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Mi perro tiene una dermatitis atópica
Es esta enfermedad, junto a la dermatitis alérgica por picadura de pulgas, una de las causas más frecuentes de picor en nuestros perros.
Lo primero que podemos hacer es definir esta entidad y lo podríamos hacer diciendo que es una enfermedad alérgica de la piel, que cursa con picor e inflamación, que tiene una predisposición genética y cuya sintomatología se debe a la elevación de la IgE frente a determinados alergenos del ambiente y puede presentarse de forma estacional o no.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.infoTal y como se describe en su definición, esta enfermedad se caracteriza por la presencia de inflamación y picor en la piel del perro afectado. Como tiene predisposición genética, hay razas en las que se presenta con más asiduidad. Así podemos citar entre las razas más afectadas al Golden retriever, el West Highland White Terrier, Bulldog francés, etc.
La edad de presentación o de inicio de la sintomatología se sitúa entre los seis meses y los tres años, lo que no quiere decir que no pueda manifestarse antes ni después de tales edades, aunque es menos frecuente.
En cuanto a la estacionalidad de la sintomatología, esta va a depender de los alergenos ambientales que se encuentren implicados en la enfermedad. Muchos de los perros afectados empiezan con una sintomatología estacional pero esta va evolucionando y acaba siendo anual.
¿Cómo podemos sospechar que nuestro perro padece esta enfermedad? Lo primero que vamos a notar en un perro que tiene una atopia es el picor. Junto al picor aparece enrojecimiento de la piel y la presencia de pápulas (ronchas). Este picor va a originar el rascado de las zonas afectadas y con ello van a aparecer lesiones en la piel, pero siempre van a ser secundarias al picor. Así podemos encontrar en zonas lesionadas por el rascado la presencia de excoriaciones, dermatitis húmeda aguda, costras, etc.
Las zonas afectadas pueden localizarse en la cara (blefaritis y queilitis), orejas (otitis), manos y pies, axilas e ingles. El proceso puede ser más o menos localizado pero también puede ser generalizado. El perro se rasca las zonas afectadas y también se lame. Este lamido excesivo es el que origina que esas zonas adquieran un tono marrón ( más notorio en razas con la piel y pelaje claros).
Conforme el proceso se hace más crónico la piel se va engrosando y aumentando su pigmentación ( hiperpigmentación, hiperqueratosis y liquenificación). Junto a esas lesiones puede aparecer un sobrecrecimiento bacteriano o por levaduras en las zonas afectadas y eso da lugar a la aparición de un olor rancio. Cuando aparecen estas complicaciones, no se debe descuidar su tratamiento.
Cuando acudimos al veterinario debido al problema de picor en nuestro perro, se realiza un examen general y se hace una completa anamnesis ( se toman todos los datos posibles acerca del animal, hábitat, dieta, etc. que nos ayude a orientar el diagnóstico del proceso). Se realizan las pruebas complementarias precisas que ayuden a descartar otras posibles causas de picor en el perro ( parásitos como sarna sarcóptica, dermatofitosis, alergia alimentaria, alergia a la picadura de pulgas, etc.) y, una vez que llegamos al diagnóstico de la atopia, algo que muchas veces es complicado y requiere su tiempo, se procederá a instaurar el tratamiento pertinente.
Es importante saber que hay medicamentos que controlan el picor de forma rápida y eficaz, los corticoides, pero que no curan la enfermedad, solo tratan su síntoma principal, el picor. Lo ideal sería conocer qué alergenos son los causantes del problema. Para ello se puede recurrir a realizar unas pruebas que pueden ser sobre el mismo animal ( pruebas de intradermoreación, en la que se inyectan en la piel del perro una serie de sustancias, las que habitualmente causan esta enfermedad y se ve cómo responde nuestro perro a ellas) o in vitro, mediante la medición de inmunoglobulinas en la sangre del perro.
Con ello veremos a qué es alérgico nuestro perro y si podemos eliminarlo de su hábitat. Lo normal es que sea imposible el hacer esto pues los alergenos implicados pueden ser ácaros del polvo o de almacenamiento y ciertos pólenes de plantas del entorno del animal. Como no podemos eliminar esos alergenos entonces se puede proceder a preparar unas vacunas especiales que van a desensibilizar a nuestro perro para que no responda frente a esos alergenos sin tener que recurrir a medicaciones del tipo de los corticoides.
Estas vacunas no son todo lo eficaces que nos gustaría y hay un porcentaje alto de perros que no responden bien y tiene que medicarse de forma crónica. Para ello hay distintos medicamentos y SIEMPRE va a ser nuestro veterinario quien, estudiando cada caso concreto, opte por uno o la combinación de varios de ellos intentando reducir las dosis al mínimo para evitar efectos secundarios indeseables en nuestros perros.
Es importante recordar que el diagnóstico de esta enfermedad es sintomático y no mediante las pruebas de intradermoreacción ni de sangre que comentábamos más arriba. Estas pruebas solo se realizan para encontrar los alergenos causantes y fabricar la correspondiente vacuna.
También decíamos antes que pueden aparecer complicaciones debido a la inflamación de la piel y al traumatismo que se causa el perro al rascarse y lamerse. La piel del perro con atopia está afectada y es más fácil que aparezcan infecciones secundarias a este proceso ( infecciones bacterianas y por levaduras) y no debemos descuidar en absoluto el tratamiento de tales complicaciones mediante el uso de los tratamientos antibióticos o antimicóticos pertinentes, tanto en la piel como en las otitis (que tan frecuentemente acompañan a la atopia).
Junto a los tratamientos mencionados para tratar el picor de nuestros perros ( coricoides, ciclosporina, etc.) debemos ayudar también a controlar el buen estado de la piel. Así es importante el uso de champús adecuados que alivien el picor y ayuden a reestablecer la óptima función de barrera de la piel. El uso de ácidos grasos y complejos vitamínicos también ayudan a restablecer la salud dérmica y no debemos obviarlos en los tratamientos de esta enfermedad.
Por último, también debemos recordar que un perro atópico también puede padecer conjuntamente otros trastornos tales como alergia alimentaria o alergia a la picadura de pulgas y que debemos tener bien controlados estos problemas si queremos tener controlada la atopia. Un perro atópico SIEMPRE será atópico, pues es sumamente raro que deje de serlo. Podemos controlar los síntomas (PICOR) y eso es lo importante pues es lo que le da calidad de vida a nuestro perro. Si no se sobrepasa lo que se conoce como umbral del picor (nivel a partir del cual se manifiesta la sintomatología de estas enfermedades alérgicas), aunque nuestro perro padezca alguna de estas enfermedades, no va a mostrar sintomatología y llevará una vida tranquila y sin picor.
Más información sobre picor en los perros
Aprovechamos, como siempre, para recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar las dudas que os surjan sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
Mi perro tiene una dermatitis atópica
Es esta enfermedad, junto a la dermatitis alérgica por picadura de pulgas, una de las causas más frecuentes de picor en nuestros perros.
Lo primero que podemos hacer es definir esta entidad y lo podríamos hacer diciendo que es una enfermedad alérgica de la piel, que cursa con picor e inflamación, que tiene una predisposición genética y cuya sintomatología se debe a la elevación de la IgE frente a determinados alergenos del ambiente y puede presentarse de forma estacional o no.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.infoTal y como se describe en su definición, esta enfermedad se caracteriza por la presencia de inflamación y picor en la piel del perro afectado. Como tiene predisposición genética, hay razas en las que se presenta con más asiduidad. Así podemos citar entre las razas más afectadas al Golden retriever, el West Highland White Terrier, Bulldog francés, etc.
La edad de presentación o de inicio de la sintomatología se sitúa entre los seis meses y los tres años, lo que no quiere decir que no pueda manifestarse antes ni después de tales edades, aunque es menos frecuente.
En cuanto a la estacionalidad de la sintomatología, esta va a depender de los alergenos ambientales que se encuentren implicados en la enfermedad. Muchos de los perros afectados empiezan con una sintomatología estacional pero esta va evolucionando y acaba siendo anual.
¿Cómo podemos sospechar que nuestro perro padece esta enfermedad? Lo primero que vamos a notar en un perro que tiene una atopia es el picor. Junto al picor aparece enrojecimiento de la piel y la presencia de pápulas (ronchas). Este picor va a originar el rascado de las zonas afectadas y con ello van a aparecer lesiones en la piel, pero siempre van a ser secundarias al picor. Así podemos encontrar en zonas lesionadas por el rascado la presencia de excoriaciones, dermatitis húmeda aguda, costras, etc.
Las zonas afectadas pueden localizarse en la cara (blefaritis y queilitis), orejas (otitis), manos y pies, axilas e ingles. El proceso puede ser más o menos localizado pero también puede ser generalizado. El perro se rasca las zonas afectadas y también se lame. Este lamido excesivo es el que origina que esas zonas adquieran un tono marrón ( más notorio en razas con la piel y pelaje claros).
Conforme el proceso se hace más crónico la piel se va engrosando y aumentando su pigmentación ( hiperpigmentación, hiperqueratosis y liquenificación). Junto a esas lesiones puede aparecer un sobrecrecimiento bacteriano o por levaduras en las zonas afectadas y eso da lugar a la aparición de un olor rancio. Cuando aparecen estas complicaciones, no se debe descuidar su tratamiento.
Cuando acudimos al veterinario debido al problema de picor en nuestro perro, se realiza un examen general y se hace una completa anamnesis ( se toman todos los datos posibles acerca del animal, hábitat, dieta, etc. que nos ayude a orientar el diagnóstico del proceso). Se realizan las pruebas complementarias precisas que ayuden a descartar otras posibles causas de picor en el perro ( parásitos como sarna sarcóptica, dermatofitosis, alergia alimentaria, alergia a la picadura de pulgas, etc.) y, una vez que llegamos al diagnóstico de la atopia, algo que muchas veces es complicado y requiere su tiempo, se procederá a instaurar el tratamiento pertinente.
Es importante saber que hay medicamentos que controlan el picor de forma rápida y eficaz, los corticoides, pero que no curan la enfermedad, solo tratan su síntoma principal, el picor. Lo ideal sería conocer qué alergenos son los causantes del problema. Para ello se puede recurrir a realizar unas pruebas que pueden ser sobre el mismo animal ( pruebas de intradermoreación, en la que se inyectan en la piel del perro una serie de sustancias, las que habitualmente causan esta enfermedad y se ve cómo responde nuestro perro a ellas) o in vitro, mediante la medición de inmunoglobulinas en la sangre del perro.
Con ello veremos a qué es alérgico nuestro perro y si podemos eliminarlo de su hábitat. Lo normal es que sea imposible el hacer esto pues los alergenos implicados pueden ser ácaros del polvo o de almacenamiento y ciertos pólenes de plantas del entorno del animal. Como no podemos eliminar esos alergenos entonces se puede proceder a preparar unas vacunas especiales que van a desensibilizar a nuestro perro para que no responda frente a esos alergenos sin tener que recurrir a medicaciones del tipo de los corticoides.
Estas vacunas no son todo lo eficaces que nos gustaría y hay un porcentaje alto de perros que no responden bien y tiene que medicarse de forma crónica. Para ello hay distintos medicamentos y SIEMPRE va a ser nuestro veterinario quien, estudiando cada caso concreto, opte por uno o la combinación de varios de ellos intentando reducir las dosis al mínimo para evitar efectos secundarios indeseables en nuestros perros.
Es importante recordar que el diagnóstico de esta enfermedad es sintomático y no mediante las pruebas de intradermoreacción ni de sangre que comentábamos más arriba. Estas pruebas solo se realizan para encontrar los alergenos causantes y fabricar la correspondiente vacuna.
También decíamos antes que pueden aparecer complicaciones debido a la inflamación de la piel y al traumatismo que se causa el perro al rascarse y lamerse. La piel del perro con atopia está afectada y es más fácil que aparezcan infecciones secundarias a este proceso ( infecciones bacterianas y por levaduras) y no debemos descuidar en absoluto el tratamiento de tales complicaciones mediante el uso de los tratamientos antibióticos o antimicóticos pertinentes, tanto en la piel como en las otitis (que tan frecuentemente acompañan a la atopia).
Junto a los tratamientos mencionados para tratar el picor de nuestros perros ( coricoides, ciclosporina, etc.) debemos ayudar también a controlar el buen estado de la piel. Así es importante el uso de champús adecuados que alivien el picor y ayuden a reestablecer la óptima función de barrera de la piel. El uso de ácidos grasos y complejos vitamínicos también ayudan a restablecer la salud dérmica y no debemos obviarlos en los tratamientos de esta enfermedad.
Por último, también debemos recordar que un perro atópico también puede padecer conjuntamente otros trastornos tales como alergia alimentaria o alergia a la picadura de pulgas y que debemos tener bien controlados estos problemas si queremos tener controlada la atopia. Un perro atópico SIEMPRE será atópico, pues es sumamente raro que deje de serlo. Podemos controlar los síntomas (PICOR) y eso es lo importante pues es lo que le da calidad de vida a nuestro perro. Si no se sobrepasa lo que se conoce como umbral del picor (nivel a partir del cual se manifiesta la sintomatología de estas enfermedades alérgicas), aunque nuestro perro padezca alguna de estas enfermedades, no va a mostrar sintomatología y llevará una vida tranquila y sin picor.
Más información sobre picor en los perros
Aprovechamos, como siempre, para recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar las dudas que os surjan sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
La dermatofitosis, hongos.Mi perro tiene hongos. Esta es una de las frases que se escuchan con frecuencia en la Clínica. También habréis podido escuchar esta otra: “mi perro tiene tiña”. en ambos casos estamos hablando del mismo proceso, de la enfermedad conocida por dermatofitosis.
La dermatofitosis consiste en una infección de la piel debida a unos hongos conocidos por dermatofitos. Se afectan las capas más superficiales , pelos y, a veces, las uñas de los perros.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARESHay varios agentes causantes, que sólo nombraré pues hablar de ellos no viene al caso para lo que de verdad nos interesa. Como decía, los agentes que con más frecuencia producen esta enfermedad son Microsporum canis, Microsporum gypseum y Trichophyton mentagrophytes. El más frecuente en el caso de los perros es el M. canis, que puede llegar a presentarse en un 70% de los casos de dermatofitosis.
Esta enfermedad puede afectar a perros de todas las edades aunque suele ser más frecuente su presentación en animales jóvenes, los cuales aún no tienen bien desarrollado su sistema inmune, y tamién aparece con más frecuencia en animales que sufren procesos de inmunodepresión.
Como decía al principio es esta una enfermedad contagiosa tanto para los animales como para las personas que conviven con ellos. Ese contagio se puede producir tanto por un contacto directo como a través de objetos que contengan restos de descamación y pelos infectados.
La forma de presentación de esta enfermedad es muy variada. Lo normal es que aparezca en nuestro perro una pequeña calvita redondeada, levemente inflamada y que no suele cursar con picor. Se suele presentar en la cabeza y también en los miembros. Normalmente aparece una o dos calvitas y suele ser un proceso autolimitante, lo que quiere decir que el proceso va a ir remitiendo, incluso sin tratamiento, conforme el sistema defensivo de nuestro perro se ponga en marcha.
A veces el proceso no se queda en esa calvita inicial sino que se puede generalizar extendiéndose por todo el cuerpo del perro afectado, llegando algunos casos a ser bastante graves. Hay más formas de presentación de esta enfermedad pues también puede aparecer lo que se denomina un kerion, lesión de forma circular, muy enrojecida e inflamada y que se debe a que hay una afectación más profunda de la piel con foliculitis y foruculosis.
También puede la enfermedad afectar a las uñas de nuestros perros, afección conocida por onicomicosis y que va a originar que las uñas afectadas se vuelvan frágiles y quebradizas, que se deformen, etc. y es un proceso bastante complicado de tratar y que tiende a la cronicidad.
¿Cómo sé si mi perro tiene hongos? Cuando vemos en nuestro perro, sobre todo si es un cachorrito, lesiones de tipo alopécico (calvitas), un poco enrojecidas, con cierta descamación, podemos sospechar de esto. Hay que tener en cuenta que hay multitud de formas de presentación de la enfermedad y también debemos saber que los síntomas son muy similares o idénticos a otros procesos como puede ser la sarna demodécica, foliculitis bacteriana, afecciones queratoseborreicas, etc.
No debemos olvidar que esta enfermedad puede ser contagiosa para las personas. En los seres humanos se puede manifestar con la aparición de lesiones circulares, inflamadas, enrojecidas y que pican mucho.
Cuando acudimos a nuestro veterinario de confianza, realizará un examen general de nuestro perro. Recordemos que esta enfermedad suele aparecer cuando el sistema inmune está comprometido y debemos descartar otras enfermedades que pueden ser más serias para nuestro perro que la infección por dermatofitos.
Tras el examen general se procede a realizar el estudio dermatológico y en él se suelen realizar diversas pruebas como son el uso de la lámpara de Wood, que es una lámpara de luz ulravioleta y que da lugar a la aparición de fluorescencia en el pelo de las zonas afectadas ( en algunos casos); también se hace un tricograma, estudiando el pelo para ver si se localizan alteraciones compatibles con la enfermedad o se visualizan los dermatofitos. Otra prueba es el raspado de piel, pues ya sabemos que hay otras enfermedades que originan las mismas lesiones como es el caso de la sarna demodécica. También se realizan cultivos en medios especiales para diagnóstico e identificación del dermatofito causante del proceso y, en casos más complicados, también se puede recurrir a la biopsia de la lesión.
Una vez que se confirma el diagnóstico de la dermatofitosis debemos recurrir a instaurar el tratamiento pertinente, el cual incluirá un tratamiento tópico, que a veces requiere el rasurado del animal afectado, y un tratamiento sistémico con los medicamentos que nuestro veterinario considere que se adapten mejor a nuestro caso en concreto. Recordad que debemos tratar no solo al animal afectado sino también el ambiente, es decir, no descuidemos la posible contaminación ambiental por el hongo. Así se aconseja el lavar la cama de nuestro perro, fundas de los sofás, si se sube en ellos, alfombras si las hay, etc. pues ahí pueden quedar restos contaminados que puedan dar lugar al contagio de otros animales o de alguna persona.
Nuestro veterinario seguirá la evolución del caso hasta su curación y deberemos mantener el tratamiento de nuestro perro hasta que le den el alta.
Más información sobre enfermedades de la piel en los perros
Como siempre, queremos recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar todas vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
La dermatofitosis, hongos. Mi perro tiene hongos.
Esta es una de las frases que se escuchan con frecuencia en la Clínica. También habréis podido escuchar esta otra: “mi perro tiene tiña”. en ambos casos estamos hablando del mismo proceso, de la enfermedad conocida por dermatofitosis.
La dermatofitosis consiste en una infección de la piel debida a unos hongos conocidos por dermatofitos. Se afectan las capas más superficiales , pelos y, a veces, las uñas de los perros.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARESHay varios agentes causantes, que sólo nombraré pues hablar de ellos no viene al caso para lo que de verdad nos interesa. Como decía, los agentes que con más frecuencia producen esta enfermedad son Microsporum canis, Microsporum gypseum y Trichophyton mentagrophytes. El más frecuente en el caso de los perros es el M. canis, que puede llegar a presentarse en un 70% de los casos de dermatofitosis.
Esta enfermedad puede afectar a perros de todas las edades aunque suele ser más frecuente su presentación en animales jóvenes, los cuales aún no tienen bien desarrollado su sistema inmune, y tamién aparece con más frecuencia en animales que sufren procesos de inmunodepresión.
Como decía al principio es esta una enfermedad contagiosa tanto para los animales como para las personas que conviven con ellos. Ese contagio se puede producir tanto por un contacto directo como a través de objetos que contengan restos de descamación y pelos infectados.
La forma de presentación de esta enfermedad es muy variada. Lo normal es que aparezca en nuestro perro una pequeña calvita redondeada, levemente inflamada y que no suele cursar con picor. Se suele presentar en la cabeza y también en los miembros. Normalmente aparece una o dos calvitas y suele ser un proceso autolimitante, lo que quiere decir que el proceso va a ir remitiendo, incluso sin tratamiento, conforme el sistema defensivo de nuestro perro se ponga en marcha.
A veces el proceso no se queda en esa calvita inicial sino que se puede generalizar extendiéndose por todo el cuerpo del perro afectado, llegando algunos casos a ser bastante graves. Hay más formas de presentación de esta enfermedad pues también puede aparecer lo que se denomina un kerion, lesión de forma circular, muy enrojecida e inflamada y que se debe a que hay una afectación más profunda de la piel con foliculitis y foruculosis.
También puede la enfermedad afectar a las uñas de nuestros perros, afección conocida por onicomicosis y que va a originar que las uñas afectadas se vuelvan frágiles y quebradizas, que se deformen, etc. y es un proceso bastante complicado de tratar y que tiende a la cronicidad.
¿Cómo sé si mi perro tiene hongos? Cuando vemos en nuestro perro, sobre todo si es un cachorrito, lesiones de tipo alopécico (calvitas), un poco enrojecidas, con cierta descamación, podemos sospechar de esto. Hay que tener en cuenta que hay multitud de formas de presentación de la enfermedad y también debemos saber que los síntomas son muy similares o idénticos a otros procesos como puede ser la sarna demodécica, foliculitis bacteriana, afecciones queratoseborreicas, etc.
No debemos olvidar que esta enfermedad puede ser contagiosa para las personas. En los seres humanos se puede manifestar con la aparición de lesiones circulares, inflamadas, enrojecidas y que pican mucho.
Cuando acudimos a nuestro veterinario de confianza, realizará un examen general de nuestro perro. Recordemos que esta enfermedad suele aparecer cuando el sistema inmune está comprometido y debemos descartar otras enfermedades que pueden ser más serias para nuestro perro que la infección por dermatofitos.
Tras el examen general se procede a realizar el estudio dermatológico y en él se suelen realizar diversas pruebas como son el uso de la lámpara de Wood, que es una lámpara de luz ulravioleta y que da lugar a la aparición de fluorescencia en el pelo de las zonas afectadas ( en algunos casos); también se hace un tricograma, estudiando el pelo para ver si se localizan alteraciones compatibles con la enfermedad o se visualizan los dermatofitos. Otra prueba es el raspado de piel, pues ya sabemos que hay otras enfermedades que originan las mismas lesiones como es el caso de la sarna demodécica. También se realizan cultivos en medios especiales para diagnóstico e identificación del dermatofito causante del proceso y, en casos más complicados, también se puede recurrir a la biopsia de la lesión.
Una vez que se confirma el diagnóstico de la dermatofitosis debemos recurrir a instaurar el tratamiento pertinente, el cual incluirá un tratamiento tópico, que a veces requiere el rasurado del animal afectado, y un tratamiento sistémico con los medicamentos que nuestro veterinario considere que se adapten mejor a nuestro caso en concreto. Recordad que debemos tratar no solo al animal afectado sino también el ambiente, es decir, no descuidemos la posible contaminación ambiental por el hongo. Así se aconseja el lavar la cama de nuestro perro, fundas de los sofás, si se sube en ellos, alfombras si las hay, etc. pues ahí pueden quedar restos contaminados que puedan dar lugar al contagio de otros animales o de alguna persona.
Nuestro veterinario seguirá la evolución del caso hasta su curación y deberemos mantener el tratamiento de nuestro perro hasta que le den el alta.
Más información sobre enfermedades de la piel en los perros
Como siempre, queremos recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar todas vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de www.tuveterinario.info
La dermatofitosis, hongos. Mi perro tiene hongos.
Esta es una de las frases que se escuchan con frecuencia en la Clínica. También habréis podido escuchar esta otra: “mi perro tiene tiña”. en ambos casos estamos hablando del mismo proceso, de la enfermedad conocida por dermatofitosis.
La dermatofitosis consiste en una infección de la piel debida a unos hongos conocidos por dermatofitos. Se afectan las capas más superficiales , pelos y, a veces, las uñas de los perros.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARESHay varios agentes causantes, que sólo nombraré pues hablar de ellos no viene al caso para lo que de verdad nos interesa. Como decía, los agentes que con más frecuencia producen esta enfermedad son Microsporum canis, Microsporum gypseum y Trichophyton mentagrophytes. El más frecuente en el caso de los perros es el M. canis, que puede llegar a presentarse en un 70% de los casos de dermatofitosis.
Esta enfermedad puede afectar a perros de todas las edades aunque suele ser más frecuente su presentación en animales jóvenes, los cuales aún no tienen bien desarrollado su sistema inmune, y tamién aparece con más frecuencia en animales que sufren procesos de inmunodepresión.
Como decía al principio es esta una enfermedad contagiosa tanto para los animales como para las personas que conviven con ellos. Ese contagio se puede producir tanto por un contacto directo como a través de objetos que contengan restos de descamación y pelos infectados.
La forma de presentación de esta enfermedad es muy variada. Lo normal es que aparezca en nuestro perro una pequeña calvita redondeada, levemente inflamada y que no suele cursar con picor. Se suele presentar en la cabeza y también en los miembros. Normalmente aparece una o dos calvitas y suele ser un proceso autolimitante, lo que quiere decir que el proceso va a ir remitiendo, incluso sin tratamiento, conforme el sistema defensivo de nuestro perro se ponga en marcha.
A veces el proceso no se queda en esa calvita inicial sino que se puede generalizar extendiéndose por todo el cuerpo del perro afectado, llegando algunos casos a ser bastante graves. Hay más formas de presentación de esta enfermedad pues también puede aparecer lo que se denomina un kerion, lesión de forma circular, muy enrojecida e inflamada y que se debe a que hay una afectación más profunda de la piel con foliculitis y foruculosis.
También puede la enfermedad afectar a las uñas de nuestros perros, afección conocida por onicomicosis y que va a originar que las uñas afectadas se vuelvan frágiles y quebradizas, que se deformen, etc. y es un proceso bastante complicado de tratar y que tiende a la cronicidad.
¿Cómo sé si mi perro tiene hongos? Cuando vemos en nuestro perro, sobre todo si es un cachorrito, lesiones de tipo alopécico (calvitas), un poco enrojecidas, con cierta descamación, podemos sospechar de esto. Hay que tener en cuenta que hay multitud de formas de presentación de la enfermedad y también debemos saber que los síntomas son muy similares o idénticos a otros procesos como puede ser la sarna demodécica, foliculitis bacteriana, afecciones queratoseborreicas, etc.
No debemos olvidar que esta enfermedad puede ser contagiosa para las personas. En los seres humanos se puede manifestar con la aparición de lesiones circulares, inflamadas, enrojecidas y que pican mucho.
Cuando acudimos a nuestro veterinario de confianza, realizará un examen general de nuestro perro. Recordemos que esta enfermedad suele aparecer cuando el sistema inmune está comprometido y debemos descartar otras enfermedades que pueden ser más serias para nuestro perro que la infección por dermatofitos.
Tras el examen general se procede a realizar el estudio dermatológico y en él se suelen realizar diversas pruebas como son el uso de la lámpara de Wood, que es una lámpara de luz ulravioleta y que da lugar a la aparición de fluorescencia en el pelo de las zonas afectadas ( en algunos casos); también se hace un tricograma, estudiando el pelo para ver si se localizan alteraciones compatibles con la enfermedad o se visualizan los dermatofitos. Otra prueba es el raspado de piel, pues ya sabemos que hay otras enfermedades que originan las mismas lesiones como es el caso de la sarna demodécica. También se realizan cultivos en medios especiales para diagnóstico e identificación del dermatofito causante del proceso y, en casos más complicados, también se puede recurrir a la biopsia de la lesión.
Una vez que se confirma el diagnóstico de la dermatofitosis debemos recurrir a instaurar el tratamiento pertinente, el cual incluirá un tratamiento tópico, que a veces requiere el rasurado del animal afectado, y un tratamiento sistémico con los medicamentos que nuestro veterinario considere que se adapten mejor a nuestro caso en concreto. Recordad que debemos tratar no solo al animal afectado sino también el ambiente, es decir, no descuidemos la posible contaminación ambiental por el hongo. Así se aconseja el lavar la cama de nuestro perro, fundas de los sofás, si se sube en ellos, alfombras si las hay, etc. pues ahí pueden quedar restos contaminados que puedan dar lugar al contagio de otros animales o de alguna persona.
Nuestro veterinario seguirá la evolución del caso hasta su curación y deberemos mantener el tratamiento de nuestro perro hasta que le den el alta.
Más información sobre enfermedades de la piel en los perros
Como siempre, queremos recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (www.tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar todas vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
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Veterinaria: La gastritis en perros.
Las gastritis son causas importantes de vómito en el perro y el gato. Un diagnóstico de gastritis se hace sobre la base del examen histológico de biopsias gástricas. La causa de estos hallazgos histológicos rara vez se determina, y en ausencia de objetos extraños y de infección fúngica, usualmente se ha atribuido a intolerancia o alergia alimentaria, parásitos o a reacción a antígenos bacterianos. El reciente redescubrimiento de las bacterias gástricas espiraladas en perros y gatos puede ayudar a clarificar esta situación. Al momento, la relación de las especies de Helicobacter con la inflamación gástrica en perros y gatos no está resuelta.
El descubrimiento de la asociación de Helicobacter pylori con gastritis, úlceras pépticas y neoplasias gástricas ha llevado a cambios fundamentales en la comprensión de la enfermedad gástrica en humanos. Las investigaciones de las relaciones de la enfermedad gástrica con Helicobacter spp. en otros animales ha resultado en el descubrimiento de H. mustelae en hurones con gastritis y úlceras pépticas, H. acinonyx en chitas con gastritis severa y H. heilmannii en cerdos con úlcera gástrica. La presencia de organismos gástricos semejantes a Helicobacter (HLO) en el estómago de perros y gatos ha sido conocida por muchos años, pero la relación de esos organismos con las enfermedades gástricas está sin resolver, con inflamación acompañando a la infección en algunos pero no en todos los animales infectados.
Helicobacter son bacterias con forma espiral o curva, a veces cocoide, gram negativas, que ocupan las glándulas, células parietales y mucus del estómago. Los numerosos HLO gástricos en perros y gatos son morfológicamente indistinguibles al microscopio de luz, donde se ven como amplios espirales 5-12 µm de longitud, pero han sido clasificados dentro de diversas especies de Helicobacter sobre la base de secuenciación de 16s rRNA, hibridación de DNA y la apariencia en el microscopio electrónico. H. felis, H bizzozeronii, H. salomonis, H. heilmannii (también llamado Gastrospirilium hominis), H. bilis y Flexispira rappinii han sido hallados en la mucosa gástrica de los perros, y H. felis, H. heilmannii y H. pylori en el estómago de los gatos. A pesar de su importancia en las personas, hay poca información sobre la relación deHelicobacter con enfermedades gástricas en perros y gatos. Si bien está asociado generalmente con el estómago, varias especies de Helicobacter, como H. canis, H. bilis y H. hepaticus, pueden colonizar selectivamente el duodeno, el tracto gastrointestinal inferior y el hígado.
Prevalencia
Estudios recientes sugieren una alta prevalencia de infección gástrica por Helicobacter en perros y gatos. GATOS: 86% de gatos tomados al azar, 41-60% de gatos clínicamente sanos y 57-76% de gatos infectados con vómitos. PERROS: 67-86% de perros clínicamente sanos, 74-80% de perros presentados para la investigación de vómitos recurrentes y 100% de beagles clínicamente sanos infectados experimentalmente.
Patogenicidad
La gastritis aguda y crónica son consideradas causas importantes de vómito en el perro y el gato. Un diagnóstico de gastritis se hace sobre la base del examen histológico de biopsias gástricas, con varias subclasificaciones de gastritis basadas en el tipo de inflamación y la presencia de atrofia o hipertrofia de la mucosa o muscular. La causa de estos hallazgos histológicos rara vez se determina, y en ausencia de objetos extraños y de infección fúngica, usualmente se ha atribuido a intolerancia o alergia alimentaria, parásitos o a reacción a antígenos bacterianos. El reciente redescubrimiento de las bacterias gástricas espiraladas en perros y gatos puede ayudar a clarificar esta situación. Al momento, la relación de las especies de Helicobacter con la inflamación gástrica en perros y gatos no está resuelta, con inflamación acompañando a la infección en algunos pero no en todos los sujetos. Experimentos para determinar la patogenicidad deHelicobacter spp. en perros, han demostrado gastritis, proliferación de folículos linfoideos y respuesta inmune humoral después de la infección de perros gnotobióticos con H. felis y H. pylori. De todos modos, los signos clínicos de gastritis estuvieron ausentes en esos perros infectados experimentalmente. Está claro que el estado actual de conocimiento con respecto a Helicobacter asociado a gastritis en perros y gatos es pobre y se necesitan muchas más evaluaciones experimentales y clínicas para determinar su rol en la gastritis en pequeños animales.
Potencial zoonótico
La prevalencia aparentemente alta de Helicobacter spp. en perros y gatos, y particularmente el reciente aislamiento de H. pylori de un grupo de gatos de laboratorio, aumenta la posibilidad de que mascotas familiares puedan servir como reservorio para la transmisión de Helicobacter spp. a las personas. Por cierto, un caso reportado recientemente ha sugerido la transmisión de Helicobacter spp. de las mascotas al hombre. No obstante, no pueden hacerse en este momento planteos claros sobre el potencial zoonótico de perros y gatos a sus dueños, ya que la transmisión directa no ha sido demostrada y la prevalencia de la infección con Helicobacter spp. de significancia zoonótica en la población canina no es conocida.
Diagnóstico clínico
El vómito y la gastritis (la cual puede ser subclínica) son consideradas como las principales manifestaciones de infección con Helicobacter spp. gástricos en perros y gatos. Cuando el problema es el vómito, la aproximación diagnóstica se centra en descartar causas infecciosas, parasitarias, dietéticas, tóxicas, metabólicas y causas no gastrointestinales de vómito, sobre la base de la anamnesis, el examen clínico, análisis de laboratorio y radiografías o ecografías. La endoscopía se usa para investigar causas gástricas y de intestino proximal de vómitos. La apariencia endoscópica del estómago de animales con gran número de Helicobacter spp. está caracterizada en forma variable, por la presencia de grandes cantidades de mucus y erosiones en la superficie mucosa, que aparecen en relación a los folículos linfoideos. El diagnóstico de Helicobacter spp. se obtiene generalmente por su demostración en biopsias gástricas.
Evaluación de biopsias gástricas
A fin de detectar Helicobacter spp. las biopsias gástricas generalmente se someten a pruebas de ureasa, examen de improntas, cultivo microbiológico y evaluación histológica con H&E o tinción plata. En mi experiencia, la evaluación de improntas es el más sensible de estos métodos para detectar Helicobacter spp. gástricos. La evaluación de la producción de ureasa por biopsias endoscópicas es empleada comunmente como prueba tamiz rápida. Esta prueba se basa en la producción bacteriana de ureasa en biopsias gástricas ( más apta para Helicobacter spp.) por generar amonio de urea y causar un cambio de pH en una solución indicadora (rojo a rosa). El tiempo tomado para el cambio de color está relacionado con el número de bacterias presentes en la biopsia. La prueba de ureasa debe ser evaluada dentro de las tres horas, y algunos sugieren luego de 24 horas de incubación de la biopsia. La histopatología, utilizando H&E, se puede usar para demostrar organismos espiralados grandes en el mucus gástrico. Las tinciones con plata permiten la detección de menores números de bacterias que la H&E y permite distinguirlas más fácilmente de la mucosa, especialmente en las glándulas y células parietales (las bacterias aparecen como espirales negros sobre un fondo marrón claro). Para especificar el tipo de Helicobacter también pueden hacerse tinciones con plata; H. felis, H. bizzozeronii, H. salomonis y H. heilmannii son espirales gástricos grandes que van desde 5 a 10 µm mientras que H. pylori es menor (2-4 µm) y puede estar presente en formas cocoideas. El microscopio electrónico puede usarse para una especificación más definitiva de Helicobacter en biopsias de perros y gatos (basado en la presencia o ausencia de espirales o flagelos polares). La PCR y la hibridación in situ son herramientas que se descubrieron para permitir la identificación específica de los organismos en las biopsias gástricas.
Diagnóstico no invasivo
La medición de anticuerpos circulantes (IgG) contra H. pylori es un medio de diagnóstico no invasivo sensible y específico de infección con Helicobacter en humanos y ha facilitado la investigación de la prevalencia y la identificación de factores de riesgo de infección. También se ha demostrado una respuesta humoral a Helicobacter spp. gástricos en perros y gatos después de la infección natural y experimental, pero esto todavía no ha sido llevado a una aplicación clínica. La producción de ureasa por Helicobacter spp. también ha sido usada como base de una prueba instantánea con un isótopo de carbono marcado para el diagnóstico no invasivo, o para determinar los efectos del tratamiento en humanos, perros y gatos con Helicobacter. Los reportes iniciales sugieren que esta prueba permitirá la discriminación de perros y gatos infectados y no infectados.
Tratamiento
La ausencia general de conocimiento de la patogenicidad de Helicobacter spp. gástricos, ha significado que los veterinarios hagan frente al dilema de tratar o ignorar las bacterias espiraladas observadas en las biopsias de pacientes con vómito crónico y gastritis. Visto desde su patogenicidad en humanos, hurones, chitas y ratones, parecería prudente que se intente la erradicación de Helicobacter spp. gástricos previo a la iniciación del tratamiento con agentes inmunosupresores para controlar la gastritis. Los protocolos de tratamiento actuales están basados en aquellos hallados efectivos en humanos infectados con H. pylori. Un tratamiento experimental no controlado de perros y gatos con gastritis y Helicobacter mostró que los signos clínicos fueron altamente sensibles al tratamiento con una combinación de antibióticos y antagonistas H2. La amoxicilina (20 mg/kg PO, dos veces por día, 14 días), metronidazol (20 mg/kg PO, dos veces por día, 14 días) y famotidina (0,5 mg/kg PO, dos veces por día, 14 días) en perros, y claritromicina (30 mg PO, dos veces por día, 4 días), metronidazol (30 mg PO, dos veces por día, 4 días), ranitidina (20 mg PO, dos veces por día, 4 días) y bismuto (40 mg PO, dos veces por día, 4 días) en gatos, son combinaciones que han sido rigurosamente evaluadas. La evaluación de biopsias gástricas a los tres días (perros) o diez días (gatos) revelaron que 6/8 perros y 11/11 gatos estaban libres de Helicobacter, no obstante 8/8 perros y 4/11 gatos fueron hallados infectados a los 28 días (perros) o 42 días (gatos) después de terminada la terapia antimicrobiana.
Fuente de información:
http://argos.portalveterinaria.com/
Veterinaria: La gastritis en perros.
Las gastritis son causas importantes de vómito en el perro y el gato. Un diagnóstico de gastritis se hace sobre la base del examen histológico de biopsias gástricas. La causa de estos hallazgos histológicos rara vez se determina, y en ausencia de objetos extraños y de infección fúngica, usualmente se ha atribuido a intolerancia o alergia alimentaria, parásitos o a reacción a antígenos bacterianos. El reciente redescubrimiento de las bacterias gástricas espiraladas en perros y gatos puede ayudar a clarificar esta situación. Al momento, la relación de las especies de Helicobacter con la inflamación gástrica en perros y gatos no está resuelta.
El descubrimiento de la asociación de Helicobacter pylori con gastritis, úlceras pépticas y neoplasias gástricas ha llevado a cambios fundamentales en la comprensión de la enfermedad gástrica en humanos. Las investigaciones de las relaciones de la enfermedad gástrica con Helicobacter spp. en otros animales ha resultado en el descubrimiento de H. mustelae en hurones con gastritis y úlceras pépticas, H. acinonyx en chitas con gastritis severa y H. heilmannii en cerdos con úlcera gástrica. La presencia de organismos gástricos semejantes a Helicobacter (HLO) en el estómago de perros y gatos ha sido conocida por muchos años, pero la relación de esos organismos con las enfermedades gástricas está sin resolver, con inflamación acompañando a la infección en algunos pero no en todos los animales infectados.
Helicobacter son bacterias con forma espiral o curva, a veces cocoide, gram negativas, que ocupan las glándulas, células parietales y mucus del estómago. Los numerosos HLO gástricos en perros y gatos son morfológicamente indistinguibles al microscopio de luz, donde se ven como amplios espirales 5-12 µm de longitud, pero han sido clasificados dentro de diversas especies de Helicobacter sobre la base de secuenciación de 16s rRNA, hibridación de DNA y la apariencia en el microscopio electrónico. H. felis, H bizzozeronii, H. salomonis, H. heilmannii (también llamado Gastrospirilium hominis), H. bilis y Flexispira rappinii han sido hallados en la mucosa gástrica de los perros, y H. felis, H. heilmannii y H. pylori en el estómago de los gatos. A pesar de su importancia en las personas, hay poca información sobre la relación deHelicobacter con enfermedades gástricas en perros y gatos. Si bien está asociado generalmente con el estómago, varias especies de Helicobacter, como H. canis, H. bilis y H. hepaticus, pueden colonizar selectivamente el duodeno, el tracto gastrointestinal inferior y el hígado.
Prevalencia
Estudios recientes sugieren una alta prevalencia de infección gástrica por Helicobacter en perros y gatos. GATOS: 86% de gatos tomados al azar, 41-60% de gatos clínicamente sanos y 57-76% de gatos infectados con vómitos. PERROS: 67-86% de perros clínicamente sanos, 74-80% de perros presentados para la investigación de vómitos recurrentes y 100% de beagles clínicamente sanos infectados experimentalmente.
Patogenicidad
La gastritis aguda y crónica son consideradas causas importantes de vómito en el perro y el gato. Un diagnóstico de gastritis se hace sobre la base del examen histológico de biopsias gástricas, con varias subclasificaciones de gastritis basadas en el tipo de inflamación y la presencia de atrofia o hipertrofia de la mucosa o muscular. La causa de estos hallazgos histológicos rara vez se determina, y en ausencia de objetos extraños y de infección fúngica, usualmente se ha atribuido a intolerancia o alergia alimentaria, parásitos o a reacción a antígenos bacterianos. El reciente redescubrimiento de las bacterias gástricas espiraladas en perros y gatos puede ayudar a clarificar esta situación. Al momento, la relación de las especies de Helicobacter con la inflamación gástrica en perros y gatos no está resuelta, con inflamación acompañando a la infección en algunos pero no en todos los sujetos. Experimentos para determinar la patogenicidad deHelicobacter spp. en perros, han demostrado gastritis, proliferación de folículos linfoideos y respuesta inmune humoral después de la infección de perros gnotobióticos con H. felis y H. pylori. De todos modos, los signos clínicos de gastritis estuvieron ausentes en esos perros infectados experimentalmente. Está claro que el estado actual de conocimiento con respecto a Helicobacter asociado a gastritis en perros y gatos es pobre y se necesitan muchas más evaluaciones experimentales y clínicas para determinar su rol en la gastritis en pequeños animales.
Potencial zoonótico
La prevalencia aparentemente alta de Helicobacter spp. en perros y gatos, y particularmente el reciente aislamiento de H. pylori de un grupo de gatos de laboratorio, aumenta la posibilidad de que mascotas familiares puedan servir como reservorio para la transmisión de Helicobacter spp. a las personas. Por cierto, un caso reportado recientemente ha sugerido la transmisión de Helicobacter spp. de las mascotas al hombre. No obstante, no pueden hacerse en este momento planteos claros sobre el potencial zoonótico de perros y gatos a sus dueños, ya que la transmisión directa no ha sido demostrada y la prevalencia de la infección con Helicobacter spp. de significancia zoonótica en la población canina no es conocida.
Diagnóstico clínico
El vómito y la gastritis (la cual puede ser subclínica) son consideradas como las principales manifestaciones de infección con Helicobacter spp. gástricos en perros y gatos. Cuando el problema es el vómito, la aproximación diagnóstica se centra en descartar causas infecciosas, parasitarias, dietéticas, tóxicas, metabólicas y causas no gastrointestinales de vómito, sobre la base de la anamnesis, el examen clínico, análisis de laboratorio y radiografías o ecografías. La endoscopía se usa para investigar causas gástricas y de intestino proximal de vómitos. La apariencia endoscópica del estómago de animales con gran número de Helicobacter spp. está caracterizada en forma variable, por la presencia de grandes cantidades de mucus y erosiones en la superficie mucosa, que aparecen en relación a los folículos linfoideos. El diagnóstico de Helicobacter spp. se obtiene generalmente por su demostración en biopsias gástricas.
Evaluación de biopsias gástricas
A fin de detectar Helicobacter spp. las biopsias gástricas generalmente se someten a pruebas de ureasa, examen de improntas, cultivo microbiológico y evaluación histológica con H&E o tinción plata. En mi experiencia, la evaluación de improntas es el más sensible de estos métodos para detectar Helicobacter spp. gástricos. La evaluación de la producción de ureasa por biopsias endoscópicas es empleada comunmente como prueba tamiz rápida. Esta prueba se basa en la producción bacteriana de ureasa en biopsias gástricas ( más apta para Helicobacter spp.) por generar amonio de urea y causar un cambio de pH en una solución indicadora (rojo a rosa). El tiempo tomado para el cambio de color está relacionado con el número de bacterias presentes en la biopsia. La prueba de ureasa debe ser evaluada dentro de las tres horas, y algunos sugieren luego de 24 horas de incubación de la biopsia. La histopatología, utilizando H&E, se puede usar para demostrar organismos espiralados grandes en el mucus gástrico. Las tinciones con plata permiten la detección de menores números de bacterias que la H&E y permite distinguirlas más fácilmente de la mucosa, especialmente en las glándulas y células parietales (las bacterias aparecen como espirales negros sobre un fondo marrón claro). Para especificar el tipo de Helicobacter también pueden hacerse tinciones con plata; H. felis, H. bizzozeronii, H. salomonis y H. heilmannii son espirales gástricos grandes que van desde 5 a 10 µm mientras que H. pylori es menor (2-4 µm) y puede estar presente en formas cocoideas. El microscopio electrónico puede usarse para una especificación más definitiva de Helicobacter en biopsias de perros y gatos (basado en la presencia o ausencia de espirales o flagelos polares). La PCR y la hibridación in situ son herramientas que se descubrieron para permitir la identificación específica de los organismos en las biopsias gástricas.
Diagnóstico no invasivo
La medición de anticuerpos circulantes (IgG) contra H. pylori es un medio de diagnóstico no invasivo sensible y específico de infección con Helicobacter en humanos y ha facilitado la investigación de la prevalencia y la identificación de factores de riesgo de infección. También se ha demostrado una respuesta humoral a Helicobacter spp. gástricos en perros y gatos después de la infección natural y experimental, pero esto todavía no ha sido llevado a una aplicación clínica. La producción de ureasa por Helicobacter spp. también ha sido usada como base de una prueba instantánea con un isótopo de carbono marcado para el diagnóstico no invasivo, o para determinar los efectos del tratamiento en humanos, perros y gatos con Helicobacter. Los reportes iniciales sugieren que esta prueba permitirá la discriminación de perros y gatos infectados y no infectados.
Tratamiento
La ausencia general de conocimiento de la patogenicidad de Helicobacter spp. gástricos, ha significado que los veterinarios hagan frente al dilema de tratar o ignorar las bacterias espiraladas observadas en las biopsias de pacientes con vómito crónico y gastritis. Visto desde su patogenicidad en humanos, hurones, chitas y ratones, parecería prudente que se intente la erradicación de Helicobacter spp. gástricos previo a la iniciación del tratamiento con agentes inmunosupresores para controlar la gastritis. Los protocolos de tratamiento actuales están basados en aquellos hallados efectivos en humanos infectados con H. pylori. Un tratamiento experimental no controlado de perros y gatos con gastritis y Helicobacter mostró que los signos clínicos fueron altamente sensibles al tratamiento con una combinación de antibióticos y antagonistas H2. La amoxicilina (20 mg/kg PO, dos veces por día, 14 días), metronidazol (20 mg/kg PO, dos veces por día, 14 días) y famotidina (0,5 mg/kg PO, dos veces por día, 14 días) en perros, y claritromicina (30 mg PO, dos veces por día, 4 días), metronidazol (30 mg PO, dos veces por día, 4 días), ranitidina (20 mg PO, dos veces por día, 4 días) y bismuto (40 mg PO, dos veces por día, 4 días) en gatos, son combinaciones que han sido rigurosamente evaluadas. La evaluación de biopsias gástricas a los tres días (perros) o diez días (gatos) revelaron que 6/8 perros y 11/11 gatos estaban libres de Helicobacter, no obstante 8/8 perros y 4/11 gatos fueron hallados infectados a los 28 días (perros) o 42 días (gatos) después de terminada la terapia antimicrobiana.
Fuente de información:
http://argos.portalveterinaria.com/
El nivel deprogesterona en la sangre es particularmente útil para, precisamente, determinar el día de ovulación de las hembras de cría.
Sin embargo esta medida no es de utilidad para realizar un diagnóstico de la gestación. A veces, los veterinarios recomiendan medir regularmente estos niveles para diagnosticar una enfermedad llamada hipoluteinismo.
¿Cuál es la frecuencia del celo?
Tomando todas las razas en su conjunto, el celo ocurre, de promedio, cada seis meses.
Este intervalo puede variar debido a varios factores (raza, medioambiente, contacto social, tratamiento médico).
Lo que importa es la regularidad del celo. Si los celos de una hembra se producen cada vez con mayor o menor frecuencia, se deberá consultar inmediatamente a un veterinario.
Nadie sabe realmente por qué los perros tienen este extraño sistema de apareamiento, por el cual el macho y la hembra permanecen “enganchados” de 15 a 30 minutos.
Este comportamiento está asociado con la eyaculación del macho en tres fracciones distintas:
- Una primera secreción del fluidoprostático,
- Seguida de una fracción blanquecina, rica en esperma,
- Y por último, una gran cantidad de fluidoprostático, que ayuda a llevar el esperma del útero de la perra a los oviductos, donde se produce la fecundación.
Cuando los dos perros están “unidos”, y una vez el perro se gira, la fracción espermática de la eyaculación ya habrá sido enviada.
Si el apareamiento es interrumpido demasiado pronto, se reducen considerablemente las posibilidades de gestación, pero ello no implica necesariamente que la fecundación no se haya producido.
Si los perros intentan separarse el uno del otro, el criador puede, primero, intentar sujetar al macho en su sitio.
Si ya se han separado, deberá mantener a la perra con sus cuartos traseros elevados, y estimular el suelo vaginal con un dedo enguantado con el fin de provocar contracciones y estimular la migración del esperma.
El momento más fértil de la perra es al tercer o cuarto día de la ovulación, por lo que es ahí cuando el apareamiento será más fructífero.
Tanto las perras que son apareadas antes como aquéllas que son apareadas después de ese momento tienen una mayor probabilidad de, o no quedarse preñadas o tener una camada más pequeña.
Sin embargo no existe relación alguna entre el momento de apareamiento y el sexo de los cachorros.
Aparearse una o dos veces a la semana, con un intervalo mínimo de 3 o 4 días, ayuda a conservar la calidad del esperma.
Un apareamiento demasiado frecuente por un período de más de tres semanas causa una disminución del número de espermatozoides por eyaculación y un aumento de las formas anormales.
Debido a que los espermatozoides pasan menos tiempo en el epidídimo, se produce un aumento en el número de formas inmaduras, que se caracterizan por la presencia de una gota citoplasmática en el cuello o en la cola del espermatozoide.
Las sesiones de apareamiento demasiado frecuentes pueden, por tanto, causar un descenso temporal de la fertilidad por fatiga.
¿Cuándo tendrá mi perra su primer celo?
Por lo general, el primer celo llega cuando la hembra alcanza alrededor de dos tercios de su peso final adulto.
En las razas pequeñas (Yorkshire Terrier, Shih Tzu) el ciclo estral a menudo llega alrededor de los meses 6-8.
En algunas razas gigantes (Gran Danés) puede que no se observe hasta los mees comprendidos entre el mes doce al mes veinte (12-20).
En las razas medianas (Bretones, Beagles) ocurre algo intermedio (mes 8-12). No obstante, estos intervalos son promedios.
En las hembras es importante diferenciar entre pubertad (la capacidad de ovular) y nubilidad (la capacidad de llevar a término la gestación y parir) debido a que podría resultar peligroso para la hembra quedarse preñada durante su primer celo, ya que el canal del nacimiento no se ha desarrollado completamente.
La edad mínima será inferior en las razas pequeñas, ya que se desarrollan antes que las razas grandes.
Numerosos investigadores han demostrado que la fertilidad máxima no se alcanza hasta el segundo o, incluso, hasta el tercer o cuarto celo, esto es, hasta los tres años aproximadamente, independientemente de la raza.
En algunos países existen límites de edad mínima para la reproducción de la hembra, ya que estas han de estar previamente acreditadas.
Yorkshire: Apareamiento e Inseminación
La inseminación artificial (I.A.) con semen fresco implica la recogida de semen del macho en presencia de la hembra, la comprobación de su calidad y su inmediata inseminación.
Indicaciones para el uso de la I.A.
¿Para qué casos está indicada esta técnica?
La primera indicación, hoy en día, es proteger contra las enfermedades de transmisión sexual, las cuales son comunes en los criaderos.
El uso de I.A. se puede considerar en muchos otros casos como, por ejemplo, cuando el apareamiento no va según lo planeado, cuando el macho es novato, cuando hay una desproporción de tamaño entre los dos perros (el macho es demasiado grande o demasiado pequeño), cuando los dos perros no pueden aparearse de forma directa debido a un accidente, fractura, etc.
Resultados de la I.A.
Realizada en unas buenas condiciones sanitarias y técnicas, la inseminación artificial con semen fresco puede dar unosresultados excelentes, como mínimo, equiparables al apareamiento natural, o incluso mejores ya que uno puede estar seguro de que el semen es de buena calidad y de que este se depositó en la vagina correctamente. Los veterinarios, acostumbrados a realizarlas habitualmente, normalmente consiguen una tasa de éxito superior al 75 u 80%.
Aspectos prácticos
El macho y la hembra son colocados en la misma habitación. Con la mayoría de los perros, para la recogida del semen se requiere la presencia de una hembra en celo y normalmente es realizada de manera manual por el veterinario.
El semen ha de ser recogido separando las tres fracciones de la eyaculación, lo cual permite ajustar la cantidad de fluido prostático (tercera fase) y utilizar un volumen adecuado para el tamaño de la perra. Un volumen demasiado pequeño puede llevar al fracaso, mientras que un volumen demasiado grande diluye el esperma y existe el riesgo de que el semen vuelva a salir del tracto genital.
Tras comprobar la calidad del esperma, el veterinario normalmente insemina a la perra de manera intravaginal, utilizando un catéter flexible esterilizado, que no le causa traumatismo alguno a la perra. Algunos catéteres para inseminación llevan un globo hinchable que induce las contracciones vaginales asociadas con el pene del macho durante el apareamiento.
Muchos veterinarios utilizan catéteres sin globo, en cuyo caso, se han de provocar las contracciones de la hembra mediante un masaje vaginal con un dedo, protegido por un guante de látex.
Se han de mantener elevados los cuartos traseros de la perra durante cerca de diez minutos. Como con el apareamiento, es mejor evitar que la perra orine o se siente en los minutos posteriores.
El procedimiento habitual es inseminar dos veces en un período de 48 horas, excepto si el semen es de poca calidad, en cuyo caso se recomienda repetirlo cada día
El apareamiento es una importante fase para la cría, por lo que para garantizar que se produzca y evitar cualquier riesgo de lesión para la hembra y el macho, es necesario prestarle especial atención.
Preliminares
El apareamiento viene precedido de una fase de cortejo y juego, cuya duración depende de la raza o experiencia de ambos.
El semental normalmente juega un papel más activo que la hembra, si bien algunas perras estimulan o incluso provocan a su compañero si este no muestra suficiente interés.
Si la perra muestra una gran disposición y el macho tiene experiencia y es el más dominante de los dos, la penetración puede ocurrir de forma muy rápida (en menos de un minuto).
No obstante, si los dos son inexpertos, podrán producirse numerosos intentos infructuosos.
Es por ello por lo que es preferible evitar aparear a dos perros novatos.
No se trata de aparear a cualquier macho con cualquier hembra.
Sin llegar al extremo de hablar de preferencias, hay muchos factores en juego como, por ejemplo, la jerarquía – algunos machos, aún cuando sean campeones en exposiciones de belleza o en el campo de trabajo, no se aparearán con una hembra dominante si estos tienden a ser un poco sumisos.
La hembra, a veces, puede aceptar sus acercamientos pero puede alejarse en el último momento.
Por razones que superan al entendimiento humano, puede que los dos perros simplemente no se gusten el uno al otro…
Apareamiento
El semental monta a su compañera y la penetra mediante una serie de embestidas rápidas. Esto provoca a continuación un espasmo reflejo del esfínter vaginal de la perra que tiene el efecto de retener al macho hasta la consumación del acto – comúnmente se dice que los dos están “enganchados”.
El macho a menudo realiza un giro de 180 grados, quedando los dos perros con sus respectivos cuartos traseros unidos, cada uno mirando en la dirección opuesta. Esta extraña posición puede durar de 5 minutos a más de una hora, pero suele durar unos 15 minutos.
Es esencial no intentar separarlos, ya que se podría correr el riesgo de causarles serias heridas o hemorragias.
Especialmente si es su primera vez, es normal que la hembra gima lastimosamente o incluso aúlle en el momento en el que se siente aprisionada por la fuerza de sujeción que ejerce el macho incrementada por la dilatación que experimenta su tejido vaginal.
No hay razón por la que alarmarse ya que esto, normalmente, no tiene consecuencias en el resultado del apareamiento, ni en términos de impregnación, ni en el bienestar de los genitales de la hembra.
Esta “sujeción” es muy importante porque causa contracciones genitales en la perra que ayudan a que el esperma migre hacia el útero. Si el macho no permanece “enganchado” e inmediatamente la desmonta, existe el riesgo, o bien de que no todo el esperma se haya depositado en la vagina, o bien de que no consiga llegar suficiente semen al útero.
Después del apareamiento
Al finalizar el apareamiento, los espasmos vaginales disminuyen y los dos perros se sueltan.
Normalmente se recomienda evitar que la hembra orine en los 15 minutos posteriores, más o menos, para evitar que el semen salga del tracto genital.
El prepucio del macho debería volver rápidamente a su posición normal pero se recomienda comprobar que el pene se haya recogido correctamente dentro del prepucio a los 5 o 10 minutos – de hecho, si el glande permanece fuera por mucho tiempo, existe riesgo de lesión o ulceración.
Los criadores cuestionan, a veces, la utilidad de controlar de cerca el estro y determinar el momento óptimo para el apareamiento.
En la práctica, este control puede ayudar considerablemente a los criadores en su trabajo diario.
«Controlar el estro» presenta numerosas ventajas
Si el apareamiento tiene lugar en el momento óptimo, la perra tendrá una mayor probabilidad de que se quede preñada (entre el 50 y el 80% de las perras que no se quedan preñadas tras el apareamiento se debe a que no fueron presentadas al macho en el momento oportuno).
Si la perra se aparea en el momento óptimo tendrá muchas más probabilidades de gestar una camada grande (mayor prolificidad, esto es, mayor número de cachorros en la camada).
El apareamiento se suele producir cuando las condiciones conductuales son las favorables: dado que la hembra es más receptiva, el apareamiento es más fácil, reduciéndose, por tanto, el riesgo de lesiones y el tiempo requerido.
Si el apareamiento se produce lejos de casa, el viaje es más rentable (menor riesgo de fracaso) y no es necesario estar muchos días lejos de casa (menores gastos en comida y alojamiento…)
Si el macho es viejo o necesita conservar su energía, el número de intentos de apareamiento se puede reducir.
Es más fácil calcular el momento del parto (aproximadamente a los 61 días del momento de fertilidad óptimo, esto es, dos meses después del apareamiento). Por ejemplo, una hembra que se aparea el 26 de octubre – tras un seguimiento detenido del estro – es probable que vaya a parir el 26 de diciembre.
Yorkshire terrier: Ciclo Estral
En promedio, las hembras entran en celo dos veces al año, por un período relativamente breve, que puede durar entre diez días y tres o cuatro semanas.
La fase sexualmente inactiva es, por tanto, en comparación, mucho más larga.
Dos de los signos que indican que la perra está en celo son una pequeña hemorragia vaginal y el hecho de que empiezan a ser atractivas para los machos.
Este ciclo puede dividirse en cuatro fases:
Proestro
La duración de esta primera fase, durante la cual la perra está en celo pero todavía no quiere aparearse, puede ser desde tres o cuatro días hasta, en algunas ocasiones, casi las tres semanas.
Durante esta fase, la perra segrega mayores cantidades de estrógenos.
Estro
Cuando la secreción de estrógenos alcanza su punto máximo, la conducta de la perra cambia y comienza a ser receptiva a los machos.
Se inicia, pues, la fase de búsqueda de pareja (“estro” deriva del griego “oistros”, que significa frenesí).
Una vez más, la duración de esta fase puede variar de manera considerable – algunas perras sólo aceptarán a los machos durante unas horas mientras que otras lo harán durante más de una semana.
Diestro o Metaestro
Tras el celo, e independientemente de que haya habido apareamiento o no, todas las perras pasan por un período de dos meses durante el cual su funcionamiento hormonal es prácticamente idéntico.
Estas rechazan a los machos y segregan grandes cantidades de progesterona.
Este período se conoce como diestro, metaestro o fase lútea.
Este último término hace referencia a los folículos ováricos transformados en cuerpos lúteos – las estructuras ováricas que producen la progesterona.
Anoestro
Tras el celo, las perras permanecen sexualmente inactivas durante, al menos, dos o tres meses (a veces mucho más tiempo).
Celo y apareamiento
La pubertad se define como el inicio de la capacidad reproductiva, que se caracteriza por la entrada en celo de la perra por primera vez.
La pubertad se define como el inicio de la capacidad reproductiva, que se caracteriza por la entrada en celo de la perra por primera vez.
El primer celo está condicionado por la edad y por la raza de la perra
Por lo general, la perra entra en celo por vez primera cuando esta alcanza, aproximadamente, dos tercios de su peso final adulto.
Las razas pequeñas (Yorkshire Terrier, Shih-Tzu…) suelen tener el primer celo entre los seis y los ocho meses de edad.
En las razas grandes (como el Gran Danés, por ejemplo), puede no llegar hasta que la hembra no tiene entre 12 y 20 meses de edad.
En las razas medianas (Spaniel Bretón, Beagle…), se produce una situación intermedia (entre los 8 y los 12 meses de edad).
No obstante, estos intervalos no son exactos.
¿Es fácil reconocer el primer celo?
El primer celo es frecuentemente más breve que los demás.
A menudo, la perra muestra pocos signos clínicos (pequeña pérdida de sangre, poca atracción por los machos…), lo que a veces se conoce como un “celo silencioso”.
Debido a la inexactitud de este método, si una perra joven no parece entrar en celo, puede que lo haya hecho pero que haya pasado inadvertido.
Lo primero que el veterinario examinará es el tamaño de la vulva, ya que esta aumenta considerablemente de tamaño si la perra ha estado en celo.
«Falso» celo
Las perras jóvenes tienen una mayor probabilidad de mostrar “celos disociados” o “falsos celos” durante la pubertad.
Estas pueden, primero, entrar en celo, e incluso aceptar aparearse, pero el proceso es interrumpido de forma repentina, sin que se produzca, normalmente, la ovulación. A los pocos días o semanas, la perra entra en celo de nuevo pero esta vez, normalmente, sí se produce la ovulación.
Se creía que este fenómeno ponía en peligro el futuro reproductivo de la hembra pero, de hecho, este no tiene ninguna incidencia en su futura fertilidad.
¿Es aconsejable aparear a la hembra durante su primer celo?
Varios investigadores han descubierto que la fertilidad máxima no se alcanza hasta el segundo o, incluso, hasta el tercer o cuarto celo, es decir, hasta los tres años aproximadamente, independientemente de la raza.
En las hembras, es importante diferenciar entre pubertad (la capacidad de ovular) y nubilidad (la capacidad de llevar a término la gestación y parir) debido a que puede resultar peligroso para la hembra quedarse preñada durante su primer celo, ya que el canal de nacimiento aún no se ha desarrollado del todo.
La mayoría de países con intereses en la cría de perros exigen una edad mínima para que las perras con pedigrí tengan su primera camada.
Yorkshire terrier:
Celo y apareamiento
La pubertad se define como el inicio de la capacidad reproductiva, que se caracteriza por la entrada en celo de la perra por primera vez.
El primer celo está condicionado por la edad y por la raza de la perra
Por lo general, la perra entra en celo por vez primera cuando esta alcanza, aproximadamente, dos tercios de su peso final adulto.
Las razas pequeñas (Yorkshire Terrier, Shih-Tzu…) suelen tener el primer celo entre los seis y los ocho meses de edad.
En las razas grandes (como el Gran Danés, por ejemplo), puede no llegar hasta que la hembra no tiene entre 12 y 20 meses de edad.
En las razas medianas (Spaniel Bretón, Beagle…), se produce una situación intermedia (entre los 8 y los 12 meses de edad).
No obstante, estos intervalos no son exactos.
¿Es fácil reconocer el primer celo?
El primer celo es frecuentemente más breve que los demás.
A menudo, la perra muestra pocos signos clínicos (pequeña pérdida de sangre, poca atracción por los machos…), lo que a veces se conoce como un “celo silencioso”.
Debido a la inexactitud de este método, si una perra joven no parece entrar en celo, puede que lo haya hecho pero que haya pasado inadvertido.
Lo primero que el veterinario examinará es el tamaño de la vulva, ya que esta aumenta considerablemente de tamaño si la perra ha estado en celo.
«Falso» celo
Las perras jóvenes tienen una mayor probabilidad de mostrar “celos disociados” o “falsos celos” durante la pubertad.
Estas pueden, primero, entrar en celo, e incluso aceptar aparearse, pero el proceso es interrumpido de forma repentina, sin que se produzca, normalmente, la ovulación. A los pocos días o semanas, la perra entra en celo de nuevo pero esta vez, normalmente, sí se produce la ovulación.
Se creía que este fenómeno ponía en peligro el futuro reproductivo de la hembra pero, de hecho, este no tiene ninguna incidencia en su futura fertilidad.
¿Es aconsejable aparear a la hembra durante su primer celo?
Varios investigadores han descubierto que la fertilidad máxima no se alcanza hasta el segundo o, incluso, hasta el tercer o cuarto celo, es decir, hasta los tres años aproximadamente, independientemente de la raza.
En las hembras, es importante diferenciar entre pubertad (la capacidad de ovular) y nubilidad (la capacidad de llevar a término la gestación y parir) debido a que puede resultar peligroso para la hembra quedarse preñada durante su primer celo, ya que el canal de nacimiento aún no se ha desarrollado del todo.
La mayoría de países con intereses en la cría de perros exigen una edad mínima para que las perras con pedigrí tengan su primera camada.
El ciclo estral de las perras
Reproducción animal: Ciclo estral en perros
En las perras el ciclo estral se da por la repetición sucesiva de cuatro fases: Proestro, estro, diestro y anestro.
El ciclo de la perra presenta diferentes etapas:
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Proestro:
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Tiene una duración de entre 4 y 15 días, con un promedio de 9 días. Va desde que comienza el sangrado hasta que la hembra se deja servir. Se observan pérdidas sanguinolentas por vulva, los labios vulvares se agrandan y endurecen. Algunas perras tienden a orinar con mas frecuencia y otras a escapar o insistir en sus paseos habituales. La hembra atrae a los machos debido a la presencia de feromonas que estimulan los receptores olfatorios del macho, permite que la huelan pero no se deja servir. Es decir, el macho que detecta la presencia del celo intenta montarla pero ella lo aleja a través de gruñidos, en muchas ocasiones intenta morder al macho y se cubre la zona gentital.
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Estro:
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La duración de esta etapa es variable 5 -10 días. El comienzo del estro o celo propiamente dicho lo marca la aceptación del macho por parte de la hembra. El sangrado continua, aunque menos intenso, la vulva se presenta con mayor edema y mas blanda, en esta etapa la hembra es fértil, de modo tal que si es servida seguramente quedará preñada., pasado este momento volverá a rechazar al macho. La perra con frecuencia exhibe inquietud, en algunas ocasiones presenta anorexia o polifagia, presenta polidipsia y orina con mayor frecuencia.
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Diestro:
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En promedio dura 60 días. Este es el período sucesivo al celo. Algunas hembras están más tranquilas y engordan. En caso de la que la hembra no haya sido servida, es muy probable que cargue de leche sus mamas, anide objetos como si fueran sus cachorros, los transporte y les de calor, es decir, desarrolle una pseudogestación. Es un período de reposo sexual, no hay cambios hormonales, la hembra no presenta síntomas particulares ni tampoco alteraciones en el comportamiento. En caso de que la hembra servida esté preñada en este periodo se dará la gestación, el parto y la lactancia.
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Anestro:
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Va desde que finaliza el diestro hasta el próximo celo. En esta etapa no hay manifestaciones reproductivas de ningún tipo. El anestro es el periodo comprendido entre dos ciclos de actividad sexual, aquí la perra no muestra interés por los machos, ni los machos son atraídos por las hembras.
Yorkshire terrier: Ciclo Estral
En promedio, las hembras entran en celo dos veces al año, por un período relativamente breve, que puede durar entre diez días y tres o cuatro semanas.
La fase sexualmente inactiva es, por tanto, en comparación, mucho más larga.
Dos de los signos que indican que la perra está en celo son una pequeña hemorragia vaginal y el hecho de que empiezan a ser atractivas para los machos.
Este ciclo puede dividirse en cuatro fases:
Proestro
La duración de esta primera fase, durante la cual la perra está en celo pero todavía no quiere aparearse, puede ser desde tres o cuatro días hasta, en algunas ocasiones, casi las tres semanas.
Durante esta fase, la perra segrega mayores cantidades de estrógenos.
Estro
Cuando la secreción de estrógenos alcanza su punto máximo, la conducta de la perra cambia y comienza a ser receptiva a los machos.
Se inicia, pues, la fase de búsqueda de pareja (“estro” deriva del griego “oistros”, que significa frenesí).
Una vez más, la duración de esta fase puede variar de manera considerable – algunas perras sólo aceptarán a los machos durante unas horas mientras que otras lo harán durante más de una semana.
Diestro o Metaestro
Tras el celo, e independientemente de que haya habido apareamiento o no, todas las perras pasan por un período de dos meses durante el cual su funcionamiento hormonal es prácticamente idéntico.
Estas rechazan a los machos y segregan grandes cantidades de progesterona.
Este período se conoce como diestro, metaestro o fase lútea.
Este último término hace referencia a los folículos ováricos transformados en cuerpos lúteos – las estructuras ováricas que producen la progesterona.
Anoestro
Tras el celo, las perras permanecen sexualmente inactivas durante, al menos, dos o tres meses (a veces mucho más tiempo).