Reflexiones previas a la adquisición del cachorro Yorkshire Terrier
¿De compañía o para exposiciones?
En principio, todos somos personas conscientes de que un perro no es un juguete, a pesar de que, según hemos visto durante años, la clasificación de razas caninas tenia a esta como “perro de salón o de juguete”, definición que en lengua inglesa aun persiste (Toy). Al respecto querría hacer la salvedad de que los ingleses, cuando aplican este término, lo hacen cariñosamente, en un sentido que no se corresponde con el que podría derivarse de una mera traducción literal del término.
Estando así las cosas, una reflexión debe imponerse en el momento de adquirir el cachorro, en este caso del yorkie: ¿va a ser de compañía o de exposición? En este punto, hay varios conceptos por aclarar. Este perro suele ganarse a la gente, y por lo tanto, nos solemos inclinarnos por él, por su carácter, sin que ello signifique que no nos agrade tener un perro bonito desde el punto de vista de la estética.
Por lo general, quien adquiere su primer cachorro Yorkshire terrier o, de una forma más precisa, su primer Yorkie – lo hace pensando en el perro de compañía y casi nunca pretende adquirir un futuro campeón. Solamente una minoría piensa en el mundo de las exposiciones, y entonces es frecuente que no adquieran un cachorro, sino un perro jovencito, con la intención de poder comprobar que sus proporciones y tamaño serán los más idóneos para poder competir.
En una segunda fase, y como quiera que las exposiciones caninas de belleza tienen como primordial objetivo el de fomentar y difundir una determinada raza, una vez el ejemplar ha sido adquirido y el propietario haya llegado a tener una total identidad respecto a él, éste se preguntara ¿es idóneo mi perro para competir? Sea cual sea la respuesta, lo cierto es que debemos hacernos esta otra pregunta: ¿El perrito que compramos cuando descubrimos la raza es realmente de compañía? Si lo fuera, se habría cumplido ya nuestro objetivo, aun en el caso de que el ejemplar no resultara idóneo para la competición.
Averigüemos los pros y los contras de la participación del perro en exposiciones; seamos capaces de valorar si sabemos o no prepararlo para esta clase de certámenes y, por supuesto, vayamos a ver lo que ocurre en un ring, aunque sea desde fuera.
Si nuestra idea es la de conseguir un perro de competición, tengamos en cuenta que los criadores se guardan para sí sus mejores ejemplares. O bien, en el caso que decidan cederlos a terceros, lo harán cuando cuenten con la seguridad de que el perro será llevado a exposiciones y, además, en condiciones óptimas, tanto en lo que se refiere a la conservación del manto como a la presentación en general. Y éstas, no nos hagamos ilusiones, son garantías que difícilmente podremos darle al criador hasta que no hayamos demostrado que contamos con los conocimientos suficientes para poder aparecer por los ring no sólo no haciendo el ridículo, sino también con los elementos necesarios para que el ejemplar pueda ser observado en toda su plenitud y al máximo de belleza adquirida, condiciones imprescindibles para poder conseguir alguna de las clasificaciones que son precisas para iniciar un campeonato de belleza.
Bibliografía:
El gran libro del Yorkshire Terrier (Anna Vila Coma)