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El Yorkshire no es un juguete
Tenencia responsable
«El niño dice que quiere tener un perro»
Promete que lo cuidará y lo llevará a pasear. ¿Cómo no creerle a tu hijo y no ceder a lo que te pide? Lo que sigue son las promesas rotas. El niño no cuida del perro, no lo saca a pasear. De repente eres tú, la madre o el padre, quien termina con un perro. Debes saber que si tu hijo desea tener un perro, lo que importa es si tú estás preparado para ser un dueño. De no ser así, no adquieras un perro. Tu hijo sencillamente no puede ser dueño del perro.
Por muy inteligente o independiente que sea tu hijo, tenga tres, cuatro o 10 años, ningún niño está capacitado para ser dueño de un perro. Un perro necesita ser educado para vivir entre humanos y un niño no le puede dar ese nivel de educación, límites y reglas, ya que el niño en sí aún está aprendiendo a navegar en esta sociedad. Cuidar a otro ser es demasiada responsabilidad.
Yorkshire, Tenencia responsable
Antes de adquirir un perro conviene plantearse lo que ello significa, tanto desde el punto de vista económico, como de la responsabilidad y las obligaciones que hay que asumir para proporcionarle una vida digna y adecuada. La convivencia con un perro exige tiempo, dinero y dedicación diaria durante al menos 12 años, que es la vida media de un perro.
Un perro no es un objeto de consumo,
Un perro es un ser vivo al que hay que educar, alimentar, cuidar, sacar de paseo y, también establecer un vínculo afectivo con él y acompañarlo. Además, condicionará nuestros movimientos en vacaciones y viajes, cambiará la relación con los vecinos, los amigos y la familia y nos obligará a conocer y acatar las normativas vigentes relativas a la tenencia de animales domésticos y de protección animal. Si después de hacer estas reflexiones estás dispuesto a asumir el compromiso… ¡Bienvenido al club!
Existe otro grado más de responsabilidad: el de la “paternidad responsable”. Los refugios acogen a muchos perros «huérfanos» por la desidia de algunos dueños a la hora de controlar la reproducción de sus mascotas que ante partos no deseados se deshacen de esta manera de los cachorros.
Si no nos vamos a dedicar a la cría deberemos tomar una decisión al respecto y, si no podemos controlar sus épocas de celo para evitar los apareamientos fortuitos y sus frutos, es preferible la castración o esterilización, sean machos o hembras.
Comprar o adoptar
La adopción es una alternativa que se extiende y un acto solidario, tanto si se hace directamente en un refugio como si es de la camada de algún amigo o conocido o de la propia calle. En este último caso lo primero es visitar al veterinario para que lo examine, desparasite y vacune; mientras que en los refugios suelen entregar a los animales ya tratados e incluso esterilizados.Si efectuamos su compra en un criadero o tienda especializada podremos elegir una mascota más acorde a nuestras posibilidades o deseos, en cuanto a sexo, edad y raza, así como exigir garantías, registros y certificados, conocer cómo se ha criado el cachorro, cuál ha sido su hábitat, quiénes son sus padres e incluso escogerlo de entre varios de una camada, según la afinidad, comportamiento, vivacidad o sociabilidad que observemos en él.
El Yorkshire no es un juguete
Tenencia responsable
«El niño dice que quiere tener un perro»
Promete que lo cuidará y lo llevará a pasear. ¿Cómo no creerle a tu hijo y no ceder a lo que te pide? Lo que sigue son las promesas rotas. El niño no cuida del perro, no lo saca a pasear. De repente eres tú, la madre o el padre, quien termina con un perro. Debes saber que si tu hijo desea tener un perro, lo que importa es si tú estás preparado para ser un dueño. De no ser así, no adquieras un perro. Tu hijo sencillamente no puede ser dueño del perro.
Por muy inteligente o independiente que sea tu hijo, tenga tres, cuatro o 10 años, ningún niño está capacitado para ser dueño de un perro. Un perro necesita ser educado para vivir entre humanos y un niño no le puede dar ese nivel de educación, límites y reglas, ya que el niño en sí aún está aprendiendo a navegar en esta sociedad. Cuidar a otro ser es demasiada responsabilidad.
Yorkshire, Tenencia responsable
Antes de adquirir un perro conviene plantearse lo que ello significa, tanto desde el punto de vista económico, como de la responsabilidad y las obligaciones que hay que asumir para proporcionarle una vida digna y adecuada. La convivencia con un perro exige tiempo, dinero y dedicación diaria durante al menos 12 años, que es la vida media de un perro. Un perro no es un objeto de consumo, es un ser vivo al que hay que educar, alimentar, cuidar, sacar de paseo y, también establecer un vínculo afectivo con él y acompañarlo. Además, condicionará nuestros movimientos en vacaciones y viajes, cambiará la relación con los vecinos, los amigos y la familia y nos obligará a conocer y acatar las normativas vigentes relativas a la tenencia de animales domésticos y de protección animal. Si después de hacer estas reflexiones estás dispuesto a asumir el compromiso… ¡Bienvenido al club!
Existe otro grado más de responsabilidad: el de la “paternidad responsable”. Los refugios acogen a muchos perros «huérfanos» por la desidia de algunos dueños a la hora de controlar la reproducción de sus mascotas que ante partos no deseados se deshacen de esta manera de los cachorros.
Si no nos vamos a dedicar a la cría deberemos tomar una decisión al respecto y, si no podemos controlar sus épocas de celo para evitar los apareamientos fortuitos y sus frutos, es preferible la castración o esterilización, sean machos o hembras.
Comprar o adoptar
La adopción es una alternativa que se extiende y un acto solidario, tanto si se hace directamente en un refugio como si es de la camada de algún amigo o conocido o de la propia calle. En este último caso lo primero es visitar al veterinario para que lo examine, desparasite y vacune; mientras que en los refugios suelen entregar a los animales ya tratados e incluso esterilizados.Si efectuamos su compra en un criadero o tienda especializada podremos elegir una mascota más acorde a nuestras posibilidades o deseos, en cuanto a sexo, edad y raza, así como exigir garantías, registros y certificados, conocer cómo se ha criado el cachorro, cuál ha sido su hábitat, quiénes son sus padres e incluso escogerlo de entre varios de una camada, según la afinidad, comportamiento, vivacidad o sociabilidad que observemos en él.
El Yorkshire no es un juguete
El niño dice que quiere tener un perro.
Promete que lo cuidará y lo llevará a pasear. ¿Cómo no creerle a tu hijo y no ceder a lo que te pide? Lo que sigue son las promesas rotas. El niño no cuida del perro, no lo saca a pasear. De repente eres tú, la madre o el padre, quien termina con un perro. Debes saber que si tu hijo desea tener un perro, lo que importa es si tú estás preparado para ser un dueño. De no ser así, no adquieras un perro. Tu hijo sencillamente no puede ser dueño del perro.
Por muy inteligente o independiente que sea tu hijo, tenga tres, cuatro o 10 años, ningún niño está capacitado para ser dueño de un perro. Un perro necesita ser educado para vivir entre humanos y un niño no le puede dar ese nivel de educación, límites y reglas, ya que el niño en sí aún está aprendiendo a navegar en esta sociedad. Cuidar a otro ser es demasiada responsabilidad.
Yorkshire, Tenencia responsable
Antes de adquirir un perro conviene plantearse lo que ello significa, tanto desde el punto de vista económico, como de la responsabilidad y las obligaciones que hay que asumir para proporcionarle una vida digna y adecuada. La convivencia con un perro exige tiempo, dinero y dedicación diaria durante al menos 12 años, que es la vida media de un perro. Un perro no es un objeto de consumo, es un ser vivo al que hay que educar, alimentar, cuidar, sacar de paseo y, también establecer un vínculo afectivo con él y acompañarlo. Además, condicionará nuestros movimientos en vacaciones y viajes, cambiará la relación con los vecinos, los amigos y la familia y nos obligará a conocer y acatar las normativas vigentes relativas a la tenencia de animales domésticos y de protección animal. Si después de hacer estas reflexiones estás dispuesto a asumir el compromiso… ¡Bienvenido al club!
Existe otro grado más de responsabilidad: el de la “paternidad responsable”. Los refugios acogen a muchos perros «huérfanos» por la desidia de algunos dueños a la hora de controlar la reproducción de sus mascotas que ante partos no deseados se deshacen de esta manera de los cachorros.
Si no nos vamos a dedicar a la cría deberemos tomar una decisión al respecto y, si no podemos controlar sus épocas de celo para evitar los apareamientos fortuitos y sus frutos, es preferible la castración o esterilización, sean machos o hembras.
Comprar o adoptar
La adopción es una alternativa que se extiende y un acto solidario, tanto si se hace directamente en un refugio como si es de la camada de algún amigo o conocido o de la propia calle. En este último caso lo primero es visitar al veterinario para que lo examine, desparasite y vacune; mientras que en los refugios suelen entregar a los animales ya tratados e incluso esterilizados.Si efectuamos su compra en un criadero o tienda especializada podremos elegir una mascota más acorde a nuestras posibilidades o deseos, en cuanto a sexo, edad y raza, así como exigir garantías, registros y certificados, conocer cómo se ha criado el cachorro, cuál ha sido su hábitat, quiénes son sus padres e incluso escogerlo de entre varios de una camada, según la afinidad, comportamiento, vivacidad o sociabilidad que observemos en él.
Venta de cachorros Yorkshire terrier. Tenencia responsable de un Cachorro.
Educación canina,
Como elegir a tu Cachorro.
Antes de adquirir un Cachorro conviene plantearse lo que ello significa, tanto desde el punto de vista económico, como de la responsabilidad y las obligaciones que hay que asumir para proporcionarle una vida digna y adecuada.
La convivencia
La convivencia con un perro exige tiempo, dinero y dedicación diaria durante al menos 12 años, que es la vida media de un perro.
Un perro no es un objeto de consumo, es un ser vivo al que hay que educar, alimentar, cuidar, sacar de paseo y, también establecer un vínculo afectivo con él y acompañarlo.
Además, condicionará nuestros movimientos en vacaciones y viajes, cambiará la relación con los vecinos, los amigos y la familia y nos obligará a conocer y acatar las normativas vigentes relativas a la tenencia de animales domésticos y de protección animal. Si después de hacer estas reflexiones estás dispuesto a asumir el compromiso…
La paternidad responsable
Existe otro grado más de responsabilidad: el de “La paternidad responsable”. Los refugios acogen a muchos perros «huérfanos» por la desidia de algunos dueños a la hora de controlar la reproducción de sus mascotas que ante partos no deseados se deshacen de esta manera de los cachorros. Si no nos vamos a dedicar a la cría deberemos tomar una decisión al respecto y, si no podemos controlar sus épocas de celo para evitar los apareamientos fortuitos y sus frutos, es preferible la castración o esterilización, sean machos o hembras.
Comprar o adoptar
La adopción es una alternativa que se extiende y un acto solidario, tanto si se hace directamente en un refugio como si es de la camada de algún amigo o conocido o de la propia calle. En este último caso lo primero es visitar al veterinario para que lo examine, desparasite y vacune; mientras que en los refugios suelen entregar a los animales ya tratados e incluso esterilizados.
Si efectuamos su compra en un criadero o tienda especializada podremos elegir una mascota más acorde a nuestras posibilidades o deseos, en cuanto a sexo, edad y raza, así como exigir garantías, registros y certificados, conocer cómo se ha criado el cachorro, cuál ha sido su hábitat, quiénes son sus padres e incluso escogerlo de entre varios de una camada, según la afinidad, comportamiento, vivacidad o sociabilidad que observemos en él.
El Perro Adecuado
Signos de salud
A la hora de elegir nuestro perro, debemos asegurarnos que se encuentra en perfecto estado de salud.
Para ello, observaremos que tiene:
- Ojos limpios, claros y brillantes.
- Encías rosadas, sin mal aliento
- Trufa húmeda y limpia.
- Buen aspecto, limpio y bien alimentado
- Actitud alegre y curiosa, no miedosa ni agresiva
- Buena reacción frente al ruido.
¿Macho o hembra?
Esta es una cuestión de preferencias personales, aunque en general existe la tendencia a elegir machos. Sin embargo, las hembras suelen ser más cariñosas, obedientes y fieles. Presentan la incomodidad de sus épocas de celo, que se producen dos veces al año, duran unos 20 días y requieren un poco más de atención.
Los machos, por su parte, son más independientes y se excitan sexualmente siempre que en los alrededores hay una hembra en celo y, por lo mismo, pueden resultar más agresivos y propensos a las peleas y a las fugas; a su favor tienen el ser mejores guardianes que las hembras.
Si queremos dedicarnos a la cría, lo que es preferible dejar en manos de los profesionales, es aconsejable elegir un buen ejemplar de raza, sea macho o hembra, y escoger cuidadosamente la pareja cuando llegue el momento del apareamiento.
¿Cachorro o adulto?
Hacerse con un cachorro de entre 8 y 10 semanas tiene sus ventajas, en cuanto a la fortaleza del vínculo que se establece con él y por la posibilidad de educarlo a nuestra medida; como contrapartida, los cachorros exigen mucha más atención, tiempo, paciencia y cuidados, sobre todo durante el primer año de vida, además de los pequeños destrozos que seguramente causarán en el hogar.
Un perro adulto o a partir de siete meses puede parecer a simple vista una opción más cómoda, puesto que ya estará educado en las cuestiones básicas, como hacer sus necesidades durante el paseo y obedecer algunas órdenes, también habrá superado las épocas de riesgo de enfermedades y generalmente contará con las debidas vacunas; aunque siempre existe el riesgo de que el animal tenga vicios de comportamiento difíciles de erradicar y nos cause algún quebradero de cabeza, sobre todo si ha crecido en un ambiente desfavorable.
Elegir la Raza Aspecto y carácter
Las modas marcan muchas veces las preferencias por una u otra raza de perro; sin embargo el carácter y la salud de un perro son más importantes que su aspecto. A partir de las ocho semanas de vida es posible vislumbrar su modo de ser e incluso existen test que facilitan la tarea.
Hay que tener en cuenta que cada raza tiene unas características propias e incluso propensión a determinados problemas de salud, como pueden ser los relativos a la estructura ósea o a problemas con los ojos. Cada perro, a su vez, tiene unas peculiaridades individuales de las que debemos informarnos, preguntando al propio criador que sabrá orientarnos sobre los cuidados especiales que requiere el nuestro. No conviene, en cualquier caso, hacer experimentos y anteponer nuestras preferencias a la realidad de la vida cotidiana y si nuestro sueño es tener un podenco o un perro nórdico, por ejemplo, antes habrá que pensar en el espacio para correr que necesita el primero o el clima que requiere el segundo. Existen más de 400 razas catalogadas de perros: pequeños, como el Yorkshire, uno de los más extendidos en su tamaño, vivaz, muy adaptable a la convivencia y paciente con los niños; grandes, como el clásico Pastor Alemán, buen guardián, valiente y sensible o medianos, como el Cócker, siempre de moda, cariñoso y alegre.Salvo excepciones, los perros de tamaño pequeño son más fáciles y baratos de mantener, viven más años que los grandes y no necesitan demasiado ejercicio diario. Por el contrario los perros grandes son más costosos,necesitan bastante ejercicio y pueden ser buenos guardianes y muy protectores con los niños. Como norma general se elegirá perro pequeño o mediano para vivir en la ciudad o en un piso y siempre perros cuyos cuidados estén en proporción al tiempo libre del que se dispone y de la experiencia en la tenencia de perros. Si se es principiante es mejor no elegir una raza cuya educación, por ejemplo, deba ser muy estricta, como en el caso de los considerados peligrosos o cuyo pelaje requiera constantes cuidados. Sólo informándonos concienzudamente de las características y necesidades de cada raza podremos acertar con el perro adecuado a nuestro estilo de vida.
La llegada a casa El equipo necesario
Si se trata de un cachorro, lo ideal es que entre en casa con 8 o 10 semanas de vida y no antes. Para ese momento hay que tener preparado un equipo básico que consistirá en: cama, manta, comedero y bebedero (para comida y agua), collar y correa, cepillo o peine y juguetes adecuados.
Hay muchos tipos de collares y arneses, pero en cualquiera de los dos casos, deberá llevar una placa de identificación o cualquier otro accesorio con la dirección y el teléfono del dueño.
En cuanto a correas también las hay de distintos tipos, extensibles, regulables con mosquetón o sencillas correas fijas, la elección depende del tamaño del perro y de nuestro gusto, pero son de uso obligado en prácticamente todas las localidades.
Para la elección de la cama, lo importante es que lo proteja del frío del suelo y tenga las dimensiones suficientes como para que el perro se sienta cómodo en ella. Para los comederos y bebederos (comida y agua), es importante que sean de material pesado, acero ó acrílico por ejemplo, tengan una base antideslizante y tengan el suficiente tamaño para que el perro no derrame fuera el alimento.
Por último, cepillos o peines vendrán definidos por el tipo de pelaje, largo o corto, liso o duro, del perro. Además de los accesorios básicos, hay otros que son de máxima utilidad, como los que se utilizan en el coche, para que el perro viaje más cómodo y seguro, como redes protectoras, rejillas de aireación que se acoplan en las ventanillas o mantas especiales que transforman el asiento posterior en una especie de bañera que impide que ruede o caiga en caso de frenazo.
Principios de convivencia
Su nombre es el primer regalo que le hacemos a nuestro perro y a través del cual él va a reconocer su vínculo con nosotros. El nombre ideal es corto, y debe sonar claro, preferiblemente de dos sílabas y conteniendo las vocales más fuertes : a, o y u. La educación y el adiestramiento en los hábitos de aseo es lo primero que debemos enseñarle a un cachorro, lo que nos llevará alrededor de 6 semanas. Al principio se le sacará después de las comidas y en lo sucesivo, y como norma, deberá salir a la calle a pasear cuatro veces al día,independientemente de las salidas que pueda hacer al jardín, si lo hubiera y por muy espacioso que sea. También, y desde el primer momento de su llegada, el perro contará con un espacio propio para descansar y otro para comer y tendrá vetada la entrada a determinadas habitaciones para evitar destrozos durante el tiempo que permanezca solo en casa, que no debería ser superior a 8 horas. Con cariño, firmeza y constancia debemos aprovechar, desde los primeros meses de vida, su predisposición natural al aprendizaje y a la pertenencia a un grupo. De otro modo será un animal desorientado y problemático
. Instruir jugando
El juego no es algo que hayamos inventado ahora como un tipo de terapia para que el perro no rompa nuestras cosas. El juego responde a su naturaleza social y al instinto de caza. Así, el atrapar una pelota o juguete podría ser el igual a cazar una presa en estado salvaje. Un perro necesita jugar, ya sea con otros perros, con las personas o con objetos, gracias a los juegos se hacen más hábiles y se vuelven menos destructivos en casa porque gastan energías y se entretienen. Si el perro no juega, lo más probable es que termine con nuestro jardín. El juego es una forma eficaz de establecer los rangos en la casa y de ejercitar su organismo. Una vez que el perro ha aprendido ciertas normas básicas como el «quieto», el «sentado”, el «abajo», el «ven» o el «suelta», nuestro perro estará en condiciones de ser liberado de vez en cuando en un espacio abierto que sea lo suficientemente seguro. El perro agradecerá el poder gastar energías a su gusto con una carrera libre. Nuestra mascota se divertirá mucho con los paseos frecuentes en entornos naturales, lejos de automóviles o zonas que entrañen cierto peligro. Esta es una de las formas de entretenimiento más sanas. Si jugamos con el perro, por ejemplo tirando una pelota, estaremos reafirmando nuestra autoridad, ya que él sabe que depende de nosotros para que el juego sea entretenido. Si hacemos esta actividad algunos minutos durante el día el perro no necesitará de un paseo tan largo y por lo tanto estaremos ahorrando minutos de nuestro tiempo. Es necesario entregar un juguete en forma permanente al perro, de este modo, cuando nosotros no estemos con él, lo morderá para relajarse, evitando así daños lamentables en nuestros objetos, además de posibles daños a sus encías o muelas por comer cosas indebidas. El jugar con otros perros también es muy importante. Un perro necesita de la interacción con sus iguales, por eso el acostumbrarlo desde pequeño a ir a un parque a jugar es muy bueno. El perro se socializa, gasta energías y se siente más confiado. Si se tiene más de un perro en casa, puede ser buena idea entregarles juguetes comunes. Deberemos tener presente que en ocasiones puede surgir un conflicto serio por la posesión del juguete, en tal caso lo retiraremos para evitar peleas.
Los juguetes menos apropiados
Juguetes que puedan ser cortantes • Jamás entregar zapatos viejos como un juguete, ya que el perro no entiende si es viejo o no, sólo entiende que es algo de su amo, y a futuro podría hacer lo mismo con un zapato nuevo. • Objetos que puedan ser tragados, deben ser siempre más grandes que su hocico. Los juguetes son siempre aconsejables y es que las virtudes son varias: Evitan el uso de piedras que destrozan la dentadura o palos que se astillan con facilidad. Un perro acostumbrado a juguetes no buscará obsesivamente otros utensilios sucios o perjudiciales. El juego de tirar y traer es divertido para ambos y fomenta la obediencia y el vínculo afectivo. Pero atención, el amo siempre debe ser quien guíe el juego, y debe saber ponerle punto final, haciendo que el perro obedezca.
Aprende a decir que «No»
Cuando empezamos a educar a un cachorro una de las palabras más empleadas es “no” y muchas veces la utilizamos de manera incorrecta. Entre las normas básicas destaca la de separar el “no” del nombre del cachorro, ya que este debe quedar asociado siempre a cosas buenas, de tal manera que al oírlo ponga rápidamente su atención en nosotros. Es importante emplearla en el momento adecuado, dándole la entonación adecuada y para reprenderle. En caso contrario perderá toda su eficacia para educar a nuestro cachorro. Ha de decirse siempre en tono firme y serio. Muchas veces la forma de decirlo es más importante que la palabra empleada. Si lo reprendes con un tono dulce, con el mismo que empleas para darle mimos no entenderá nada. Tu perro quedará confundido. No hace falta que repitas varias veces la palabra «no», bastará con una sola vez pero de manera firme y enérgica, no dejes lugar a dudas. Úsalo en el momento adecuado: di «no» en el momento preciso en que está realizando la conducta que quieres reprimir, sino corres el riesgo de conseguir el efecto contrario. Tu perro no te querrá menos por regañarle cuando sea necesario. Todo lo contrario, es frecuente que adoren a aquel que sabe quererlos y reprenderlos cuando hace falta. Nunca se sentirá confuso con esa persona y sabrá distinguir las muestras de cariño y las reprimendas necesarias.
Reeducar a nuestra mascota: cómo corregirlo
Son muchas las personas que se encuentran con el mismo caso; no haber sabido orientar la educación de su mascota en los primeros meses o acoger al perro una vez que ya es mayor y ha pasado el periodo de socialización. Todas las malas costumbres son diferentes según la experiencia concreta del perro, pero en mayor o menor grado son siempre corregibles siguiendo un programa de reeducación. En estos casos es recomendable contar con la ayuda de un especialista que nos oriente sobre las pautas a seguir. Algunas recomendaciones generales serían: Procura que, aunque aprenda poco a poco, haga algo ordenado por ti. Puedes comenzar a enseñarle a sentarse o echarse, antes de recibir una recompensa verbal o de comida. Asegúrate que el perro está siempre bajo tu dominio, que te trata como el jefe en casa y en el exterior. Llévalo siempre con correa o una correa larga extensible hasta que exista la certeza de que obedece tus órdenes. Persevera en estos dos o tres comportamientos básicos, ya que las malas costumbres no se solucionan en dos días. El tiempo medio para aprenderlas es de varias semanas. En algunos casos el comportamiento del perro puede salir de lo aceptable y constituir un peligro para desconocidos, niños o para nosotros mismos. Si los daños son excesivos o la actitud del perro se vuelve agresiva es imprescindible consultar con un especialista en comportamiento. Él nos dará las soluciones más efectivas.
Conocer su Temperamento
Si escogemos a nuestro perro en una protectora, puede que tenga problemas de conducta debidos a la experiencia del abandono. Con un poco de dedicación la mayoría de estos problemas se pueden solucionar, lo que genera una profunda satisfacción al propietario así como un fuerte vínculo con su nuevo perro. Las devoluciones, provocadas por personas que eligen al perro por su aspecto y no por su temperamento, o que lo valoran como un juguete, afectan al animal en su comportamiento normal. Para estar seguros de cual es el perro ideal según nuestra forma de vida y nuestro propio temperamento es recomendable preguntar al especialista de la tienda o protectora donde lo vamos ha adquirir.
Educación canina,
Guía para la educación del cachorro
Su cachorro es un miembro más de su familia. Sin embargo, NO es un ser humano. Aprender a conocerlo es la mejor manera de respetarlo y de lograr una convivencia en armonía.
- La comunicación no verbal, a través de gestos, actitudes y miradas es mucho más importante que la comunicación verbal. A su cachorro le importa mucho más lo que Ud. hace que lo que Ud. dice.
- Su cachorro necesita un líder. El líder debe ser Ud.. Caso contrario es probable que él se transforme en el líder, es decir en el dueño de casa. Para evitar esto Ud. debe tratar que su cachorro se gane todo lo que se le da: las caricias, los paseos, los juegos y la comida. Si esto no sucede su cachorro probablemente será desobediente ya que sentirá que él vive bien sin trabajar (a diferencia de lo que le ocurre a Ud.). Esto a mediano plazo hace que muchos dueños apliquen equivocadamente y sin resultados el castigo físico con el propósito de corregir el problema. Las siguientes premisas son esenciales: COHERENCIA – FIRMEZA – PACIENCIA.
- La educación debe comenzar desde el momento que su cachorro ingresa a su hogar. El aprendizaje de su cachorro es permanente, por lo tanto las normas de educación deben respetarse las 24 horas del día. La motivación es la base de este proceso, el castigo sólo un complemento. El manejo debe ser consistente: Ud. debe respetar los horarios de las comidas, los paseos y la cantidad de ejercicio. El propósito de la educación es lograr una convivencia en armonía y debe apuntar a disminuir la ansiedad del cachorro.
- La sociabilización de su cachorro es muy importante: Ud. debe exponerlo a todo tipo de estímulos de manera no traumática. El contacto con bebés, niños y con otros perros es imprescindible para lograr una buena relación con los mismos.
- Ud. debe acostumbrar a su cachorro a quedarse solo tanto cuando Ud. esté en su casa como cuando salga de la misma.
- El mensaje verbal debe ser de tres tipos: tono de orden, tono de premio, tono de reprimenda. Las caricias deben ser dadas como premio y deben ser de corta duración. El castigo, cuando esté indicado, debe estar directamente relacionado con el comportamiento en cuestión y aplicado en el preciso instante en que éste se produzca. Debe ser breve, efectivo y no exagerado, caso contrario no será eficaz y producirá efectos indeseables.
- Para que su cachorro aprenda a orinar y defecar en un lugar adecuado, Ud. debe llevarlo a dicho lugar luego de que aquél se levante de dormir, luego de tomar agua, de comer y luego de jugar, permaneciendo junto a él sin molestarlo. Los lugares de alimentación y de descanso deben estar alejados de las áreas de eliminación.
Siga estos consejos y probablemente su vida junto al nuevo integrante de su familia será placentera tanto para Uds. como para su cachorro.
Comportamiento animal
Buenos Aires – Argentina.
Como elegir a tu Cachorro.
Antes de adquirir un Cachorro conviene plantearse lo que ello significa, tanto desde el punto de vista económico, como de la responsabilidad y las obligaciones que hay que asumir para proporcionarle una vida digna y adecuada.
La convivencia
La convivencia con un perro exige tiempo, dinero y dedicación diaria durante al menos 12 años, que es la vida media de un perro.
Un perro no es un objeto de consumo, es un ser vivo al que hay que educar, alimentar, cuidar, sacar de paseo y, también establecer un vínculo afectivo con él y acompañarlo.
Además, condicionará nuestros movimientos en vacaciones y viajes, cambiará la relación con los vecinos, los amigos y la familia y nos obligará a conocer y acatar las normativas vigentes relativas a la tenencia de animales domésticos y de protección animal. Si después de hacer estas reflexiones estás dispuesto a asumir el compromiso…
La paternidad responsable
Existe otro grado más de responsabilidad: el de “La paternidad responsable”. Los refugios acogen a muchos perros «huérfanos» por la desidia de algunos dueños a la hora de controlar la reproducción de sus mascotas que ante partos no deseados se deshacen de esta manera de los cachorros. Si no nos vamos a dedicar a la cría deberemos tomar una decisión al respecto y, si no podemos controlar sus épocas de celo para evitar los apareamientos fortuitos y sus frutos, es preferible la castración o esterilización, sean machos o hembras.
Comprar o adoptar
La adopción es una alternativa que se extiende y un acto solidario, tanto si se hace directamente en un refugio como si es de la camada de algún amigo o conocido o de la propia calle. En este último caso lo primero es visitar al veterinario para que lo examine, desparasite y vacune; mientras que en los refugios suelen entregar a los animales ya tratados e incluso esterilizados.
Si efectuamos su compra en un criadero o tienda especializada podremos elegir una mascota más acorde a nuestras posibilidades o deseos, en cuanto a sexo, edad y raza, así como exigir garantías, registros y certificados, conocer cómo se ha criado el cachorro, cuál ha sido su hábitat, quiénes son sus padres e incluso escogerlo de entre varios de una camada, según la afinidad, comportamiento, vivacidad o sociabilidad que observemos en él.
El Perro Adecuado
Signos de salud
A la hora de elegir nuestro perro, debemos asegurarnos que se encuentra en perfecto estado de salud.
Para ello, observaremos que tiene:
- Ojos limpios, claros y brillantes.
- Encías rosadas, sin mal aliento
- Trufa húmeda y limpia.
- Buen aspecto, limpio y bien alimentado
- Actitud alegre y curiosa, no miedosa ni agresiva
- Buena reacción frente al ruido.
¿Macho o hembra?
Esta es una cuestión de preferencias personales, aunque en general existe la tendencia a elegir machos. Sin embargo, las hembras suelen ser más cariñosas, obedientes y fieles. Presentan la incomodidad de sus épocas de celo, que se producen dos veces al año, duran unos 20 días y requieren un poco más de atención.
Los machos, por su parte, son más independientes y se excitan sexualmente siempre que en los alrededores hay una hembra en celo y, por lo mismo, pueden resultar más agresivos y propensos a las peleas y a las fugas; a su favor tienen el ser mejores guardianes que las hembras.
Si queremos dedicarnos a la cría, lo que es preferible dejar en manos de los profesionales, es aconsejable elegir un buen ejemplar de raza, sea macho o hembra, y escoger cuidadosamente la pareja cuando llegue el momento del apareamiento.
¿Cachorro o adulto?
Hacerse con un cachorro de entre 8 y 10 semanas tiene sus ventajas, en cuanto a la fortaleza del vínculo que se establece con él y por la posibilidad de educarlo a nuestra medida; como contrapartida, los cachorros exigen mucha más atención, tiempo, paciencia y cuidados, sobre todo durante el primer año de vida, además de los pequeños destrozos que seguramente causarán en el hogar.
Un perro adulto o a partir de siete meses puede parecer a simple vista una opción más cómoda, puesto que ya estará educado en las cuestiones básicas, como hacer sus necesidades durante el paseo y obedecer algunas órdenes, también habrá superado las épocas de riesgo de enfermedades y generalmente contará con las debidas vacunas; aunque siempre existe el riesgo de que el animal tenga vicios de comportamiento difíciles de erradicar y nos cause algún quebradero de cabeza, sobre todo si ha crecido en un ambiente desfavorable.
Elegir la Raza Aspecto y carácter
Las modas marcan muchas veces las preferencias por una u otra raza de perro; sin embargo el carácter y la salud de un perro son más importantes que su aspecto. A partir de las ocho semanas de vida es posible vislumbrar su modo de ser e incluso existen test que facilitan la tarea.
Hay que tener en cuenta que cada raza tiene unas características propias e incluso propensión a determinados problemas de salud, como pueden ser los relativos a la estructura ósea o a problemas con los ojos. Cada perro, a su vez, tiene unas peculiaridades individuales de las que debemos informarnos, preguntando al propio criador que sabrá orientarnos sobre los cuidados especiales que requiere el nuestro. No conviene, en cualquier caso, hacer experimentos y anteponer nuestras preferencias a la realidad de la vida cotidiana y si nuestro sueño es tener un podenco o un perro nórdico, por ejemplo, antes habrá que pensar en el espacio para correr que necesita el primero o el clima que requiere el segundo. Existen más de 400 razas catalogadas de perros: pequeños, como el Yorkshire, uno de los más extendidos en su tamaño, vivaz, muy adaptable a la convivencia y paciente con los niños; grandes, como el clásico Pastor Alemán, buen guardián, valiente y sensible o medianos, como el Cócker, siempre de moda, cariñoso y alegre.Salvo excepciones, los perros de tamaño pequeño son más fáciles y baratos de mantener, viven más años que los grandes y no necesitan demasiado ejercicio diario. Por el contrario los perros grandes son más costosos,necesitan bastante ejercicio y pueden ser buenos guardianes y muy protectores con los niños. Como norma general se elegirá perro pequeño o mediano para vivir en la ciudad o en un piso y siempre perros cuyos cuidados estén en proporción al tiempo libre del que se dispone y de la experiencia en la tenencia de perros. Si se es principiante es mejor no elegir una raza cuya educación, por ejemplo, deba ser muy estricta, como en el caso de los considerados peligrosos o cuyo pelaje requiera constantes cuidados. Sólo informándonos concienzudamente de las características y necesidades de cada raza podremos acertar con el perro adecuado a nuestro estilo de vida.
La llegada a casa El equipo necesario
Si se trata de un cachorro, lo ideal es que entre en casa con 8 o 10 semanas de vida y no antes. Para ese momento hay que tener preparado un equipo básico que consistirá en: cama, manta, comedero y bebedero (para comida y agua), collar y correa, cepillo o peine y juguetes adecuados.
Hay muchos tipos de collares y arneses, pero en cualquiera de los dos casos, deberá llevar una placa de identificación o cualquier otro accesorio con la dirección y el teléfono del dueño.
En cuanto a correas también las hay de distintos tipos, extensibles, regulables con mosquetón o sencillas correas fijas, la elección depende del tamaño del perro y de nuestro gusto, pero son de uso obligado en prácticamente todas las localidades.
Para la elección de la cama, lo importante es que lo proteja del frío del suelo y tenga las dimensiones suficientes como para que el perro se sienta cómodo en ella. Para los comederos y bebederos (comida y agua), es importante que sean de material pesado, acero ó acrílico por ejemplo, tengan una base antideslizante y tengan el suficiente tamaño para que el perro no derrame fuera el alimento.
Por último, cepillos o peines vendrán definidos por el tipo de pelaje, largo o corto, liso o duro, del perro. Además de los accesorios básicos, hay otros que son de máxima utilidad, como los que se utilizan en el coche, para que el perro viaje más cómodo y seguro, como redes protectoras, rejillas de aireación que se acoplan en las ventanillas o mantas especiales que transforman el asiento posterior en una especie de bañera que impide que ruede o caiga en caso de frenazo.
Principios de convivencia
Su nombre es el primer regalo que le hacemos a nuestro perro y a través del cual él va a reconocer su vínculo con nosotros. El nombre ideal es corto, y debe sonar claro, preferiblemente de dos sílabas y conteniendo las vocales más fuertes : a, o y u. La educación y el adiestramiento en los hábitos de aseo es lo primero que debemos enseñarle a un cachorro, lo que nos llevará alrededor de 6 semanas. Al principio se le sacará después de las comidas y en lo sucesivo, y como norma, deberá salir a la calle a pasear cuatro veces al día,independientemente de las salidas que pueda hacer al jardín, si lo hubiera y por muy espacioso que sea. También, y desde el primer momento de su llegada, el perro contará con un espacio propio para descansar y otro para comer y tendrá vetada la entrada a determinadas habitaciones para evitar destrozos durante el tiempo que permanezca solo en casa, que no debería ser superior a 8 horas. Con cariño, firmeza y constancia debemos aprovechar, desde los primeros meses de vida, su predisposición natural al aprendizaje y a la pertenencia a un grupo. De otro modo será un animal desorientado y problemático
. Instruir jugando
El juego no es algo que hayamos inventado ahora como un tipo de terapia para que el perro no rompa nuestras cosas. El juego responde a su naturaleza social y al instinto de caza. Así, el atrapar una pelota o juguete podría ser el igual a cazar una presa en estado salvaje. Un perro necesita jugar, ya sea con otros perros, con las personas o con objetos, gracias a los juegos se hacen más hábiles y se vuelven menos destructivos en casa porque gastan energías y se entretienen. Si el perro no juega, lo más probable es que termine con nuestro jardín. El juego es una forma eficaz de establecer los rangos en la casa y de ejercitar su organismo. Una vez que el perro ha aprendido ciertas normas básicas como el «quieto», el «sentado”, el «abajo», el «ven» o el «suelta», nuestro perro estará en condiciones de ser liberado de vez en cuando en un espacio abierto que sea lo suficientemente seguro. El perro agradecerá el poder gastar energías a su gusto con una carrera libre. Nuestra mascota se divertirá mucho con los paseos frecuentes en entornos naturales, lejos de automóviles o zonas que entrañen cierto peligro. Esta es una de las formas de entretenimiento más sanas. Si jugamos con el perro, por ejemplo tirando una pelota, estaremos reafirmando nuestra autoridad, ya que él sabe que depende de nosotros para que el juego sea entretenido. Si hacemos esta actividad algunos minutos durante el día el perro no necesitará de un paseo tan largo y por lo tanto estaremos ahorrando minutos de nuestro tiempo. Es necesario entregar un juguete en forma permanente al perro, de este modo, cuando nosotros no estemos con él, lo morderá para relajarse, evitando así daños lamentables en nuestros objetos, además de posibles daños a sus encías o muelas por comer cosas indebidas. El jugar con otros perros también es muy importante. Un perro necesita de la interacción con sus iguales, por eso el acostumbrarlo desde pequeño a ir a un parque a jugar es muy bueno. El perro se socializa, gasta energías y se siente más confiado. Si se tiene más de un perro en casa, puede ser buena idea entregarles juguetes comunes. Deberemos tener presente que en ocasiones puede surgir un conflicto serio por la posesión del juguete, en tal caso lo retiraremos para evitar peleas.
Los juguetes menos apropiados
Juguetes que puedan ser cortantes • Jamás entregar zapatos viejos como un juguete, ya que el perro no entiende si es viejo o no, sólo entiende que es algo de su amo, y a futuro podría hacer lo mismo con un zapato nuevo. • Objetos que puedan ser tragados, deben ser siempre más grandes que su hocico. Los juguetes son siempre aconsejables y es que las virtudes son varias: Evitan el uso de piedras que destrozan la dentadura o palos que se astillan con facilidad. Un perro acostumbrado a juguetes no buscará obsesivamente otros utensilios sucios o perjudiciales. El juego de tirar y traer es divertido para ambos y fomenta la obediencia y el vínculo afectivo. Pero atención, el amo siempre debe ser quien guíe el juego, y debe saber ponerle punto final, haciendo que el perro obedezca.
Aprende a decir que «No»
Cuando empezamos a educar a un cachorro una de las palabras más empleadas es “no” y muchas veces la utilizamos de manera incorrecta. Entre las normas básicas destaca la de separar el “no” del nombre del cachorro, ya que este debe quedar asociado siempre a cosas buenas, de tal manera que al oírlo ponga rápidamente su atención en nosotros. Es importante emplearla en el momento adecuado, dándole la entonación adecuada y para reprenderle. En caso contrario perderá toda su eficacia para educar a nuestro cachorro. Ha de decirse siempre en tono firme y serio. Muchas veces la forma de decirlo es más importante que la palabra empleada. Si lo reprendes con un tono dulce, con el mismo que empleas para darle mimos no entenderá nada. Tu perro quedará confundido. No hace falta que repitas varias veces la palabra «no», bastará con una sola vez pero de manera firme y enérgica, no dejes lugar a dudas. Úsalo en el momento adecuado: di «no» en el momento preciso en que está realizando la conducta que quieres reprimir, sino corres el riesgo de conseguir el efecto contrario. Tu perro no te querrá menos por regañarle cuando sea necesario. Todo lo contrario, es frecuente que adoren a aquel que sabe quererlos y reprenderlos cuando hace falta. Nunca se sentirá confuso con esa persona y sabrá distinguir las muestras de cariño y las reprimendas necesarias.
Reeducar a nuestra mascota: cómo corregirlo
Son muchas las personas que se encuentran con el mismo caso; no haber sabido orientar la educación de su mascota en los primeros meses o acoger al perro una vez que ya es mayor y ha pasado el periodo de socialización. Todas las malas costumbres son diferentes según la experiencia concreta del perro, pero en mayor o menor grado son siempre corregibles siguiendo un programa de reeducación. En estos casos es recomendable contar con la ayuda de un especialista que nos oriente sobre las pautas a seguir. Algunas recomendaciones generales serían: Procura que, aunque aprenda poco a poco, haga algo ordenado por ti. Puedes comenzar a enseñarle a sentarse o echarse, antes de recibir una recompensa verbal o de comida. Asegúrate que el perro está siempre bajo tu dominio, que te trata como el jefe en casa y en el exterior. Llévalo siempre con correa o una correa larga extensible hasta que exista la certeza de que obedece tus órdenes. Persevera en estos dos o tres comportamientos básicos, ya que las malas costumbres no se solucionan en dos días. El tiempo medio para aprenderlas es de varias semanas. En algunos casos el comportamiento del perro puede salir de lo aceptable y constituir un peligro para desconocidos, niños o para nosotros mismos. Si los daños son excesivos o la actitud del perro se vuelve agresiva es imprescindible consultar con un especialista en comportamiento. Él nos dará las soluciones más efectivas.
Conocer su Temperamento
Si escogemos a nuestro perro en una protectora, puede que tenga problemas de conducta debidos a la experiencia del abandono. Con un poco de dedicación la mayoría de estos problemas se pueden solucionar, lo que genera una profunda satisfacción al propietario así como un fuerte vínculo con su nuevo perro. Las devoluciones, provocadas por personas que eligen al perro por su aspecto y no por su temperamento, o que lo valoran como un juguete, afectan al animal en su comportamiento normal. Para estar seguros de cual es el perro ideal según nuestra forma de vida y nuestro propio temperamento es recomendable preguntar al especialista de la tienda o protectora donde lo vamos ha adquirir.
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Guía para la educación del cachorro
Consejos para cuando muere nuestro perro. Cómo afrontar la pérdida.
Rosa Roldán, de Perrygatos, es técnico en comportamiento canino y felino y educadora canina. Ella ha tenido la amabilidad de compartir su experiencia para ofrecernos unos consejos sobre un tema tan difícil: una breve guía sobre qué hacer o más bien cómo afrontar la pérdida de un perro.Muchas personas se sorprenden ante las emociones que afloran tras la muerte de su compañero de cuatro patas, de su perro. Se llegan a sentir, incluso culpables, por la pena que sienten. En estos momentos vale la pena recordar que nuestro perro era parte de nuestra vida, de nuestra rutina y de nuestro hogar. Además del amor que llegamos a sentir por él, era familia, amigo y compañero.
A menudo, no somos conscientes de que, no sólo pasamos duelo por el animal al que tanto amamos, sino también lloramos la pérdida de esa época feliz de nuestra vida, por todo lo que nos ha dado durante ese tiempo y por los lazos que ayudó a crear con otras personas y animales, que se han convertido en importantes para nosotros.
Los más pequeños de la casa y las personas mayores que viven con la única compañía de su perro, son las personas más afectadas por esta pérdida. No debemos dejarlos solos y es nuestro deber estar atentos a su estado emocional.
Es importante cuidar de uno mismo durante este periodo tan difícil. No debemos avergonzarnos de sentir dolor y de llorar por un ser que nos ha acompañado tanto tiempo y a lo largo de su vida. Probablemente el perro ha vivido una gran parte de su vida con nosotros. Lo hemos visto crecer y hacerse adulto e incluso anciano. Es normal sentirse apático ante su marcha, sin ganas de ver a gente, sin ánimos de nada, incluso sin ganas de comer…
Seguro que habrá personas que no entiendan estos sentimientos ni sepan valorar la tristeza que provocan (sobre todo de aquellos que siempre han pensado aquello de que “no es más que un perro”). La compañía de otros amantes de los animales, puede resultar fundamental. En estos momentos, es más importante que nunca tener a alguien con quien compartir sentimientos. Es preciso hacer el esfuerzo de hablar sobre la pérdida.
Tras la pérdida…. Las fases del duelo
Aquellas personas que han perdido un perro querido, me entenderán perfectamente al leer esto. Se hace necesario hablar de nuestro animal y de cómo nos sentimos por su ausencia con aquellos que sepan entendernos. Será precisamente durante estos días, especialmente duros, cuando cada uno debe afrontar, a su manera, la pérdida. Son días amargos pero que, a la larga, debemos atravesar pues se hace necesario asimilar la marcha de un ser querido como ha sido nuestro perro.
Llega el momento de superar las diferentes fases del duelo. En realidad, se trata de un proceso de ajuste emocional, tras de la pérdida de un ser querido, durante el cual, diversas emociones compiten entre sí. Tiene diferentes etapas que pueden explicarse separadamente pero que, casi nunca se presentan de un modo ordenado. Pueden solaparse y mezclarse entre sí, pero, para completar el proceso de asimilación, hay que experimentarlas todas.
Seguramente habrá días mejores o peores, y, a veces, lo que se creía superado se vuelve a sentir. Hay muchas clasificaciones pero, me quedo con esta (basada en el modelo Kübler-Ross) que es con la que más me identifico
La Negación
La negación es la primera etapa de duelo, se produce cuando nos negamos rotundamente a aceptar la pérdida. No quieres creer lo que ha pasado. No crees que nunca volverá.
El Enfado
Con uno mismo o con los demás. Es la ira, rabia, cólera, furor y coraje que sentimos cuando sabemos que sí ha ocurrido, que sí es verdad, que ha muerto nuestro ser querido.
La Negociación
La negociación es la etapa en que intentamos hacer algún tipo de trato, pacto o acuerdo de alguna manera. Después de la muerte, se va hacia atrás y se analiza la situación y el qué hubiera pasado si las circunstancias hubieran cambiado. Todas las personas nos preguntamos en estos momentos qué hubiera pasado de hacer esto o lo otro….
La Depresión
En esta etapa, las personas nos sentimos angustiadas, miedosas, afligidas, a menudo lloramos y, en cierta manera, nos sentimos culpables o arrepentidas. Empezamos a darnos cuenta de que la pérdida es irrevocable, y que debemos continuar viviendo, sin la presencia de algo tan importante en nuestras vidas.
La Aceptación
La aceptación es cuando de nuevo nos sentimos preparados para aceptar el hecho de la muerte de nuestro amigo de cuatro patas. Somos conscientes de que nunca más volverá y retomamos nuevamente nuestras vidas de un modo más tranquilo. Esto no significa que dejemos de pensar en ellos (pues siempre nos acompañarán en nuestros pensamientos), sino que podemos seguir adelante aceptando el hecho de que nunca más estarán a nuestro lado.
Aprendiendo a superar la tristeza
En estos momentos, es necesario tener la oportunidad de estar triste y la libertad de manifestarlo con la familia y amigos de confianza. Este paso no es sencillo, pero es esencial para encarar la muerte del animal de la mejor forma posible.
La amargura no debería ser el único sentimiento ante el recuerdo de nuestro perro. En estos momentos tristes, es bueno recuperar los momentos compartidos con el can e intentar quedarnos con esa sensación agradable.
Algunos consejos sencillos que pueden ayudarnos a afrontar de la forma más positiva posible, la pérdida de nuestro perro son:
Siéntete libre para llorar
Las lágrimas expresan el dolor que sentimos y ayudan a liberar la angustia interior. Es normal echar de menos al ser querido y admitirlo es el primer paso para afrontar la pérdida.
Nunca te culpes porque se haya ido
Es algo frecuente, sobre todo, ante situaciones de pérdidas traumáticas y repentinas como las sucedidas a consecuencia de un accidente o de una enfermedad relámpago.
Que afloren estos sentimientos es algo normal, puesto que nos sentimos responsables del bienestar de nuestro animal y no entendemos cómo ha podido suceder. En cualquiera de los casos, nuestro amigo se ha ido para siempre y no tiene sentido buscar culpables.
Cuando los buenos recuerdos ganan terreno al dolor
Los recuerdos agradables han sido muchos y los buenos momentos compartidos estarán ahí siempre. Con el tiempo, la sensación gris desaparece, dejando paso la calma que produce la memoria tranquila de nuestro amigo peludo.
Cosas que no debemos perder de vista
• El impacto que causa la muerte del compañero canino, puede llegar a ser tan intenso como el que sentimos cuando se pierde a un familiar querido.
• Es necesario tener la oportunidad de estar triste, incluso de llorar, si es preciso, y la confianza para manifestarlo ante la familia y los amigos.
• La sensación de culpa es normal y debemos asimilarla como parte del proceso de superación del fallecimiento del perro.
• La paciencia es una buena aliada: El tiempo y recuerdo de los buenos momentos compartidos con el perro, ayudan a asimilar la pérdida.
• El dolor que produce la muerte de un animal querido puede ser intenso y duradero pero, antes o después, remite.
Qué podemos hacer para superar el dolor..?
• Pon palabras a tu despedida.
Escribir una carta dedicada al perro perdido, ayuda a ordenar ideas y a expresar sentimientos. En unas cuantas palabras se puede recoger el laberinto de sentimientos que atravesamos y agradecer a nuestro can, el tiempo que nos ha dedicado y todo lo que ha aportado en nuestra vida.
• Preparar algo para recordarlo en el futuro, puede ser una buena forma de empezar a asumir la pérdida.
En función de nuestra ideología y presupuesto, podemos celebrar una pequeña ceremonia de despedida. Hay cementerios de animales que nos pueden ayudar con esta tarea e, incluso hay páginas web, para recordar a nuestro peludo por siempre. Esta acción tiene la triple función de calmar el dolor inicial, desahogarte ante la familia y amigos cercanos y despedirte de tu amigo, diciéndole de una forma especial lo que ha supuesto el tiempo que habéis compartido.
• Aprender a convivir con las rutinas:
El tiempo que habéis compartido estaba lleno de horarios y rutinas que ahora se pueden volver una pesada carga. Es recomendable conservar, al menos por un tiempo, esos hábitos. Sal y pasea; Sonríe a los que han sido compañeros de parque de tu perro y disfruta de los lugares que recorrías con él, mientras recuerdas todo lo que habéis compartido, el tiempo que pasasteis juntos, los juegos, las risas y los buenos momentos. Poco a poco, podrás ir sustituyendo rutinas por otras actividades que te resulten agradables porque es importante seguir adelante con la sensación de poder recordar a nuestro perro siempre que sintamos la necesidad, pero siempre con una sonrisa en los labios porque hemos sido capaces de aprender a vivir sin su presencia..
• Es insustituible.
Cada uno es único, con una personalidad diferente y una forma de comportarse particular. Tómate tu tiempo antes de dar el paso. Una vez hayas aceptado la muerte de tu perro, entonces estarás preparado para adoptar otro y darle todo ese cariño que sientes por estos animales.
La pérdida de nuestro perro es un momento difícil, sin duda, pero no debemos perder de vista que, con el paso del tiempo, los recuerdos se convierten en algo agradable y se disipa el dolor. El tiempo que nos ha regalado el animal es algo que valoraremos aún más y debemos tener presente que siempre ha sido y será un miembro querido y recordado de la familia. No hay un período establecido para que la pena remita, pero lo que es seguro es que lo hará.
Terapia asistida con animales (TAA), en inglés en:Animal-assisted therapy (AAT), es una actividad donde la misión es seleccionar, entrenar y certificar animales, que sean de apoyo en tratamientos y terapias para pacientes de todas las edades, con enfermedades que los debilitan y los afectan en el plano social, emocional y cognitivo.
No existe base científica para el tratamiento del autismo, otro tipo de discapacidad intelectual o enfermedades mentales.
El uso de mascotas como ayudantes de terapias convencionales se remonta a 1792 en Inglaterra, donde se trató enfermos mentales. Posteriormente, en 1867, los animales de compañía intervienen en el tratamiento de epilépticos en Bethel (Biefeld, Alemania). En 1944, la Cruz Roja Americana organiza, en el Centro para Convalecientes de la Fuerza Aérea de Nueva York, el primer programa terapéutico de rehabilitación de los aviadores.
Las especies más utilizadas son perros, gatos, caballos, aves, conejos y delfines. Estos últimos son mayormente requeridos para personas con Síndrome de Down, parálisis cerebral, autismo, entre otros padecimientos.
Objetivo
El objetivo de este contacto humano-animal es el de mejorar la calidad emocional y la seguridad en pacientes que han perdido la motivación ante las situaciones de la vida, debido a la depresión o a la falta de interacción con la sociedad por estar dentro de hospitales, clínicas o bajo la supervisión de profesionales que mantienen en control la salud del individuo, esto ya sea por enfermedades crónicas o terminales, trastornos permanentes o dolores físicos y/o emocionales.
Esto también es útil y efectivo para personas con problemas de atención y aprendizaje, sobre todo en los niños. De igual manera, muchos infantes no pueden controlar la ira y el miedo hacia algunas situaciones, es por ello que mediante juegos y actividades divertidas, recreativas y con enseñanza de valores, los pequeños aprenden a cambiar las actitudes negativas por unas ejemplares.
Comúnmente cuando una persona ve un animal suele automáticamente bajar los niveles de agresividad y realizar muestras de cariño y cobijo. El hablarle a los animales y observar la fidelidad que estos tienen hacia uno mismo, es motivador y alentador para el convaleciente. De igual forma sirve para que la comunicación entre médico y paciente se dé de mejor manera, con más confianza y menos temores, con la finalidad de que estos se conviertan en pensamientos positivos y traigan consigo el valor de la esperanza.
Beneficios
- Empatía: la relación con el animal favorece el hecho de ponerse en la situación de los demás.
- Enfoque exterior: los animales ayudan a las personas que tienen una enfermedad mental, que tienen baja autoestima, depresión, etc., a cambiar el enfoque de su ambiente, logrando que piensen y hablen de los animales, en vez de sus problemas.
- Relaciones: pueden abrir un cauce de comunicación emocionalmente seguro entre su terapeuta y el paciente.
- Aceptación: tienen una manera particular de aceptar a las personas sin calificarlas. No miran cómo luce o qué cosas dice.
- Entretenimiento: la presencia de un animal da diversión a las personas. Ideal para geriátricos.
- Socialización: estudios han demostrado que las visitas que los animales hacen a las instituciones, ofrecen mayor socialización entre las personas del lugar. Se muestran más alegres, más sociables con los demás, disminuyen la ansiedad y estrés y mejora el estado de ánimo.
- Estímulo mental: ocurre porque se incrementa la comunicación con otras personas, ayudando a la evocación de recuerdos. En instituciones con pacientes con depresión, la presencia de un animal ayuda a aclarar la atmósfera, incrementando la distracción, alegría y el juego, que disminuyen sus sentimientos de aislamiento.
- Beneficios fisiológicos: muchas personas se sienten relajadas cuando los animales están presentes y se produce una disminución de la presión sanguínea; puede existir también un fortalecimiento de los músculos y una mejora en la recuperación de enfermedades del corazón.
Certificación de los animales
Existen instituciones con animales entrenados para visitar a los pacientes a hospitales, clínicas u hogares, sin embargo, una persona sana puede entrenar a su propia mascota como método preventivo, o bien, para que estos realicen voluntariados con otras personas. Para ello, es necesario cubrir una serie de etapas que le darán un certificado de aprobación a la mascota. Esto sin duda se da por medio de una selección, pues no todos los animales son aptos para adquirir estos aprendizajes. La certificación en animales para estos fines se avaló apenas en el año de 1990.
El primer paso es el de la obediencia. Primero que nada, es indispensable que el animal aprenda a obedecer a su entrenador. Para ello, tanto el dueño como la mascota deben asistir a clases prácticas donde poco a poco se vaya adquiriendo esta habilidad. Un perro, gato, etc., debe comportarse y obedecer por medio de la voz y sonidos a pesar de todas las distracciones y tentaciones que puedan presentarse a su alrededor.
Otro punto importante es el entrenamiento para las tareas que tendrá que hacer en los voluntariados y el comportamiento que deberá tener cuando se presente ante los pacientes.
Por último, las pruebas de temperamento y salud en general son indispensables para determinar si la mascota puede comenzar con el trabajo. Es necesario realizar revisiones médicas ya que todo animal que estará en contacto con personas delicadas y cuyas defensas en su organismo son bajas, debe estar completamente sano y libre de cualquier infección o parásito.
El temperamento también debe ser evaluado periódicamente para mantener el nivel de formación, pues a pesar de haber recibido clases y entrenamientos, no deja de ser un animal guiado por el instinto.
Diferencia entre las Actividades Asistidas con Animales (AAA), programas de visitas y las Terapias Asistidas con Animales (TAA)
Existe una diferencia entre estos tres términos que no deben confundirse. Las actividades asistidas con animales (AAA), son aquellas que se realizan entre varios participantes y uno o más animales entrenados. No se concentran en una persona en particular ni se establecen objetivos específicos de tratamiento, sino por medio de actividades divertidas se motiva a la participación colectiva, lo que genera agradables experiencias terapéuticas que benefician a nivel emocional, relacional y educativo.
Este tipo de actividades son ideales para personas con problemas de autoestima, seguridad y dependencia, pues el estímulo de la presencia animal, las muestras afectuosas y las acciones sinceras, leales y positivas que estos muestran, crean un ambiente sin tensiones y apto para comenzar a socializar con otros compañeros del grupo. Una conversación entre dos o varias personas puede iniciarse a partir de una gracia que haga el animal o alguna experiencia relacionada al tema que se venga a la mente y se desee compartir. Esto permite cambiar por completo la actitud y visión de las personas con este tipo de problemas emocionales, al mismo tiempo que aprenden valores que enriquecerán su vida a nivel personal y social.
Los programas de visitas por su parte, es cuando los propietarios van acompañados de sus animales para visitar a los pacientes con el objetivo de socializar y regalar un momento de tranquilidad y empatía.
Por otro lado y a diferencia de las actividades asistidas y visitas, las terapias, como se mencionó anteriormente, están más enfocadas a individuos con problemas específicos y más que actividades divertidas, son ejercicios terapéuticos aplicados en sesiones con el propósito de relajar y mantener positivos a los pacientes más delicados, lo que repercutirá de manera exitosa en su salud. Estos reciben un seguimiento y una programación en las sesiones con el fin de obtener un resultado curativo o el mejoramiento en la calidad de vida.
Función de los animales
El entrenamiento de los animales más las habilidades naturales que estos poseen, hacen que su presencia, más que amistosa y esperanzadora, sea útil para advertir sobre situaciones que pondrían en riesgo la salud de las personas. Increíblemente las especies animales contienen hasta 250 millones de receptores olfatorios que son capaces de detectar cambios importantes en los organismos del cuerpo humano sin que podamos percibirlo. Igualmente el uso de su vista y audición es muy agudo y desarrollado, por lo que también los utilizan para estudiar profundamente a la persona con tan sólo sentirla, olerla o mirarla a los ojos.
Por medio de ladridos, agitaciones o intentos de llamar la atención, un animal puede avisar a tiempo y antes de que ocurra una tragedia, una futura crisis en el paciente. Esto resulta muy valioso para todo el equipo médico que tiene la oportunidad de prevenir y salvar vidas humanas. Los infartos, ataques epilépticos, melanomas (cáncer), entre otras alteraciones, realmente pueden detectarse antes de que ocurran debido a que el cuerpo presenta cambios, sólo que no son visibles para los sentidos humanos, pero sí para las otras especies animales.
Las terapias asistidas son mayormente requeridas en hospitales, clínicas e instituciones mentales, sin embargo, en la actualidad son muy eficientes dentro de prisiones y asilos para ancianos.
Animales dentro de las prisiones y asilos para ancianos
Hoy en día, en distintas partes del mundo, perros y otros animales pequeños son llevados a cárceles tanto de mujeres como de hombres para erradicar las acciones y sentimientos violentos que estos puedan presentar. Esto no quiere decir que si el prisionero cambia de actitud tiene la oportunidad de recuperar su libertad, pero sí puede influir de manera significativa para su tiempo de condena gracias a una conducta ejemplar. Se ha demostrado que las peleas y los suicidios dentro de las penitenciarías reducen con este tipo de visitas animales.
Por otro lado, la presencia animal dentro de las estancias y asilos para personas de la tercera edad, es muy valiosa y agradecida, pues muchas de estas personas que lamentablemente no reciben visitas de sus familiares, se ven reconfortadas por el cariño y lealtad que estos pequeños seres vivos demuestran con sinceridad. La tristeza, la depresión, la ansiedad, entre otras manifestaciones comunes dentro de estos dos lugares, pueden ser tratados y equilibrados teniendo contacto con un perro, gato, conejo u otra especie entrenada.
Experiencias
El Dr. Boris M. Levinson (1960), en su libro «Psicoterapia Infantil Asistida Por Animales», relata las experiencias vividas junto a su perro y pacientes introvertidos que perdían todas sus inhibiciones y miedos gracias a la presencia del can en el consultorio, ya que éste favorecía la comunicación entre el psiquiatra y sus pacientes (Revista San Marcos al Día Nº 46 de la Universidad Nacional, 2002).
Un ejemplo de las virtudes de una terapia con mascotas es que desde 1984 la residencia Robert-Chiene para personas ancianas en Montreal tiene una pajarera en cada piso del establecimiento, entonces las personas de la tercera edad los visitan diariamente, les hablan y se ocupan de cuidarlo, siendo que muchos beneficiarios que nunca salían de sus cuartos al cuidar a sus pájaros tienen una razón para hacerlo (Chiene, 2002).
Bibliografía
- Andrés Sendra, Judith. Apoyo psicosocial, atención relacional y comunicativa en instituciones. Promoción del bienestar personal y social de las personas dependientes. 1ª edición. Ideas Propias Editorial, año 2009. Páginas 190-191.
- Chavez Aguiar, Hiran David. De la percepción a la razón, nociones de psiquiatría animal (Etología). Sociedad Venezolana de Médicos Veterinarios. Páginas 191- 193.
El perro señal o perro para personas sordas
El perro señal o perro para personas sordas es un tipo de perro de asistencia para personas con discapacidad auditiva. Está específicamente adiestrado para dar apoyo y avisar a las personas sordas de distintos sonidos cotidianos, indicándoles su procedencia con un gesto técnicamente aprendido y conduciéndoles a la fuente del sonido.
Estos sonidos se producen principalmente en el hogar, como timbres y aperturas de puertas, interfonos, teléfonos fijos y móviles, despertadores, alarmas de electrodomésticos, llantos de bebé, campanas y cascabeles, el claxon de un vehículo y otros sonidos concretos en función de las necesidades de cada usuario. También en el caso de alarmas de humo, incendios y evacuaciones para alejarse del lugar del posible peligro.
El perro señal se engloba dentro de los perros de asistencia al igual que los perros guía, perros de servicio, perros de terapia y perros para personas con trastornos del espectro autista. Está perfectamente socializado, adiestrado en obediencia y cumple altos requisitos de comportamiento, temperamento y habilidad específica para su labor, tras un periodo de socialización y adiestramiento hasta aproximadamente los 2 o 3 años de edad. Tiene derecho de acceso público junto con su usuario o adiestrador en territorios donde este derecho ya esté contemplado por la ley.
En el ámbito internacional está implantado en algunos países como Estados Unidos, Reino Unido o Australia donde miles de personas sordas cuentan cada año con la ayuda técnica de estos perros de asistencia. En España, hay una organización especializada en el entrenamiento de perros señal, que solo trabaja con perros rescatados de refugios de animales abandonados. El motivo es que no hay ninguna raza que haya sido específicamente seleccionada por su reactividad al sonido, mientras que muchos mestizos medianos muestran esta característica de forma innata, lo que facilita su adiestramiento y la calidad de su trabajo a largo plazo. De hecho, esta asociación debe su nombre al término filipino «Áskal», que quiere decir mestizo, perro sin raza.
Asociaciones de Usuarios de Perro-Guía
Las Asociaciones de Usuarios de Perro-Guía agrupan a usuarios de una misma Comunidad Autónoma con el fin de representar y defender los derechos e intereses de ese colectivo.
Desempeñan una inestimable labor, en la medida en que aglutinan las inquietudes de sus asociados, sirven de cauce de comunicación de su problemática específica, colaborando en su resolución tanto con las Administraciones Públicas como con entidades privadas, contribuyen a la difusión y reconocimiento social de la función del perro-guía y, en definitiva, complementan las funciones de la ONCE y de la FOPG aportando la perspectiva del colectivo de usuarios en aquellos asuntos que les afectan.Dado que agrupan a un importante sector de usuarios de una misma Comunidad, su representatividad hace que estén llamadas a desempeñar un papel relevante en la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan a su colectivo.
Así, se han incorporado ya a grupos de trabajo preparatorios de reformas legislativas sobre el derecho de acceso con perros de asistencia.
Las Asociaciones de Usuarios organizan actividades para sus miembros, como charlas o coloquios sobre temas de interés, al tiempo que contribuyen a apoyar la presencia en los medios y en la sociedad en general de la figura del perro-guía.
En el momento actual existen las siguientes Asociaciones. Contacta con ellas en las direcciones:
- Asociación de Usuarios de Perros Guía de Andalucía.
Presidente: Ildefonso Francisco Morales Torres.
Sede Social: C. Resolana, nº 30. 41009 Sevilla.
Teléfono: 627 91 87 47
Correo electrónico: info@perrosguiadeandalucia.org
Página web: http://www.perrosguiadeandalucia.es
- Asociación de Usuarios de Perros Guía de Aragón.
Presidente: Ángel Calavia Contreras.
Teléfono: 667 145 460.
Correo electrónico: a_calavia@auna.com
- Associació d’usuaris de Gossos Pigall de Catalunya.
Presidenta: Victoria Hernández Gazapo.
Horario de Despacho: De 17:00 a 20:00 horas, los martes, en la Delegación Territorial de la ONCE en Catalunya.
Teléfono: 93 238 11 11. Extensión: 23 26.
Correo electrónico: augpcat@gmail.com
Página web: http://www.perrosguiacatalunya.org
Facebook: www.facebook.com/gossospigall
Twitter: @AUPGCperroguia
- Asociación de Usuarios y Amigos del Perro Guía de Madrid.
Presidente: Antonio Pereña Ríos.
Domicilio social: Prim 3. 3ª planta, despacho 320. 28004 Madrid.
Horario: Lunes: de 19:00 a 21:00 horas y Jueves de 18,00 a 20,00 horas.
Teléfono: 91 532 50 00. Extensión: 352.
Móvil: 686410434
Correo electrónico: junta.auapgm@gmail.com
- Asociación de Usuarios de Perros Guía de Murcia.
Presidente: Mª Jesús Cascales Mayor.
Domicilio social: Plaza de San Agustín, nº 1. 30005 Murcia.
Teléfono: 968 28 08 90. Extensión: 2310.
- Asociación de Usuarios de Perros Guía de Canarias.
Presidente: Silvia R. Monzón Viera.
Teléfono: 625 487 901.
Correo electrónico: aupcan@gmail.com
Página web: http://aupcan.blogspot.com
- Asociación de Usuarios de Perros Guía de la Comunidad Valenciana.
Presidente: Vicente Galiana Sánchez.
Domicilio Social: C. Marqués de la Ensenada, 33. Castellón de la Plana
Teléfono: 653 97 00 85
Correo electrónico: info@aspeguicv.org
Facebook: http://www.facebook.com/groups/269735366455153/
Página web: http://www.aspeguicv.org
DECÁLOGO DEL COMPORTAMIENTO CIUDADANO ANTE LA PRESENCIA DE UN PERRO-GUÍA
Fundación ONCE del Perro-Guía (FOPG)
- No me des de comer ni me llames cuando estoy trabajando. Los silbidos me distraen.
- Si quieres saludarme pregunta primero a la persona.
- No dejes tu perro suelto cerca de mi. Intenta controlarle.
- Para dar una indicación a mi dueño, no tires de la correa ni me agarres del arnés.
- Recuerda que soy los ojos de una persona. No impidas mi paso a los establecimientos ni transportes. La ley me ampara.
- No me tengas miedo. Ni soy agresivo ni transmito enfermedades.
- Si cuando vas conduciendo ves que intento cruzar, ten precaución y para a una distancia suficiente para no asustarme.
- Facilítame una ubicación cómoda en los transportes públicos.
- Somos perros limpios. El pipí y las cacas siempre lejos de las aceras en los lugares adecuados.
- Si estoy trabajando, vendiendo el cupón… ¡Cómprame uno… o dos!
Gracias a la gran labor social de ONCE más de mil perros guía conducen a personas ciegas por nuestras calles de forma más segura y autónoma.