canina, es una enfermedad producida por un virus de la familia Parvoviridae, el cual tiene unas características estructurales que, a nosotros, no nos interesan y que dejamos a los especialistas. Sí interesa saber que hay varios tipos de parvovirus caninos y que han ido evolucionando a lo largo del tiempo .
Esta enfermedad se da en cachorritos desde que pierden la inmunidad materna, sobre el mes y medio, hasta los cuatro meses de edad. Aunque sea más frecuente en esas edades, también se da en perros de mayor edad y en adultos, pero en esos casos suele darse una forma más benigna de la enfermedad.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARESLa parvovirosis puede presentarse bajo dos formas: una forma miocárdica en la que se producen muertes repentinas debido a miocarditis. Esta forma suele presentarse en animales muy jóvenes y que no habían recibido inmunidad maternal.
La otra forma de presentación, que es la más conocida por todos, es la forma gastroentérica, que es la que origina un cuadro gastroentérico que puede resultar mortal.
¿Cómo sabemos si nuestro perro tiene parvovirosis? Si la forma de la enfermedad es la miocárdica, normalmente se produce una muerte súbita del cachorrito afectado que, como hemos dicho más arriba, es muy joven y carece de defensas maternales.
Si la forma de presentación es la gastroentérica, el perrito mostrará un cuadro de decaimiento, apatía, anorexia ( no quiere comer), puede haber fiebre o no. Empieza a aparecer una diarrea, cada vez más intensa y de difícil tratamiento y que acaba siendo hemorrágica. El virus se localiza en las células intestinales de las criptas intestinales y allí se multiplica. Esas células mueren y se desarrolla el cuadro de malabsorción y aumento peristáltico. Junto a este problema se puede producir traslocación bacteriana con paso de bacterias del intestino al torrente circulatorio, lo que agrava aún más el proceso.
Cuando nuestro cachorrito llega a la clínica se realiza un examen general para valorar su estado ( exploración, palpación, auscultación, toma de temperatura, etc.) y, se realizan análisis complementarios para descartar la presencia de una parvovirosis.
Una parovirosis tiene un tratamiento que es sintomático para controlar los vómitos, diarreas y pérdida de sangre que produce la presencia del virus en el organismo. La enfermedad tiene un curso de unos cinco a siete días y en esos días hay que intentar que nuestro perrito no se deshidrate, por lo que debe llevar un aporte de fluidos mediante fluidoterapia intravenosa; debe tener un tratamiento antibiótico que controle infecciones bacterianas complicantes; antieméticos para los vómitos y antihemorrágicos para controlar la pérdida de sangre.
Junto a estos tratamientos, que pueden ser comunes a otros tipos de cuadros gastroentéricos por otras causas, también se puede añadir el uso de productos como el interferón, el cual acorta la duración del proceso y reduce la mortalidad.
Como decíamos antes, la parvovirosis es una enfermedad que tiene una duración de unos cinco o seis días y es muy importante el control de la enfermedad durante la duración de los síntomas. Cuantos más días pasen mejora la posibilidad de supervivencia de nuestro cachorrito, pero debe estar supervisado por un veterinario.
Para prevenir esta enfermedad debemos proceder a vacunar nuestros cachorritos tan pronto sea posible. Será nuestro veterinario quien, conociendo la edad del perrito, su estado sanitario y su procedencia, a parte de si está expuesto a situaciones de riesgo, el que decidirá cuál es el momento adecuado para comenzar la vacunación y qué pauta se adapta mejor a nuestro cachorrito. Esto lo debemos seguir a rajatabla y así tendremos a nuestro nuevo amiguito bien protegido frente a esta gravísima y peligrosa enfermedad.
Siempre que un cachorrito llegue a casa lo primero que debemos hacer es llevarlo a nuestro veterinario de confianza para que le haga un reconocimiento y verifique que se encuentra en buenas condiciones. A parte de eso ya nos preparará nuestro plan vacunal para protegerlo frente a esta y otras peligrosas enfermedades.
Como hacemos siempre, os recordamos que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas para resolver todas vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
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Mi perro tiene una dermatitis atópica
Es esta enfermedad, junto a la dermatitis alérgica por picadura de pulgas, una de las causas más frecuentes de picor en nuestros perros.
Lo primero que podemos hacer es definir esta entidad y lo podríamos hacer diciendo que es una enfermedad alérgica de la piel, que cursa con picor e inflamación, que tiene una predisposición genética y cuya sintomatología se debe a la elevación de la IgE frente a determinados alergenos del ambiente y puede presentarse de forma estacional o no.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.infoTal y como se describe en su definición, esta enfermedad se caracteriza por la presencia de inflamación y picor en la piel del perro afectado. Como tiene predisposición genética, hay razas en las que se presenta con más asiduidad. Así podemos citar entre las razas más afectadas al Golden retriever, el West Highland White Terrier, Bulldog francés, etc.
La edad de presentación o de inicio de la sintomatología se sitúa entre los seis meses y los tres años, lo que no quiere decir que no pueda manifestarse antes ni después de tales edades, aunque es menos frecuente.
En cuanto a la estacionalidad de la sintomatología, esta va a depender de los alergenos ambientales que se encuentren implicados en la enfermedad. Muchos de los perros afectados empiezan con una sintomatología estacional pero esta va evolucionando y acaba siendo anual.
¿Cómo podemos sospechar que nuestro perro padece esta enfermedad? Lo primero que vamos a notar en un perro que tiene una atopia es el picor. Junto al picor aparece enrojecimiento de la piel y la presencia de pápulas (ronchas). Este picor va a originar el rascado de las zonas afectadas y con ello van a aparecer lesiones en la piel, pero siempre van a ser secundarias al picor. Así podemos encontrar en zonas lesionadas por el rascado la presencia de excoriaciones, dermatitis húmeda aguda, costras, etc.
Las zonas afectadas pueden localizarse en la cara (blefaritis y queilitis), orejas (otitis), manos y pies, axilas e ingles. El proceso puede ser más o menos localizado pero también puede ser generalizado. El perro se rasca las zonas afectadas y también se lame. Este lamido excesivo es el que origina que esas zonas adquieran un tono marrón ( más notorio en razas con la piel y pelaje claros).
Conforme el proceso se hace más crónico la piel se va engrosando y aumentando su pigmentación ( hiperpigmentación, hiperqueratosis y liquenificación). Junto a esas lesiones puede aparecer un sobrecrecimiento bacteriano o por levaduras en las zonas afectadas y eso da lugar a la aparición de un olor rancio. Cuando aparecen estas complicaciones, no se debe descuidar su tratamiento.
Cuando acudimos al veterinario debido al problema de picor en nuestro perro, se realiza un examen general y se hace una completa anamnesis ( se toman todos los datos posibles acerca del animal, hábitat, dieta, etc. que nos ayude a orientar el diagnóstico del proceso). Se realizan las pruebas complementarias precisas que ayuden a descartar otras posibles causas de picor en el perro ( parásitos como sarna sarcóptica, dermatofitosis, alergia alimentaria, alergia a la picadura de pulgas, etc.) y, una vez que llegamos al diagnóstico de la atopia, algo que muchas veces es complicado y requiere su tiempo, se procederá a instaurar el tratamiento pertinente.
Es importante saber que hay medicamentos que controlan el picor de forma rápida y eficaz, los corticoides, pero que no curan la enfermedad, solo tratan su síntoma principal, el picor. Lo ideal sería conocer qué alergenos son los causantes del problema. Para ello se puede recurrir a realizar unas pruebas que pueden ser sobre el mismo animal ( pruebas de intradermoreación, en la que se inyectan en la piel del perro una serie de sustancias, las que habitualmente causan esta enfermedad y se ve cómo responde nuestro perro a ellas) o in vitro, mediante la medición de inmunoglobulinas en la sangre del perro.
Con ello veremos a qué es alérgico nuestro perro y si podemos eliminarlo de su hábitat. Lo normal es que sea imposible el hacer esto pues los alergenos implicados pueden ser ácaros del polvo o de almacenamiento y ciertos pólenes de plantas del entorno del animal. Como no podemos eliminar esos alergenos entonces se puede proceder a preparar unas vacunas especiales que van a desensibilizar a nuestro perro para que no responda frente a esos alergenos sin tener que recurrir a medicaciones del tipo de los corticoides.
Estas vacunas no son todo lo eficaces que nos gustaría y hay un porcentaje alto de perros que no responden bien y tiene que medicarse de forma crónica. Para ello hay distintos medicamentos y SIEMPRE va a ser nuestro veterinario quien, estudiando cada caso concreto, opte por uno o la combinación de varios de ellos intentando reducir las dosis al mínimo para evitar efectos secundarios indeseables en nuestros perros.
Es importante recordar que el diagnóstico de esta enfermedad es sintomático y no mediante las pruebas de intradermoreacción ni de sangre que comentábamos más arriba. Estas pruebas solo se realizan para encontrar los alergenos causantes y fabricar la correspondiente vacuna.
También decíamos antes que pueden aparecer complicaciones debido a la inflamación de la piel y al traumatismo que se causa el perro al rascarse y lamerse. La piel del perro con atopia está afectada y es más fácil que aparezcan infecciones secundarias a este proceso ( infecciones bacterianas y por levaduras) y no debemos descuidar en absoluto el tratamiento de tales complicaciones mediante el uso de los tratamientos antibióticos o antimicóticos pertinentes, tanto en la piel como en las otitis (que tan frecuentemente acompañan a la atopia).
Junto a los tratamientos mencionados para tratar el picor de nuestros perros ( coricoides, ciclosporina, etc.) debemos ayudar también a controlar el buen estado de la piel. Así es importante el uso de champús adecuados que alivien el picor y ayuden a reestablecer la óptima función de barrera de la piel. El uso de ácidos grasos y complejos vitamínicos también ayudan a restablecer la salud dérmica y no debemos obviarlos en los tratamientos de esta enfermedad.
Por último, también debemos recordar que un perro atópico también puede padecer conjuntamente otros trastornos tales como alergia alimentaria o alergia a la picadura de pulgas y que debemos tener bien controlados estos problemas si queremos tener controlada la atopia. Un perro atópico SIEMPRE será atópico, pues es sumamente raro que deje de serlo. Podemos controlar los síntomas (PICOR) y eso es lo importante pues es lo que le da calidad de vida a nuestro perro. Si no se sobrepasa lo que se conoce como umbral del picor (nivel a partir del cual se manifiesta la sintomatología de estas enfermedades alérgicas), aunque nuestro perro padezca alguna de estas enfermedades, no va a mostrar sintomatología y llevará una vida tranquila y sin picor.
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Urgencias oftalmológicas en perros podemos citar varias: luxación del globo ocular, lesiones graves de párpados y/o de la conjuntiva, lesiones corneales debidas a productos irritantes o traumatismos, perforación corneal por cuerpo extraño, uveitis anterior, glaucoma, desprendimiento de retina, etc. Hablar de todas ellas extendería muchísimo el tema y ocuparía muchos artículos pero sí vamos a hablar de las más importantes ( a nuestro entender) y quizá las que aparecen con más frecuencia en la clínica.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES
Luxación del globo ocular (proptosis): La luxación del globo ocular consiste en su desplazamiento craneal, situándose por delante de los párpados y siempre se debe a causas trauméticas ( peleas, atropellos, etc.). Este problema se da con más frecuencia en las razas braquicéfalas ( bulldog, pequinés, carlino, etc.) debido a la escasa profundidad que presenta su órbita ocular y a que la apertura palpebral es bastante amplia.
¿Qué notamos si nuestro perro sufre este problema de luxación o proptosis del globo ocular? Al desplazarse el globo ocular cranealmente, los músculos que movilizan el ojo sufren desgarros o roturas y aparecerá hematomas o hemorragias que se aprecian fácilmente en la esclera ( la cápsula blanca que envuelve al ojo). La córnea puede encontarse también lesionada, tanto por el mismo traumatismo como por la exposición continuada que sufre al no estar protegida por los párpados. También pueden darse daños en el interior de las estructuras oculares y daño en el nervio óptico debido al estiramiento que sufre.
Cuanto más tiempo pase entre que se produce la lesión y se instaure el tratamiento, más grave será el pronóstico para la recuperación funcional del ojo afectado. La tensión continuada en el nervio óptico puede dañarlo de forma permanente; la córnea puede sufrir daños permanentes por falta de inervación; Puede producirse glaucoma por los daños oculares internos; puede aparecer una desviación del eje ocular (estrabismo); puede también producirse la atrofia del globo ocular, proceso conocido como ptisis bulbi.
Dependiendo del grado de lesión que se hay producido y del tiempo transcurrido desde que se produce la lesión hasta que se instaura el tratamiento, el pronóstico para la recuperación de la función ocular parcial o completa va a variar.
El tratamiento consiste en, siempre que no haya daño irreparable del globo ocular, volver a recolocarlo en su posición mediante la pertinente cirugía. Una vez recolocado el globo ocular en su posición natural se procede a instaurar el tratamiento médico correspondiente, siempre acorde con las lesiones que se presenten así como para evitar complicaciones.
En ocasiones el daño del globo ocular es muy severo y no solo hay pérdida de la visión del ojo afectado sino que ese ojo está en tanmal estado o puede originar tales complicaciones que es aconsejable la enucleación ( extirpar el ojo dañado).
Como en muchas ocasiones hemos hecho, no nos cansamos de repetiros que los problemas oculares no deben dejarse en observación para ver su evolución sino que debéis acudir con prontitud a vuestro veterinario para que se ponga remedio cuanto antes y evitemos complicaciones que puedan hacer que nuestro perro pierda la visión total o parcial del ojo afectado.
Más información sobre los ojos en los perros
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La dermatofitosis, hongos.Mi perro tiene hongos. Esta es una de las frases que se escuchan con frecuencia en la Clínica. También habréis podido escuchar esta otra: “mi perro tiene tiña”. en ambos casos estamos hablando del mismo proceso, de la enfermedad conocida por dermatofitosis.
La dermatofitosis consiste en una infección de la piel debida a unos hongos conocidos por dermatofitos. Se afectan las capas más superficiales , pelos y, a veces, las uñas de los perros.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARESHay varios agentes causantes, que sólo nombraré pues hablar de ellos no viene al caso para lo que de verdad nos interesa. Como decía, los agentes que con más frecuencia producen esta enfermedad son Microsporum canis, Microsporum gypseum y Trichophyton mentagrophytes. El más frecuente en el caso de los perros es el M. canis, que puede llegar a presentarse en un 70% de los casos de dermatofitosis.
Esta enfermedad puede afectar a perros de todas las edades aunque suele ser más frecuente su presentación en animales jóvenes, los cuales aún no tienen bien desarrollado su sistema inmune, y tamién aparece con más frecuencia en animales que sufren procesos de inmunodepresión.
Como decía al principio es esta una enfermedad contagiosa tanto para los animales como para las personas que conviven con ellos. Ese contagio se puede producir tanto por un contacto directo como a través de objetos que contengan restos de descamación y pelos infectados.
La forma de presentación de esta enfermedad es muy variada. Lo normal es que aparezca en nuestro perro una pequeña calvita redondeada, levemente inflamada y que no suele cursar con picor. Se suele presentar en la cabeza y también en los miembros. Normalmente aparece una o dos calvitas y suele ser un proceso autolimitante, lo que quiere decir que el proceso va a ir remitiendo, incluso sin tratamiento, conforme el sistema defensivo de nuestro perro se ponga en marcha.
A veces el proceso no se queda en esa calvita inicial sino que se puede generalizar extendiéndose por todo el cuerpo del perro afectado, llegando algunos casos a ser bastante graves. Hay más formas de presentación de esta enfermedad pues también puede aparecer lo que se denomina un kerion, lesión de forma circular, muy enrojecida e inflamada y que se debe a que hay una afectación más profunda de la piel con foliculitis y foruculosis.
También puede la enfermedad afectar a las uñas de nuestros perros, afección conocida por onicomicosis y que va a originar que las uñas afectadas se vuelvan frágiles y quebradizas, que se deformen, etc. y es un proceso bastante complicado de tratar y que tiende a la cronicidad.
¿Cómo sé si mi perro tiene hongos? Cuando vemos en nuestro perro, sobre todo si es un cachorrito, lesiones de tipo alopécico (calvitas), un poco enrojecidas, con cierta descamación, podemos sospechar de esto. Hay que tener en cuenta que hay multitud de formas de presentación de la enfermedad y también debemos saber que los síntomas son muy similares o idénticos a otros procesos como puede ser la sarna demodécica, foliculitis bacteriana, afecciones queratoseborreicas, etc.
No debemos olvidar que esta enfermedad puede ser contagiosa para las personas. En los seres humanos se puede manifestar con la aparición de lesiones circulares, inflamadas, enrojecidas y que pican mucho.
Cuando acudimos a nuestro veterinario de confianza, realizará un examen general de nuestro perro. Recordemos que esta enfermedad suele aparecer cuando el sistema inmune está comprometido y debemos descartar otras enfermedades que pueden ser más serias para nuestro perro que la infección por dermatofitos.
Tras el examen general se procede a realizar el estudio dermatológico y en él se suelen realizar diversas pruebas como son el uso de la lámpara de Wood, que es una lámpara de luz ulravioleta y que da lugar a la aparición de fluorescencia en el pelo de las zonas afectadas ( en algunos casos); también se hace un tricograma, estudiando el pelo para ver si se localizan alteraciones compatibles con la enfermedad o se visualizan los dermatofitos. Otra prueba es el raspado de piel, pues ya sabemos que hay otras enfermedades que originan las mismas lesiones como es el caso de la sarna demodécica. También se realizan cultivos en medios especiales para diagnóstico e identificación del dermatofito causante del proceso y, en casos más complicados, también se puede recurrir a la biopsia de la lesión.
Una vez que se confirma el diagnóstico de la dermatofitosis debemos recurrir a instaurar el tratamiento pertinente, el cual incluirá un tratamiento tópico, que a veces requiere el rasurado del animal afectado, y un tratamiento sistémico con los medicamentos que nuestro veterinario considere que se adapten mejor a nuestro caso en concreto. Recordad que debemos tratar no solo al animal afectado sino también el ambiente, es decir, no descuidemos la posible contaminación ambiental por el hongo. Así se aconseja el lavar la cama de nuestro perro, fundas de los sofás, si se sube en ellos, alfombras si las hay, etc. pues ahí pueden quedar restos contaminados que puedan dar lugar al contagio de otros animales o de alguna persona.
Nuestro veterinario seguirá la evolución del caso hasta su curación y deberemos mantener el tratamiento de nuestro perro hasta que le den el alta.
Más información sobre enfermedades de la piel en los perros
Como siempre, queremos recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar todas vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
Yorkshire terrier:
Celo y apareamiento
La pubertad se define como el inicio de la capacidad reproductiva, que se caracteriza por la entrada en celo de la perra por primera vez.
El primer celo está condicionado por la edad y por la raza de la perra
Por lo general, la perra entra en celo por vez primera cuando esta alcanza, aproximadamente, dos tercios de su peso final adulto.
Las razas pequeñas (Yorkshire Terrier, Shih-Tzu…) suelen tener el primer celo entre los seis y los ocho meses de edad.
En las razas grandes (como el Gran Danés, por ejemplo), puede no llegar hasta que la hembra no tiene entre 12 y 20 meses de edad.
En las razas medianas (Spaniel Bretón, Beagle…), se produce una situación intermedia (entre los 8 y los 12 meses de edad).
No obstante, estos intervalos no son exactos.
¿Es fácil reconocer el primer celo?
El primer celo es frecuentemente más breve que los demás.
A menudo, la perra muestra pocos signos clínicos (pequeña pérdida de sangre, poca atracción por los machos…), lo que a veces se conoce como un “celo silencioso”.
Debido a la inexactitud de este método, si una perra joven no parece entrar en celo, puede que lo haya hecho pero que haya pasado inadvertido.
Lo primero que el veterinario examinará es el tamaño de la vulva, ya que esta aumenta considerablemente de tamaño si la perra ha estado en celo.
«Falso» celo
Las perras jóvenes tienen una mayor probabilidad de mostrar “celos disociados” o “falsos celos” durante la pubertad.
Estas pueden, primero, entrar en celo, e incluso aceptar aparearse, pero el proceso es interrumpido de forma repentina, sin que se produzca, normalmente, la ovulación. A los pocos días o semanas, la perra entra en celo de nuevo pero esta vez, normalmente, sí se produce la ovulación.
Se creía que este fenómeno ponía en peligro el futuro reproductivo de la hembra pero, de hecho, este no tiene ninguna incidencia en su futura fertilidad.
¿Es aconsejable aparear a la hembra durante su primer celo?
Varios investigadores han descubierto que la fertilidad máxima no se alcanza hasta el segundo o, incluso, hasta el tercer o cuarto celo, es decir, hasta los tres años aproximadamente, independientemente de la raza.
En las hembras, es importante diferenciar entre pubertad (la capacidad de ovular) y nubilidad (la capacidad de llevar a término la gestación y parir) debido a que puede resultar peligroso para la hembra quedarse preñada durante su primer celo, ya que el canal de nacimiento aún no se ha desarrollado del todo.
La mayoría de países con intereses en la cría de perros exigen una edad mínima para que las perras con pedigrí tengan su primera camada.
El ciclo estral de las perras
Reproducción animal: Ciclo estral en perros
En las perras el ciclo estral se da por la repetición sucesiva de cuatro fases: Proestro, estro, diestro y anestro.
El ciclo de la perra presenta diferentes etapas:
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Proestro:
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Tiene una duración de entre 4 y 15 días, con un promedio de 9 días. Va desde que comienza el sangrado hasta que la hembra se deja servir. Se observan pérdidas sanguinolentas por vulva, los labios vulvares se agrandan y endurecen. Algunas perras tienden a orinar con mas frecuencia y otras a escapar o insistir en sus paseos habituales. La hembra atrae a los machos debido a la presencia de feromonas que estimulan los receptores olfatorios del macho, permite que la huelan pero no se deja servir. Es decir, el macho que detecta la presencia del celo intenta montarla pero ella lo aleja a través de gruñidos, en muchas ocasiones intenta morder al macho y se cubre la zona gentital.
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Estro:
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La duración de esta etapa es variable 5 -10 días. El comienzo del estro o celo propiamente dicho lo marca la aceptación del macho por parte de la hembra. El sangrado continua, aunque menos intenso, la vulva se presenta con mayor edema y mas blanda, en esta etapa la hembra es fértil, de modo tal que si es servida seguramente quedará preñada., pasado este momento volverá a rechazar al macho. La perra con frecuencia exhibe inquietud, en algunas ocasiones presenta anorexia o polifagia, presenta polidipsia y orina con mayor frecuencia.
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Diestro:
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En promedio dura 60 días. Este es el período sucesivo al celo. Algunas hembras están más tranquilas y engordan. En caso de la que la hembra no haya sido servida, es muy probable que cargue de leche sus mamas, anide objetos como si fueran sus cachorros, los transporte y les de calor, es decir, desarrolle una pseudogestación. Es un período de reposo sexual, no hay cambios hormonales, la hembra no presenta síntomas particulares ni tampoco alteraciones en el comportamiento. En caso de que la hembra servida esté preñada en este periodo se dará la gestación, el parto y la lactancia.
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Anestro:
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Va desde que finaliza el diestro hasta el próximo celo. En esta etapa no hay manifestaciones reproductivas de ningún tipo. El anestro es el periodo comprendido entre dos ciclos de actividad sexual, aquí la perra no muestra interés por los machos, ni los machos son atraídos por las hembras.
Yorkshire terrier: Ciclo Estral
En promedio, las hembras entran en celo dos veces al año, por un período relativamente breve, que puede durar entre diez días y tres o cuatro semanas.
La fase sexualmente inactiva es, por tanto, en comparación, mucho más larga.
Dos de los signos que indican que la perra está en celo son una pequeña hemorragia vaginal y el hecho de que empiezan a ser atractivas para los machos.
Este ciclo puede dividirse en cuatro fases:
Proestro
La duración de esta primera fase, durante la cual la perra está en celo pero todavía no quiere aparearse, puede ser desde tres o cuatro días hasta, en algunas ocasiones, casi las tres semanas.
Durante esta fase, la perra segrega mayores cantidades de estrógenos.
Estro
Cuando la secreción de estrógenos alcanza su punto máximo, la conducta de la perra cambia y comienza a ser receptiva a los machos.
Se inicia, pues, la fase de búsqueda de pareja (“estro” deriva del griego “oistros”, que significa frenesí).
Una vez más, la duración de esta fase puede variar de manera considerable – algunas perras sólo aceptarán a los machos durante unas horas mientras que otras lo harán durante más de una semana.
Diestro o Metaestro
Tras el celo, e independientemente de que haya habido apareamiento o no, todas las perras pasan por un período de dos meses durante el cual su funcionamiento hormonal es prácticamente idéntico.
Estas rechazan a los machos y segregan grandes cantidades de progesterona.
Este período se conoce como diestro, metaestro o fase lútea.
Este último término hace referencia a los folículos ováricos transformados en cuerpos lúteos – las estructuras ováricas que producen la progesterona.
Anoestro
Tras el celo, las perras permanecen sexualmente inactivas durante, al menos, dos o tres meses (a veces mucho más tiempo).