Kirdalia Yorkshire TerrierComo elegir tu mascota

Yorkshire, Adiestramiento básico canino

Tenencia responsable
Antes de adquirir un perro conviene plantearse lo que ello significa, tanto desde el punto de vista económico, como de la responsabilidad y las obligaciones que hay que asumir para proporcionarle una vida digna y adecuada. La convivencia con un perro exige tiempo, dinero y dedicación diaria durante al menos 12 años, que es la vida media de un perro. Un perro no es un objeto de consumo, es un ser vivo al que hay que educar, alimentar, cuidar, sacar de paseo y, también establecer un vínculo afectivo con él y acompañarlo. Además, condicionará nuestros movimientos en vacaciones y viajes, cambiará la relación con los vecinos, los amigos y la familia y nos obligará a conocer y acatar las normativas vigentes relativas a la tenencia de animales domésticos y de protección animal. Si después de hacer estas reflexiones estás dispuesto a asumir el compromiso… ¡Bienvenido al club!

Existe otro grado más de responsabilidad: el de la “paternidad responsable”. Los refugios acogen a muchos perros «huérfanos» por la desidia de algunos dueños a la hora de controlar la reproducción de sus mascotas que ante partos no deseados se deshacen de esta manera de los cachorros.

Si no nos vamos a dedicar a la cría deberemos tomar una decisión al respecto y, si no podemos controlar sus épocas de celo para evitar los apareamientos fortuitos y sus frutos, es preferible la castración o esterilización, sean machos o hembras.
Comprar o adoptar
La adopción es una alternativa que se extiende y un acto solidario, tanto si se hace directamente en un refugio como si es de la camada de algún amigo o conocido o de la propia calle. En este último caso lo primero es visitar al veterinario para que lo examine, desparasite y vacune; mientras que en los refugios suelen entregar a los animales ya tratados e incluso esterilizados.Si efectuamos su compra en un criadero o tienda especializada podremos elegir una mascota más acorde a nuestras posibilidades o deseos, en cuanto a sexo, edad y raza, así como exigir garantías, registros y certificados, conocer cómo se ha criado el cachorro, cuál ha sido su hábitat, quiénes son sus padres e incluso escogerlo de entre varios de una camada, según la afinidad, comportamiento, vivacidad o sociabilidad que observemos en él.

El Perro Adecuado

Signos de salud
A la hora de elegir nuestro perro, debemos asegurarnos que se encuentra en perfecto estado de salud. Para ello, observaremos que tiene:
– Ojos limpios, claros y brillantes.
– Encías rosadas, sin mal aliento y trufa húmeda y limpia.
– Buen aspecto, limpio y bien alimentado
– Actitud alegre y curiosa, no miedosa ni agresiva y buena reacción frente al ruido.

¿Macho o hembra?

Esta es una cuestión de preferencias personales, aunque en general existe la tendencia a elegir machos. Sin embargo, las hembras suelen ser más cariñosas, obedientes y fieles. Presentan la incomodidad de sus épocas de celo, que se producen dos veces al año, duran unos 20 días y requieren un poco más de atención. Los machos, por su parte, son más independientes y se excitan sexualmente siempre que en los alrededores hay una hembra en celo y, por lo mismo, pueden resultar más agresivos y propensos a las peleas y a las fugas; a su favor tienen el ser mejores guardianes que las hembras.Si queremos dedicarnos a la cría, lo que es preferible dejar en manos de los profesionales, es aconsejable elegir un buen ejemplar de raza, sea macho o hembra, y escoger cuidadosamente la pareja cuando llegue el momento del apareamiento.
¿Cachorro o adulto?

Hacerse con un cachorro de entre 8 y 10 semanas tiene sus ventajas, en cuanto a la fortaleza del vínculo que se establece con él y por la posibilidad de educarlo a nuestra medida; como contrapartida, los cachorros exigen mucha más atención, tiempo, paciencia y cuidados, sobre todo durante el primer año de vida, además de los pequeños destrozos que seguramente causarán en el hogar.Un perro adulto o a partir de siete meses puede parecer a simple vista una opción más cómoda, puesto que ya estará educado en las cuestiones básicas, como hacer sus necesidades durante el paseo y obedecer algunas órdenes, también habrá superado las épocas de riesgo de enfermedades y generalmente contará con las debidas vacunas; aunque siempre existe el riesgo de que el animal tenga vicios de comportamiento difíciles de erradicar y nos cause algún quebradero de cabeza, sobre todo si ha crecido en un ambiente desfavorable.
Elegir la Raza

Aspecto y carácter

Las modas marcan muchas veces las preferencias por una u otra raza de perro; sin embargo el carácter y la salud de un perro son más importantes que su aspecto.
A partir de las ocho semanas de vida es posible vislumbrar su modo de ser e incluso existen test que facilitan la tarea. Hay que tener en cuenta que cada raza tiene unas características propias e incluso propensión a determinados problemas de salud, como pueden ser los relativos a la estructura ósea o a problemas con los ojos. Cada perro, a su vez, tiene unas peculiaridades individuales de las que debemos informarnos, preguntando al propio criador que sabrá orientarnos sobre los cuidados especiales que requiere el nuestro.
No conviene, en cualquier caso, hacer experimentos y anteponer nuestras preferencias a la realidad de la vida cotidiana y si nuestro sueño es tener un podenco o un perro nórdico, por ejemplo, antes habrá que pensar en el espacio para correr que necesita el primero o el clima que requiere el segundo.

Existen más de 400 razas catalogadas de perros: pequeños, como el Yorkshire, uno de los más extendidos en su tamaño, vivaz, muy adaptable a la convivencia y paciente con los niños; grandes, como el clásico Pastor Alemán, buen guardián, valiente y sensible o medianos, como el Cócker, siempre de moda, cariñoso y alegre.Salvo excepciones, los perros de tamaño pequeño son más fáciles y baratos de mantener, viven más años que los grandes y no necesitan demasiado ejercicio diario. Por el contrario los perros grandes son más costosos,necesitan bastante ejercicio y pueden ser buenos guardianes y muy protectores con los niños.Como norma general se elegirá perro pequeño o mediano para vivir en la ciudad o en un piso y siempre perros cuyos cuidados estén en proporción al tiempo libre del que se dispone y de la experiencia en la tenencia de perros. Si se es principiante es mejor no elegir una raza cuya educación, por ejemplo, deba ser muy estricta, como en el caso de los considerados peligrosos o cuyo pelaje requiera constantes cuidados.

Sólo informándonos concienzudamente de las características y necesidades de cada raza podremos acertar con el perro adecuado a nuestro estilo de vida.

La llegada a casa

El equipo necesario

Si se trata de un cachorro, lo ideal es que entre en casa con 8 o 10 semanas de vida y no antes. Para ese momento hay que tener preparado un equipo básico que consistirá en: cama, manta, comedero y bebedero (para comida y agua), collar y correa, cepillo o peine y juguetes adecuados.
Hay muchos tipos de collares y arneses, pero en cualquiera de los dos casos, deberá llevar una placa de identificación o cualquier otro accesorio con la dirección y el teléfono del dueño.
En cuanto a correas también las hay de distintos tipos, extensibles, regulables con mosquetón o sencillas correas fijas, la elección depende del tamaño del perro y de nuestro gusto, pero son de uso obligado en prácticamente todas las localidades.Para la elección de la cama, lo importante es que lo proteja del frío del suelo y tenga las dimensiones suficientes como para que el perro se sienta cómodo en ella. Para los comederos y bebederos (comida y agua), es importante que sean de material pesado, acero ó acrílico por ejemplo, tengan una base antideslizante y tengan el suficiente tamaño para que el perro no derrame fuera el alimento. Por último, cepillos o peines vendrán definidos por el tipo de pelaje, largo o corto, liso o duro, del perro.
Además de los accesorios básicos, hay otros que son de máxima utilidad, como los que se utilizan en el coche, para que el perro viaje más cómodo y seguro, como redes protectoras, rejillas de aireación que se acoplan en las ventanillas o mantas especiales que transforman el asiento posterior en una especie de bañera que impide que ruede o caiga en caso de frenazo.

Principios de convivencia

Su nombre es el primer regalo que le hacemos a nuestro perro y a través del cual él va a reconocer su vínculo con nosotros. El nombre ideal es corto, y debe sonar claro, preferiblemente de dos sílabas y conteniendo las vocales más fuertes : a, o y u. La educación y el adiestramiento en los hábitos de aseo es lo primero que debemos enseñarle a un cachorro, lo que nos llevará alrededor de 6 semanas. Al principio se le sacará después de las comidas y en lo sucesivo, y como norma, deberá salir a la calle a pasear cuatro veces al día,independientemente de las salidas que pueda hacer al jardín, si lo hubiera y por muy espacioso que sea. También, y desde el primer momento de su llegada, el perro contará con un espacio propio para descansar y otro para comer y tendrá vetada la entrada a determinadas habitaciones para evitar destrozos durante el tiempo que permanezca solo en casa, que no debería ser superior a 8 horas. Con cariño, firmeza y constancia debemos aprovechar, desde los primeros meses de vida, su predisposición natural al aprendizaje y a la pertenencia a un grupo. De otro modo será un animal desorientado y problemático.

Instruir jugando

El juego no es algo que hayamos inventado ahora como un tipo de terapia para que el perro no rompa nuestras cosas. El juego responde a su naturaleza social y al instinto de caza. Así, el atrapar una pelota o juguete podría ser el igual a cazar una presa en estado salvaje.
Un perro necesita jugar, ya sea con otros perros, con las personas o con objetos, gracias a los juegos se hacen más hábiles y se vuelven menos destructivos en casa porque gastan energías y se entretienen. Si el perro no juega, lo más probable es que termine con nuestro jardín. El juego es una forma eficaz de establecer los rangos en la casa y de ejercitar su organismo.Una vez que el perro ha aprendido ciertas normas básicas como el «quieto», el «sentado”, el «abajo», el «ven» o el «suelta», nuestro perro estará en condiciones de ser liberado de vez en cuando en un espacio abierto que sea lo suficientemente seguro. El perro agradecerá el poder gastar energías a su gusto con una carrera libre. Nuestra mascota se divertirá mucho con los paseos frecuentes en entornos naturales, lejos de automóviles o zonas que entrañen cierto peligro. Esta es una de las formas de entretenimiento más sanas.

Si jugamos con el perro, por ejemplo tirando una pelota, estaremos reafirmando nuestra autoridad, ya que él sabe que depende de nosotros para que el juego sea entretenido. Si hacemos esta actividad algunos minutos durante el día el perro no necesitará de un paseo tan largo y por lo tanto estaremos ahorrando minutos de nuestro tiempo. Es necesario entregar un juguete en forma permanente al perro, de este modo, cuando nosotros no estemos con él, lo morderá para relajarse, evitando así daños lamentables en nuestros objetos, además de posibles daños a sus encías o muelas por comer cosas indebidas.

El jugar con otros perros también es muy importante. Un perro necesita de la interacción con sus iguales, por eso el acostumbrarlo desde pequeño a ir a un parque a jugar es muy bueno. El perro se socializa, gasta energías y se siente más confiado. Si se tiene más de un perro en casa, puede ser buena idea entregarles juguetes comunes. Deberemos tener presente que en ocasiones puede surgir un conflicto serio por la posesión del juguete, en tal caso lo retiraremos para evitar peleas.

Los juguetes menos apropiados….
• Juguetes que puedan ser cortantes
• Jamás entregar zapatos viejos como un juguete, ya que el perro no entiende si es viejo o no, sólo entiende que es algo de su amo, y a futuro podría hacer lo mismo con un zapato nuevo.
• Objetos que puedan ser tragados, deben ser siempre más grandes que su hocico.

Los juguetes son siempre aconsejables y es que las virtudes son varias: Evitan el uso de piedras que destrozan la dentadura o palos que se astillan con facilidad. Un perro acostumbrado a juguetes no buscará obsesivamente otros utensilios sucios o perjudiciales. El juego de tirar y traer es divertido para ambos y fomenta la obediencia y el vínculo afectivo. Pero atención, el amo siempre debe ser quien guíe el juego, y debe saber ponerle punto final, haciendo que el perro obedezca.
Aprende a decir que «No»
Cuando empezamos a educar a un cachorro una de las palabras más empleadas es “no” y muchas veces la utilizamos de manera incorrecta. Entre las normas básicas destaca la de separar el “no” del nombre del cachorro, ya que este debe quedar asociado siempre a cosas buenas, de tal manera que al oírlo ponga rápidamente su atención en nosotros.
Es importante emplearla en el momento adecuado, dándole la entonación adecuada y para reprenderle. En caso contrario perderá toda su eficacia para educar a nuestro cachorro.
Ha de decirse siempre en tono firme y serio. Muchas veces la forma de decirlo es más importante que la palabra empleada. Si lo reprendes con un tono dulce, con el mismo que empleas para darle mimos no entenderá nada. Tu perro quedará confundido.
No hace falta que repitas varias veces la palabra «no», bastará con una sola vez pero de manera firme y enérgica, no dejes lugar a dudas.
Úsalo en el momento adecuado: di «no» en el momento preciso en que está realizando la conducta que quieres reprimir, sino corres el riesgo de conseguir el efecto contrario.
Tu perro no te querrá menos por regañarlo cuando sea necesario. Todo lo contrario, es frecuente que adoren a aquel que sabe quererlos y reprenderlos cuando hace falta. Nunca se sentirá confuso con esa persona y sabrá distinguir las muestras de cariño y las reprimendas necesarias.
Reeducar a nuestra mascota: cómo corregirlo
Son muchas las personas que se encuentran con el mismo caso; no haber sabido orientar la educación de su mascota en los primeros meses o acoger al perro una vez que ya es mayor y ha pasado el periodo de socialización.Todas las malas costumbres son diferentes según la experiencia concreta del perro, pero en mayor o menor grado son siempre corregibles siguiendo un programa de reeducación. En estos casos es recomendable contar con la ayuda de un especialista que nos oriente sobre las pautas a seguir. Algunas recomendaciones generales serían:

Procura que, aunque aprenda poco a poco, haga algo ordenado por ti. Puedes comenzar a enseñarle a sentarse o echarse, antes de recibir una recompensa verbal o de comida.
Asegúrate que el perro está siempre bajo tu dominio, que te trata como el jefe en casa y en el exterior. Llévalo siempre con correa o una correa larga extensible hasta que exista la certeza de que obedece tus órdenes.
Persevera en estos dos o tres comportamientos básicos, ya que las malas costumbres no se solucionan en dos días. El tiempo medio para aprenderlas es de varias semanas.
En algunos casos el comportamiento del perro puede salir de lo aceptable y constituir un peligro para desconocidos, niños o para nosotros mismos. Si los daños son excesivos o la actitud del perro se vuelve agresiva es imprescindible consultar con un especialista en comportamiento. Él nos dará las soluciones más efectivas.

Conocer su Temperamento

Si escogemos a nuestro perro en una protectora, puede que tenga problemas de conducta debidos a la experiencia del abandono. Con un poco de dedicación la mayoría de estos problemas se pueden solucionar, lo que genera una profunda satisfacción al propietario así como un fuerte vínculo con su nuevo perro. Las devoluciones, provocadas por personas que eligen al perro por su aspecto y no por su temperamento, o que lo valoran como un juguete, afectan al animal en su comportamiento normal. Para estar seguros de cual es el perro ideal según nuestra forma de vida y nuestro propio temperamento es recomendable preguntar al especialista de la tienda o protectora donde lo vamos ha adquirir.


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