La “tipicidad” en los juicios del Yorkshire Terrier
Fuente de información: Federación Canófila Mexicana A.C.
Por D. Carlos Salas y Dª. Ana Mesto
Jueces Internacionales de la F.C.I.
Especialistas en Yorkshire Terrier y criadores con el afijo “La Villa y Corte”
La raza Yorkshire Terrier comenzó su andadura hace ahora algo más de un siglo en el Condado de Gran Bretaña del que tomó su nombre, “Yorkshire”. No fue producto de la casualidad, ni de una mutación, ni tampoco de la cuidada selección de castas y troncos ya existentes, como ha sido el caso en la inmensa mayoría de las razas caninas existentes, por el contrario, el Yorkshire es, en cierta forma, una raza creada por el hombre. Un proyecto perfectamente ideado y desarrollado por un grupo de criadores, usando como material de partida perros del todo heterogéneos. Una labor magistral que deja bien a las claras las increíbles posibilidades que ofrece la especie canina cuando se unen conocimientos, sensibilidad, rigor, constancia y, sobre todo, unas metas claras compartidas por un grupo de criadores entusiastas.
La idea común que inspiró a aquellos clarividentes pioneros en la segunda mitad del siglo XIX fue la de crear un pequeño perro de lujo, lleno de refinamiento y “glamour”.
Las características esenciales, que constituyen su “tipicidad” racial, siguen hoy día siendo las mismas:
- Tamaño pequeño.
- Orejas más bien chicas,erectas, de forma triangular.
- Cuerpo compacto.
- Manto de pelo largo y sedoso,
- Colores dorado y azul en distribución bien definida
- Y un carácter alerta, lleno de vida, con cierta “chispa” terrier, equilibrado, sociable y dotado de gran inteligencia.
Al comenzar el siglo XX, las mejores líneas de sangre habían logrado ya una estabilidad en el tipo deseado. Nuestros “yorkies” de hoy, a través de más de treinta generaciones bien documentadas, reciben ese legado de “tipicidad” que hay que conservar y perpetuar como un tesoro. La maquinaria genética que mantiene unidos en la raza sus rasgos característicos es sumamente frágil y requiere una cría muy consciente y escrupulosa. Y una de las herramientas que han demostrado su eficacia a lo largo de los años en la selección y salvaguardia de la “tipicidad” han sido las exposiciones caninas y, dentro de éstas, las exposiciones especializadas. Gracias a ellas, los criadores tienen un valioso escaparate dónde conocer de primera mano los ejemplares más valiosos de la raza en cada momento, contrastar sus ejemplares con los demás y recibir unas evaluaciones de sus virtudes y defectos por parte de los jueces.
Los rasgos “típicos” en el Yorkshire Terrier:
Sobre todo, cuando se juzgan especializadas de la raza Yorkshire Terrier, a nuestro modo de ver y, a la hora de evaluar un ejemplar, el juez debe tener muy en cuenta los rasgos que constituyen la “tipicidad” de la raza y ponerlos un escalón por encima de aquellos rasgos que afectan a la construcción, el movimiento, la distinción (“showmanship”), el nivel de arreglo o el nivel de presentación. Por supuesto, todos los factores cuentan, pero la tipicidad manda. Sin tipicidad, todas las virtudes de movimiento exuberante, línea superior impecable o grooming perfecto, se convierten en algo de nulo valor en la tarea selectiva. Hay unos cuantos rasgos que le dan a una raza su especial personalidad y la diferencian de todas las demás. Esos rasgos son los que deben ser puestos en lugar preferente, porque constituyen sus señas de identidad.
La primera y fundamental premisa que debe cumplir un Yorkshire Terrier es “ser un Yorkshire Terrier” y poseer en grado relevante los atributos esenciales de la raza.
La cabeza y expresión, la textura del pelo, el color del manto, la talla y el carácter, son esos elementos esenciales de la tipicidad del “Yorkie”.
Vamos a dar un repaso a cada uno de ellos y a la manera de evaluarlos en una Exposición.
1) La cabeza
La cabeza en cualquier raza es una parte fundamental de la tipicidad y, en el Yorkshire, no es una excepción. Debe contribuir a la expresión alerta e inteligente demandada por el Estándar de la raza y también a darle un toque de refinamiento, distinción, clase y glamour.
El Estándar pide que sea más bien pequeña con relación al cuerpo. Por tanto, las cabezas grandes, demasiado fuertes, por desgracia bastante frecuentes últimamente en los rines, no son deseables en el Yorkshire Terrier y se apartan de su tipicidad.
El cráneo no debe ser prominente y redondo, propio del Chihuahueño o el Shih Tzu y el hocico no debe ser tampoco muy largo. Nosotros, en nuestros juicios, buscamos un justo medio entre estos dos rasgos. Los cráneos muy planos suelen ir acompañados de un hocico muy largo y apuntando hacia abajo (down face) lo que da una expresión más bien insulsa, mientras que los hocicos demasiado cortos suelen ir acompañados de un cráneo muy redondeado con excesiva “cara de muñeca” (doll face) de expresión dulce y amorosa pero no ideal para esta raza. En el punto medio está para nosotros la justa medida.
Ojos oscuros almendrados de justo tamaño y posición, con bordes de los párpados también oscuros y unas orejas pequeñas, erectas, triangulares y no muy separadas, son rasgos indispensables para una cabeza con la expresión ideal. Unas orejas grandes o alargadas, le dan al Yorkie una apariencia alejada de su tipicidad y más en consonancia con el Silky Terrier.
2) La textura sedosa
La textura del pelo es otro rasgo fundamental en la tipicidad del Yorkshire Terrier. Desde los albores de la raza, se ha estado de acuerdo en buscar y seleccionar una textura sedosa y abundante en la que cada pelo parece tener existencia propia y no se apelmaza con los demás. Esa textura sedosa refleja la luz produciendo brillo metálico y además es fría al tacto, como la seda. Esta cualidad se puede apreciar en los dedos de la mano contraria a la que se coge el cepillo en un cepillado rápido y continuado. Las texturas algodonosas y lanosas suelen tener mucha densidad, son más opacas y mates, no reflejan tanto la luz y las más de las veces, van asociadas a un color negro, incluso en la edad adulta. Los genes que determinan la textura del color dorado y los que ordenan la estructura en el color azul o negro son diferentes, así podemos observar casos curiosos en algunos ejemplares que tienen el dorado de la cabeza y patas de textura sedosa y el cuerpo de trama algodonosa o viceversa. En lo que respecta a este rasgo de la textura nosotros somos absolutamente estrictos y relegamos en las exposiciones a todo ejemplar que no tenga el manto claramente sedoso.
3) El color
Sin duda, es la parte más difícil y controvertida de la raza. Hay acuerdo general en que los colores deben ser dorado (tan) para la cabeza, el pecho y las patas y el color azul acero para el manto del cuerpo.
El problema surge a la hora de calibrar la intensidad del color, sobre todo en lo que atañe al azul. En lo que respecta al “dorado”, existe un consenso mayoritario en que la intensidad ideal es la que corresponde a una alianza de matrimonio con oro de 22 quilates. Así mismo, cada pelo debe ser más intenso en la raíz y, gradualmente, hacerse más claro hacia las puntas. Hoy día, cada vez es más raro encontrarse con un color de tan ideal, intenso y brillante, sin pelos oscuros entremezclados y con las tres gradaciones desde la raíz a las puntas. En general, o bien el color es demasiado pálido o, en el otro extremo, con tendencia al rojizo, que tampoco es ideal.
Es por ello que, en nuestros juicios, valoramos como un mérito de primer orden un buen color de tan y más si va acompañado de una exacta distribución, sin invadir zonas del cuello o de brazos y muslos traseros (fenómeno conocido como “running up”).
Conviene saber que los jueces de Yorkie comprueban que las marcas de cada color ocupen su correspondiente lugar y para ello abren con el cepillo una línea vertical por encima de las patas delanteras, en los muslos y por el centro del cuerpo. En todos estos sitios el color debe corresponder al azul. El Estándar de la raza hace constar que debe ser de tonalidad “oscura”, para diferenciarla claramente del tono “plateado”. Lógicamente siempre hablamos de ejemplares adultos, con dos años o más.
Es sabido que los cachorros nacen de color negro con pequeñas marcas de tan y, en su juventud, comienzan una evolución que convertirá el negro en azul. Este cambio está producido por genes que diluyen el color negro y, si este proceso no se ha hecho evidente cuando el ejemplar ha cumplido dos años, es ya muy difícil que aparezca el óptimo “azul acero brillante”.
El negro en la edad adulta, que pone en evidencia la falta del “gen de dilución”, es del todo indeseable, tanto en lo que se refiere a las exposiciones como en la cría.
Existen varios tonos de “azul acero” que nosotros consideramos correctos a la hora de juzgar. Estos tonos van desde el “azul acero” muy oscuro hasta una tonalidad media que no llega a plateado y siempre con brillo metálico. Aunque el tono uniforme es el preferido, es bastante normal que aparezca alguna banda de color más claro habitualmente a la altura de los riñones, que nosotros no consideramos penalizable. Cuando el tono del color azul es muy oscuro, es más lento el proceso de desaparición de las tiras de pelo negro en el dorado de la cabeza. Hay que hacer notar que es indispensable, para un buen color, que el ejemplar tenga una textura sedosa. Sin la textura adecuada es prácticamente imposible lograr el color óptimo en el Yorkie, que los “clásicos” comparaban al color de la pólvora en un barril iluminado con una lámpara.
4) La talla
La talla es otro aspecto esencial y también forma parte de la “tipicidad” en el Yorkshire. No es de recibo sobrepasar los límites que marca el Estándar con la excusa de que en los ejemplares más grandes es más fácil lograr mejores estructuras, mejor movimiento o más competitividad en los Grupos y Best in Shows…
El Estándar del Kennel Club de Gran Bretaña, que es el aceptado por la Federación Cinológica Internacional, es muy escueto y preciso en este apartado. Especifica que el máximo peso permitido es de 3 kilos con 175 gramos (7 Libras). Como podemos fácilmente comprender, el peso no es una referencia exacta de la talla, porque un ejemplar de constitución robusta de talla pequeña puede pesar más que otro más alto con hueso fino y poca sustancia. El criterio que para nosotros es importante es que el Yorkie es un perro pequeño y exquisito. Así lo querían los pioneros de la raza y así lo sanciona el Estándar. Pero es también cierto que, una gran parte del público, tradicionalmente ha tendido a sobrevalorar las tallas excesivamente pequeñas, con el peligro de incorporar a la raza las taras que normalmente acompañan al “enanismo”, como fontanelas abiertas en la cabeza, salud delicada y estructuras defectuosas, amén de criar hembras no aptas para la reproducción.
En la cría, el método que históricamente ha ofrecido mejores resultados ha sido usar reproductores, tanto machos como hembras, de talla intermedia. El método ampliamente usado de emparejar hembras grandes con machos de talla muy pequeña sólo contribuye a la reproducción de tallas extremas y a crear una gran falta de homogeneidad en la raza. En los límites marcados por el Estándar, es perfectamente posible criar ejemplares típicos, bien construidos, de excelente movimiento y carácter exuberante.
Cito fuente de información Por D. Carlos Salas y Dª. Ana Mesto Jueces Internacionales de la F.C.I. Especialistas en Yorkshire Terrier y criadores con el afijo “La Villa y Corte” Federación Canófila Mexicana A.C.