Consejos para superar la muerte de nuestro perro, un acontecimiento profundamente doloroso.
Tener un animal de compañía como un perro tiene muchos beneficios. Sin embargo, el momento de su muerte es un duro trance que hay que superar.
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Según un estudio publicado por la Fundación Affinity, el 76% de los españoles afirma que le gustan los animales de compañía y un 74% asegura que el hecho de convivir con uno le hace o haría, más feliz. Incluso, el 31% asegura que quiere más a su perro o gato que a sus amigos. Existen numerosas investigaciones que confirman los beneficios de tener una mascota y, en concreto, de disfrutar la compañía de un perro en el hogar. Sin embargo, la pérdida de este ser querido en la familia es un momento muy complicado y difícil de superar.
Según Cipriano Toledo, psicoterapeuta, coach y director del Centro de Psicoterapias Avanzadas, las personas que viven con un animal de compañía saben que llegará un día en que la mascota fallecerá. No obstante, obsesionarse e internar prepararse para ese momento, no es una buena idea. «Prepararse para la muerte de un perro es anticipar el dolor que producirá su muerte y, por ello, es innecesario. Lo mejor es disfrutar del él mientras esta con nosotros».
Según Cipriano Toledo, uno de los mejores consejos para ayudar a superar la muerte de un perro es comprar o adoptar otro. La persona que ha tenido uno, sabe mejor que nadie los beneficios que tiene su compañía en casa. «Muchos consideran que es mejor dejar pasar un tiempo tras la muerte del perro antes de tener otro. Sin embargo, es mejor tener otro cuanto antes. Para qué se va a prolongar el periodo de duelo si otra mascota conseguirá que se reduzca y se supere de manera natural y rápida».
Evitar los «altares»
Tras la muerte de un perro, son muchas las personas que mantienen sus cosas en el mismo lugar. La correa colgada en el mismo pomo, el plato de su comida, la cama, etc. «Si se decide, por el momento, no tener otro perro, hay que evitar “los altares”. Esto solo hará que se prolongue la tristeza y la fase de duelo», añade Toledo.
Nuevas rutinas
Existen rutinas propias de las personas que tienen un perro. «Durante los primeros días tras su fallecimiento, nos descubriremos yendo hacia la puerta y esperando que el perro nos siga para ir a la calle o esperaremos encontrarlo moviendo el rabo cuando llegamos a casa. Esta parte pasará sola de manera natural en aproximadamente 20 o 30 días». Por otro lado, si se estaba acostumbrado a pasear con el perro antes de ir a trabajar, después del trabajo, etc., conviene, sustituir estas rutinas por algún ejercicio físico. «Hay que evitar bajar al parque sin perro. Está bien que se vaya un día y se comente el suceso con los otros dueños de perros con los que se solía hablar, pero seguir bajando sin perro es mala idea».
No ocultar el dolor
Ocultar el dolor a los amigos o a la familia no tiene sentido. «Habrán conocido a nuestra mascota y nadie mejor que ellos para acompañarnos en nuestros sentimientos de tristeza», apunta Cipriano Toledo.
Si no se pasa, acudir a un especialista
Es totalmente normal, estar triste ante la pérdida de un ser querido como es un perro. Sin embargo, si este dolor y la sensación de tristeza se alarga más de dos o tres semanas, es necesario acudir a un especialista, «un duelo no resuelto puede traer problemas de salud».
Cómo superar la muerte de una mascota
Más del 90% de los dueños experimentan un trastorno en los hábitos de sueño o tienen dificultades con su alimentación. Perder un gato genera una pena más profunda que perder un perro, por María José Vélez
La muerte de una mascota puede ser un acontecimiento profundamente doloroso para las personas que conviven con ella, menos que la muerte de un familiar directo, pero más que la de ciertos parientes.
En un estudio realizado en Gran Bretaña sobre el fallecimiento de una mascota se comprobó que más del 90% de los dueños experimentaron un trastorno en los hábitos de sueño o tuvieron dificultades con su alimentación, ambos síntomas de depresión clínica. Más de la mitad se volvieron absortos y evitaron tener actividades sociales. Casi el 50% se encontró con dificultades relacionadas con el trabajo y perdieron entre uno y tres días laborales como resultado de la apatía o del bajo nivel de energía. Incluso, hay indicios de que las parejas casadas son más propensas a divorciarse después de la muerte de una mascota en casa.
La investigación sorprendió al mostrar que los individuos que pierden un gato pueden tener una pena más profunda y necesitan un seguimiento mayor que aquellos que pierden a un perro. Esto llevó a inferir a los investigadores a que las personas menos sociables prefieren la compañía de un gato, ya que a diferencia de los perros, estos son mucho más fáciles de criar en un espacio reducido y no es necesario sacarlos a pasear o buscarles pareja.
El impacto que genera la muerte de una mascota depende de cada persona y de su edad pero, en general, podría afirmarse que hay dos grupos especialmente vulnerables: los ancianos y los niños. Los niños pueden estar profundamente abatidos por esta muerte, aunque no se les note. Para los de corta edad, que desde su nacimiento han convivido con un perro o un gato y que suelen ser los que más interactúan con ellos, puede resultar especialmente difícil comprender esta pérdida. Los ancianos también pueden sufrir, sobre todo cuando su única compañía era la del animal.
Como ocurre con otras pérdidas, las personas que sufren la de un animal querido tienen que pasar por un proceso de duelo. Completar el ciclo, desde que se entierra a la mascota, visitar su tumba hasta terminar recordándolo con cariño por todos los años compartidos. También hay cementerios virtuales donde se pueden publicar fotos y leer comentarios de otras personas que han pasado por lo mismo. Conocer el testimonio de otros, y saber cómo hansuperado la pérdida, ayuda a salir adelante.
Reemplazar al animal fallecido con una nueva mascota puede ser una buena medida para recuperarse del golpe, aunque nunca de manera continua a su muerte. Adquirirla demasiado pronto podría ser contraproducente. Hay que asegurarse de que uno está en condiciones de hacerse cargo de un nuevo amigo y que éste será bien atendido.
Por María José Vélez, médica veterinaria de Mascotas Online.
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